Crimen sollicitationis se llama la técnica y fue desnudada por un ex sacerdote.
Coletazos del Próvolo: el "protocolo" de la Iglesia para ocultar sus delitos
Crimen sollicitationis. Tal es el nombre del protocolo que utiliza la Iglesia católica para ocultar sus propios delitos, incluidos aquellos relacionados con el abuso sexual infantil.
Quien lo explica es el ex sacerdote Adrián Vitali, quien fue cura en Córdoba y dejó los hábitos luego de que la mujer con la que había iniciado una relación amorosa quedó embarazada.
Según explica diario Página/12, que lo entrevista, la jerarquía católica le ofreció mandarlo a otro destino y que la Iglesia se hiciera cargo de la manutención de la criatura si renunciaba a su paternidad. "Desde hace varios años investiga los casos de abuso sexual infantil en instituciones religiosas, con vistas a plasmar sus apuntes en un libro", avanza el mismo matutino.
Luego, llega la hora de la entrevista, imperdible:
-¿Por qué si ya habían sido denunciados en Italia, los curas que terminan condenados ahora por los aberrantes hechos de abuso sexual llegaron al Instituto Próvolo en Mendoza?
-Porque la iglesia tenía un protocolo interno que se llamaba "Crimen sollicitationis" para ocultar sus delitos, donde se instruía para actuar en estos casos. Si la familia de la víctima denunciaba el caso de abuso frente al obispo, siguiendo el protocolo el obispo indemnizaba a la familia y tenían que firmar un documento de confidencialidad. Nadie podía hablar de lo que había pasado. Al cura abusador lo trasladaban de lugar, a otras diócesis o a otros países, como a los curas homosexuales o con hijos. Por eso muchos sacerdotes de Estados Unidos, Irlanda y Alemania fueron trasladados a América, para seguir haciendo lo que hacían en sus países, pero con más impunidad. Siempre prevalece el prestigio de la institución a los derechos de las víctimas. Siempre que hay impunidad hay complicidad política judicial y eclesiástica. Ese protocolo es de 1962, fue redactado durante el pontificado del llamado "Papa Bueno" Juan XXIII.
-¿Sigue vigente?
-Ese protocolo se ha ido modificando, le van cambiando el nombre, pero sigue vigente, con las indicaciones de cómo actuar en esos casos. A partir de la presión internacional, por las denuncias y los hechos que se fueron conociendo, se cambia de "Crimen sollicitationis" a "Delictis gravioribus": son documentos internos del Vaticano para ocultar sus crímenes.
-¿Qué cambió con la llegada de Francisco I al Vaticano?
-El único Papa que aportó algo para resolver el problema fue Benedicto XVI cuando planteó tolerancia cero con la pederastia. Y la respuesta de las mafias vaticanas fue el Vatileaks. Cuando el mayordomo del Papa le robó los documentos de su escritorio y aparecieron publicados en un libro, secretos que involucraban al Vaticano en hechos de corrupción, donde se descubrieron diversos chantajes a obispos homosexuales, todo ese escándalo salió a la luz en 2012. Francisco sigue detrás de los acontecimientos en los casos de pederastia. Cuando fue a Chile primero los defendió a los obispos denunciados y después tuvo que pedirles la renuncia cuando eran abrumadoras las pruebas. En Argentina el emblema de la pederastia que expone a la iglesia es Julio César Grassi, que sigue siendo cura y que sostiene que Francisco no le soltó la mano. Parece que Grassi tiene razón. Francisco representa a la iglesia más genuina, solo reacciona cuando las cosas son irreversibles. Quizás por el caso Grassi dilate su visita a la Argentina.
-¿Por qué se ha protegido a los curas pedófilos desde las jerarquías católicas?
-Porque para la iglesia no es grave el tema. La concepción antropológica que tiene la iglesia es que el cuerpo es malo y el alma buena. Hay que salvar el alma. Los daños del cuerpo se resuelven en la confesión y perdonando al que te hizo daño. Poniendo la otra mejilla. Por eso en la Inquisición antes de quemar a las brujas o a los herejes, se los confesaba: había que salvar el alma, y después se los quemaba. Esa misma concepción se mantiene.
-¿Piensa que hay más casos en Argentina todavía no denunciados?
--En la Argentina conservadora debe haber más casos que en EEUU y en Europa. De cada 10 abusados solo denuncia 1 o 2. El abuso religioso genera mucha culpa y vergüenza.
-¿Bergoglio protegió a curas pedófilos siendo arzobispo de Buenos Aires?
-Si alguien no denuncia a un abusador de niños, lo está protegiendo. En este tema no hay posibilidades para la neutralidad. Bergoglio no recibió a las víctimas de Grassi.