El inversionista multimillonario y republicano, Paul Singer, compró una cantidad de acciones de la red del pajarito y pretende desplazar al actual CEO, el izquierdista Jack Dorsey
De la mano de Twitter, Trump podría ganar en el mundo 2.0
La noticia pasó casi desapercibida, y pocos se dieron cuenta del peso que podría tener en la campaña presidencial de Estados Unidos: el multimillonario Paul Singer compró un porcentaje de acciones de Twitter y su próximo paso será convencer al directorio de la compañía de desplazar al CEO y cofundador Jack Dorsey.
De lograrlo, la red del pajarito podría convertirse en una de las principales herramientas de campaña de Donald Trump por el hecho de que Singer es un férreo republicano y Dorsey, quien nunca ocultó su ideología de izquierda e incluso apoyó con grandes donaciones a Bernie Sanders y otros candidatos progresistas.
Si bien Singer fue muy crítico de Donald Trump en 2016 (se lo incluía dentro del grupo de los "never trumpers"), a fines de 2017 tuvo una reunión con Trump luego de la cual manifestó su apoyo al presidente para una posible reelección.
Bajo el mando de Dorsey, la red incluso impuso nuevas normativas de uso para las campañas políticas. Una de ellas fue exigir que los anuncios políticos provengan de cuentas identificadas y certificadas "dentro de los Estados Unidos."
En octubre del año pasado, Dorsey anunció que la red no permitiría ningún anuncio político porque "Si bien la publicidad en Internet es increíblemente poderosa y muy efectiva para los anunciantes comerciales, ese poder conlleva riesgos significativos para la política, donde puede usarse para influir en los votos y afectar la vida de millones".
Es extraño que "influir en los votos y afectar la vida de millones" que es, en definitiva la razpon de hacer campaña, sea motivo de prohibición para Dorsey.
En Estados Unidos, un país adonde el voto es optativo, las campañas se han instalado mucho más en las redes sociales que en las calles, por lo que un cambio tan rotundo de color político del CEO podría ser la base de la victoria de Trump, al menos en el mundo 2.0