Con el consumo y la actividad en una meseta, hay más firmas complicadas. Dulcor, Garbarino, Vicentin, entre las destacadas.
Crece la cantidad de empresas que deben reestructurar su deuda
La reducción del consumo y de la actividad económica desde abril de 2018, se vieron marcados por las sucesivas devaluaciones y la considerable suba de la tasa de interés, que también afectó el acceso a la financiación de las compañías.
En este contexto, las empresas deben reestructurar sus deudas. Así fue el caso de Vicentin, una de las mayores exportadoras de granos del país, que fue declarada en default, y la papelera Celulosa Argentina, que salió de esa situación días atrás. Además, la cordobesa Dulcor, que tiene plantas en Mendoza, entró en cesación de pagos, y Garbarino se puso en venta. Especialistas opinaron sobre la situación.
Fernando Garabato, de la consultora BDO, aseguró a Perfil que "hay empresas extranjeras a las que el manejo de la coyuntura argentina les resulta complicado y venden sus unidades de negocios a empresarios argentinos con mayor capacidad de moverse en la volatilidad".
Por su parte, Miguel Arrigoni, de First Capital Group, uno de los negociaciones en la deuda de Garbarino, dijo: "Las empresas que están endeudadas están en la cornisa; no hemos visto el final, esto va a seguir".
"Por la cantidad de deuda acumulada, muchas empresas están descapitalizadas, el bardo se sigue hundiendo, no al ritmo de antes, pero se hunde porque le entró mucha agua", añadió.
El economista Alfredo Gutiérrez, del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, acordó que las medidas han sido positivas y alivian a las empresas pero "cuando se arrastran dos años de recesión, la mochila llega muy cargada y no alcanza".