Una columna de opinión escrita por la diputada nacional Claudia Najul.
Cornejo y la recuperación de la política en Mendoza
Mendoza está a unas cuantas horas de concretar algo que hacía demasiado tiempo no veíamos: una transición política ordenada. Lo que debería ser una norma en cualquier traspaso de poder, en nuestra Argentina tristemente acostumbrada al desorden y a las idas y vueltas, no lo es.
En los últimos meses hemos hablado mucho de lo que deja la gestión de Alfredo Cornejo en la provincia en cada área de gobierno. Pero creo que ahora, esperando por la llegada de Rodolfo Suárez al sillón de San Martín, es un bueno momento para esbozar algunas reflexiones más generales.
El gobernador Cornejo logró, con trabajo duro y una pasión enorme, la recuperación de la política como herramienta de transformación en el ámbito local. No me refiero aquí únicamente a la participación de jóvenes y grandes en los asuntos públicos -desde luego un aspecto muy relevante- o a su capacidad para coordinar un frente tan diverso como Cambia Mendoza, sino a algo mucho más concreto: demostró que, con honestidad y transparencia, fue posible poner a flote un barco que llevaba años a la deriva; que dotar de equilibrio y previsibilidad al funcionamiento del Estado es la piedra fundamental para avanzar en grandes cambios.
Con una administración prolija y austera, trazándonos objetivos serios y responsables a corto, mediano y largo plazo, le pusimos punto final al Estado retirado e ineficaz que cimentó el PJ. En los hechos y en el plano simbólico, con buena política derrotamos a quienes bastardearon la palabra demasiado tiempo.
La capacidad de Alfredo Cornejo para condensar intereses diversos, por momentos contradictorios, en pos de una Mendoza renovada y pujante, nos ilusiona a quienes lo tendremos de compañero en la Cámara de Diputados el próximo año. El Gobierno de Macri, por un contexto complicadísimo pero también por impericia propia, tardó demasiado en hacer una convocatoria para avanzar hacia los acuerdos necesarios -a nivel político, sindical, empresarial y con la sociedad civil- para darle estabilidad a un país convulsionado.
En este sentido, que el radicalismo y la oposición cuenten entre sus filas con un hombre con la espalda del (casi) exgobernador, nos da la seguridad de que de nuestro lado habrá siempre una vocación firme de diálogo para buscar los consensos amplios y estratégicos imprescindibles para pensar otra Argentina.
Genera muchísima ilusión la impronta particular que le imprimirá Suárez a su gestión. Portezuelo del Viento, infraestructura vial, el tránsito hacia una provincia verde e inversión fuerte para convertir a Mendoza en un polo de conocimiento e innovación tecnológica son algunos de los puntos que marcarán el paso del nuevo gobierno. Esperemos que el país pueda enderezar pronto el rumbo para garantizar una macroeconomía sana que nos permita seguir desarrollando genuinamente a la provincia.