El FBI lleva días allanando la isla del financista acusado de pedofilia y muerto en prisión. Creen que era una fortaleza de la pedofilia, las drogas y la prostitución.
Little St. James, la isla de las orgías y el vicio que fundó Jeffrey Epstein
Little St. James es un paraíso en el Caribe, transformado por el multimillonario muerto en prisión Jeffrey Epstein en lo que los residentes de las Islas Vírgenes rebautizaron como la "Isla del Pecado".
El financista que presuntamente se suicidó en la cárcel la compró hace dos décadas.
Ahora, agentes del FBI y policías de Nueva York se instalaron en esa remota región de Puerto Rico en busca de evidencia que dé un nuevo impulso a las investigaciones sobre los abusos sexuales y tráfico de niños que Epstein había establecido con sus cómplices.
El multimillonario arrasó con la vegetación nativa, rodeó la propiedad de palmeras y colocó astas con dos enormes banderas estadounidenses en los extremos.
Cuando un buzo deportivo se acercaba, los guardias de seguridad avanzaban hasta el borde de la playa.
Esto disgustaba a los residentes de St. Thomas, una isla tropical al este de Puerto Rico con caminos que serpenteaban por las montañas, flanqueados por elegantes casas de la época colonial holandesa, pero en 2008, cuando Epstein se declaró culpable de inducir a chicas menores de edad a la prostitución, su obsesión con la privacidad adquirió un cariz siniestro.
"Todos la llamaban la 'isla pederasta'", dijo Kevin Goodrich, residente de St. Thomas que regenta una empresa de transporte en bote. "Es nuestro rincón oscuro".
Un exempleado que se negó a identificarse dijo que Epstein tenía cinco botes, entre ellos un transbordador grande en el que transportaba hasta 200 trabajadores de St. Thomas a su isla todos los días para realizar trabajos de construcción.
"Cuando él estaba ahí, uno se ocupaba nada más que de lo suyo", dijo el hombre y añadió que Epstein pagaba bien a sus empleados y les regalaba maquinaria vieja, así como madera y otros materiales sobrantes.
Epstein construyó una mansión de piedra con paredes color crema y un techo color turquesa brillante rodeada por otras estructuras, los cuartos de las mucamas y un gran edificio cuadrado blanco en un extremo de la isla.
Los trabajadores comentaban que era una sala de música con un piano de cola y muros acústicos. Su cúpula dorada voló durante la terrible temporada de huracanes de 2017.
La gente recordaba ver el helicóptero negro de Epstein volar entre el pequeño aeropuerto internacional de St. Thomas y su helipuerto en Little St. James, unos dos kilómetros (poco más de una milla) al sureste.
Más adelante, Epstein adquirió la isla Great St. James, antes un lugar concurrido por locales y turistas cuya atracción principal era la Ensenada Navidad, donde uno podía pasar el rato y pedir una pizza que llegaba en bote.
"No lo recibieron con gusto", dijo Spencer Consolvo, un nativo de St. Thomas que regentea una tienda para turistas cerca de un gran puerto para yates.
A bordo de los minivehículos usado por los golfistas, los federales se mueven de una parte a la otra del atolón, y de acuerdo con las imágenes tomadas desde un avión no tripulado desde arriba, ya han confiscado algunas computadoras y otro material colocado en algunas cajas.
Pero el verdadero golpe grande podría ser otro: la caja fuerte de acero que se encuentra en la residencia principal de la isla y que -cuenta a la agencia Bloomberg un ex empleado de la finca- podría contener mucho más que dinero en efectivo y otros secretos.
Según las historias, muchas jóvenes mujeres que tomaban sol al borde de la piscina en topless, mientras él caminaba como era su costumbre, con el torso desnudo y en chancletas.
El escándalo y el juicio
En Nueva York comenzó la primera causa civil contra el patrimonio del financista, valuado en al menos 550 millones de dólares. La presentó Jennifer, de 32 años, quien acusa haber sido engañada cuando tenía 14 años en una escuela secundaria de Manhattan y abusada en la casa de Epstein cuando tenía 15, con una gran violación en 2002.
La mujer, que contó su historia en el New York Times, también apunta contra Ghislaine Maxwell, la compañera aún buscada de Epstein, y tres miembros del personal que acusa de complicidad: tres mujeres que en las cartas son llamadas Jane Doe 1, 2 y 3, y que desempeñaban respectivamente el rol de reclutadoras de menores, secretarias y sirvientas.
Sigue adelante también la investigación sobre cómo fue posible que Epstein se quitó la vida en una prisión federal. De las últimas versiones emerge que dos agentes penitenciarios suspendidos se quedaron dormidos durante su turno de vigilancia omitiendo controlar la celda del financista durante tres horas de la noche antes del suicidio. Y falsificaron el reporte para cubrir su grave falta.
El director de la cárcel, Lamine N'Diaye, también fue transferido a la espera de los resultados de las investigaciones conducidas por el FBI y por el Departamento de Justicia. El multimillonario había sido arrestado el 6 de julio e inculpado en Nueva York de organizar, al menos desde 2002 hasta 2005, una red de decenas de chicas, algunas estudiantes de secundaria, con las que mantenía relaciones sexuales en sus muchas propiedades, entre ellas en Manhattan y Florida