El conjunto de Marcelo Gallardo tiene como desafío adicional quebrar las barreras de los más supersticiosos.
Las dos maldiciones que enfrenta River en la final de la Libertadores
La final de la Copa Libertadores entre River y Flamengo en Perú no viene siendo amigable para los supersticiosos.
A horas de jugar, la delegación liderada por Marcelo Gallardo deberá quebrar dos maleficios que están instalados en el país incaico y que no le brinda buenos augurios al Millonario.
El Swissotel de Lima
El plantel se instaló en el Swissotel de Lima, las mismas instalaciones en las que se hospedó Paolo Guerrero cuando fue sancionado luego del resultado que arrojó una prueba antidoping, en el que se sustrajo el consumo de cocaína.
La causa generó un revuelo internacional. El máximo ídolo local responsabilizó a los empleados del hotel por haber contaminado una infusión que consumió en el lugar. El personal fue el máximo responsable de la sanción que tuvo que cumplir el goleador.
River ya está con las alarmas encendidas y su cuerpo médico con los sentidos abiertos para evitar una situación similar con alguno de sus jugadores.
Anthony Obando, un mozo que atendió a la selección de Ricardo Gareca en 2017, afirmó que la contaminación se produjo porque Guerrero "estaba con fiebre y pedía té con limón", que se preparó en unas jarritas en las que "también se servían los mates de coca". Una explicación que carece de argumentos sólidos, pero que genera preocupación en el Millonario.
El predio Matute
A lo anterior se suma la fábula que rodea al predio Matute, perteneciente a Alianza Lima, donde River ya hizo los entrenamientos previos al duelo con Flamengo.
Siendo que la mayoría de los equipos extranjeros que trabajaron allí se llevaron de Perú resultados adversos, se instaló que la institución blanquiazul arrastra la mala suerte.
La preocupación en la Banda fue tan notoria, que el propio Muñeco se encargó de minimizar la problemática.
Ante la pregunta de un periodista en una rueda de prensa realizada en Buenos Aires, Napoléon fue contundente: "La Conmebol nos otorga los lugares de entrenamiento y el hotel. Pero yo no creo en nada de eso".