En los últimos años la presencia de aves rapaces en la Ciudad de Mendoza aumentó. Su importancia como controlador de plagas y el peligro en manos de su principal depredador: el hombre.
Gavilán a vuelo rasante en el corazón de la Ciudad
Los espacios verdes de la Ciudad de Mendoza representan las primeras gratas impresiones que se llevan los turistas al conocer la provincia. Y para los moradores, el efecto se renueva. Árboles, verde, el cantar de los pájaros ... y algunas sorpresas.
Es común encontrarse en alguna plaza de la Quinta o la Sexta Sección con aves de gran tamaño, en comparación a las especies pequeñas que habitan en las zonas urbanizadas. Por su aspecto parecen típicos moradores de la montaña. Suele vérselos reposando tranquilos en los árboles, chillando de tanto en tanto y midiendo con una calibración envidiable alguna presa. Incluso, hay perros de tamaño pequeño que se han enredado entre las piernas de sus dueños, preocupados por estos forasteros que inspiran respeto en los animales domésticos.
Según contó Adrian Gorrindo, jefe del Departamento de Fauna de la Dirección de Recursos Naturales de Mendoza, se trata del gavilán mixto, cuyo nombre científico es Parabuteo Unicinctus.
Los adultos y los machos no se diferencian en cuanto a su coloración, son de color negro o marrón oscuro. La hembra suele ser unos diez centímetros más grande que el macho. "Si vamos años para atrás no estaban presentes en el ecosistema urbano, pero tampoco se veía la cantidad de palomas que se ven ahora. Esto va de la mano con el aumento de las presas como las palomas, las ratas o algunos reptiles en la zona del campo o pequeños mamíferos como los cuis", dice Gorrindo.
En la zona urbanas, se alimentan de roedores, ratas, pichones de palomas y en ocasiones, de algunas catas.
"Al haber disponibilidad de comida, de presa fácil, aumenta la cantidad de estos animales en el ecosistema urbano. Esto hace que no le tengan miedo a las personas porque ya nacen, se crían escuchando los ruidos, viendo a los perros, los gatos, a la gente. Pero a su vez son muy territoriales. Los sonidos que emiten son los pichones pidiendo comida o los adultos identificando un riesgo. Cuando vos los escuchas que gritan es porque puede haber un gato o un perro en la periferia del nido, entonces gritan para disuadir al posible depredador".
"Los gritos que la gente escucha es porque empiezan a marcar territorio, o cuando ven a otro gavilán que no es de ese territorio", dice Gorrindo.
Estos animales, al tener disponibilidad de comida y refugio, pueden llegar a reproducirse hasta tres veces por temporada. Cada hembra puede poner hasta tres huevos, por lo tanto la población de estos animales en las zonas urbanas crece a paso firme.
Otra de las características de la especie es que se crían de manera corporativa. Es decir, los pichones más grandes empiezan a traer comida para los pichones más chicos, es decir, ayudan a sus padres a alimentar a sus hermanos pequeños.
El hombre, el principal depredador
La presencia de estos animales en la Ciudad permite mantener un equilibrio en el ecosistema, sosteniendo a raya la reproducción de especies que pueden convertirse en plaga. Sin embargo, muchas veces las personas lastiman a los gavilanes, por el hecho de hacer daño o por intentar cazarlos. Los rescatados son rehabilitados.
"Nosotros secuestramos los animales que encontramos heridos en la vía pública porque al ser tan confiados, hay gente que les tira piedras o les dispara con un aire comprimido. La mayoría son atendidos en el Ecoparque o en la Fundación Cullunche. Ahí se les hace estudios y se decide si puede ser liberado nuevamente a la naturaleza o si queda a resguardo, para preservar su seguridad", explica el funcionario.
Es importante destacar que desde el Departamento de Fauna de la Dirección de Recursos Naturales se fomenta el cuidado de estas especies, porque son controladores biológicos. Los gavilanes son depredadores naturales que tienen algunas especies que se pueden convertir en plagas o invasoras.
"Lo más importante de todo es generar conciencia sobre la importancia de este tipo de rapaces. No solo los gavilanes, también los búhos, las lechuzas, ellos controlan muchísimo las plagas de roedores. También son controladores biológicos, si vos ves rapaces o carroñeros cerca es porque estamos generando residuos, podemos estar aportando una dieta artificial a esas especies que están presentes en ese lugar", finalizó Adrian Gorrindo.