Y que se parece a la vida real.
Las apps de citas, un mundo donde deciden los algoritmos
Las aplicaciones de citas se instalaron como una forma más de conocer gente y con ese fin algunas favorecen encuentros entre personas igualmente atractivas mientras otras generan "matches" a partir de intereses en común, incluso antes de mostrar la imagen del otro usuario, pero ambas reflejan situaciones de la "vida real", según sus creadores y consumidores.
Los algoritmos que están detrás de las distintas modalidades de apps de citas se nutren tanto de datos básicos que dan los usuarios -género, edad, ubicación geográfica- como de otros que surgen del uso, como la cantidad de "likes" y de rechazos que recibe cada persona.
"Si una persona es rechazada consecuentemente, queda marcada de una determinada manera y se trata de 'matchearla' con otras que tengan el mismo nivel de rechazo", dijo a Télam Guillermo Zajic, analista de sistemas graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y CEO de la empresa Medullaris, dedicada a la tecnología de los negocios digitales.
Por otro lado, las aplicaciones detectan a aquellos que "rechazan a mucha gente y, a su vez, tienen buen levante" y los categoriza por encima de quienes "le dan 'like' a todo", explicó Zajic.
De esta manera, las apps seleccionan un subconjunto del total de las personas registradas para mostrarle a cada usuario.
"Así en las apps como en la vida, los lindos salen beneficiados", dijo a Télam Noelia, quien tiene 36 años, vive en el barrio porteño de Villa Crespo y es usuaria de tres aplicaciones de citas.
Pero agregó: "No creo que en el mundo de las apps los lindos se vean más favorecidos que en el mundo real o lo que sería el levante en un boliche. Hay un tema de apariencias que nos atraviesa".
Sin embargo, hay quienes proponen ir a contramano de la lógica de las apariencias, como Federico Volinsky, quien creó una aplicación de citas inspirado en su historia personal y la llamó "BlindLove".
Federico es argentino, vive en Miami, Estados Unidos, hace 22 años y está casado hace tres con Eugenia, una modelo uruguaya a la que conoció en la fiesta de cumpleaños de un amigo en común en Buenos Aires.
"Yo no era el tipo de hombre con el que ella estaba acostumbrada a salir, por la diferencia de estatura, más de 10 centímetros", comentó Federico a Télam, y agregó que en aquella fiesta él se acercó a su actual esposa, pero sin obtener grandes resultados.
"Cuando volví a Miami la 'stalkeé' por Facebook e Instagram, a la semana le mandé un mensaje y ese día nos quedamos hablando siete horas y media. Era sábado a la tarde, todavía me acuerdo", contó.
Tres semanas después, Federico y Eugenia se dieron cita en Montevideo, hoy están casados y tienen un hijo juntos.
En enero de este año Volinsky lanzó BlindLove, a la que definió como "la primera 'love app' no de citas", ya que propone una "conexión verdadera" que va más allá de la atracción física.
Con ese objetivo, BlindLove pide a sus usuarios que completen su perfil con una serie de "hashtags" que reflejen sus gustos e intereses, además de brindar algunos datos básicos, como edad, sexo y ubicación geográfica.
Del resto se ocupan los algoritmos, que crean "matches" a partir de los datos básicos y los intereses en común.
Cuando ocurre un "match", los dos usuarios en cuestión pueden intercambiar mensajes, pero al principio verán la foto del otro desenfocada y mientras la conversación continúe la imagen se revelará cada vez más.
La charla puede ser por mensajes escritos y de voz, y hay también una función que se llama "ask on a date", que es un banco de ideas de citas pensado para quienes tienen vergüenza de dar el primer paso e invitar al otro a un encuentro.
"Si alguien invita formalmente a otra persona a una cita, tiene más chances de que le digan que sí", aseguró Federico.
Así, BlindLove propone una manera diferente de comenzar y sus algoritmos funcionan de acuerdo a la historia de su creador, para quien "el amor es también tomarse el tiempo de conocer al otro".