Las medidas no resuelven los problemas de fondo de la economía. Tampoco, los políticos. Un gobierno que camina con un yunque sobre los hombros.
El "Plan Aspirina" del presidente Macri
Cuando la fiebre vuela rompiendo termómetros y nadie sabe bien qué hacer, alguien reparte paños fríos, agua -cuando hay- y aspirinas. Probablemente la fiebre va a bajar y la aspirina ayudará un poco. Pero el virus seguirá allí, enfermándonos. Sólo vamos a soportar mejor el dolor y la fiebre.
Esas son las sensaciones que dejó el conjunto de medidas anunciadas ayer por el gobierno nacional, entre un presidente que lució incluso desganado en un video casero contándoles las medidas a una vecina y su familia; hasta los ministros que accedieron a la letra del plan apenas doce horas antes de los anuncios. Así, abrumado por los decepcionantes resultados económicos y la caída cada vez más pronunciada en las encuestas, un demacrado Mauricio Macri lanzó el "Plan Aspirina".
Desde lo político, es claro que el gobierno debía hacer algo para intentar revertir las malas expectativas, tanto como la caída de la imagen presidencial. Ambas sensaciones configuran un cada vez más cercano, o posible, triunfo de Cristina Fernández de Kirchner sobre el presidente. De ella, o de cualquier otro candidato que enfrente al oficialismo. El gobierno no parecía estar en condiciones de soportar otro "marzo inflacionario" de aquí a las elecciones.
Para volver acercarse a la gente y mostrar empatía con los problemas, Macri prometió de todo un poco. Desde nuevos planes de viviendas hasta créditos para jubilados (a una tasa... ¡de más del 40 % anual!) pasando por lo más importante: un acuerdo voluntario para mantener "Precios Cuidados" de 64 productos por seis meses. Justo hasta el mes de las elecciones. Incluyó además una promesa de mayores controles y castigos a las empresas que "se abusen" a través de una "nueva legislación" de Lealtad Comercial. ¿Error, apuro, improvisación? La Ley de Defensa de la Competencia ya contempla el castigo a los abusos de los monopolios, y a los "carteles" que se ponen de acuerdo para cobrarnos más por todo en la Argentina. Podrían haber usado esta ley desde el principio de su gobierno, y no lo hicieron.
El conjunto de medidas hizo recordar épocas del kirchnerismo. Un "deja vú" potente, provocado por el mismo oficialismo. ¿Cómo va a generar confianza el gobierno, aferrándose a métodos de regulación y control en los que no cree, y que critica desde hace años? Todo lo que era malo, no puede ser de repente bueno. Salvo que, en vez de antibióticos, de medicamentos reales para nuestra enfermedad- nos den aspirinas.
La historia enseña que los controles de precios no sirven. Y que más temprano que tarde terminan fracasando, diluyéndose o perdiéndose en el olvido. No le van a servir a Mauricio Macri, como no sirvieron antes para frenar la inflación. El fracaso de los últimos años del gobierno de Cristina, además, no hace más que confirmar lo que la historia económica enseña desde hace cientos de años.
Por el momento, son más las incertidumbres que las certezas.
La mirada al vaso "medio lleno" indicaría que este control es un "puente" hasta que las medidas más estructurales (fiscales y monetarias) bajen en serio la inflación. Por primera vez, un control de precios va acompañado por un apretón monetario severo (la base monetaria crece "cero") y apoyo explícito del FMI. La ecuación completa incluye un intento de expansión del consumo y del crédito, contemplación social por las más debilitados, jubilados y beneficiaros de AUH, con ajuste fiscal en serio.
No obstante, si las medidas no logran que se restituya la confianza de bancos, ahorristas, empresarios y comerciantes locales para consumir e invertir; difícilmente la situación pueda mejorar.
El "Plan Aspirina" deja afuera dos variables clave: el dólar y los combustibles. Si se desbaratan, los precios seguramente también lo harán. El combustible es sensible al dólar y al precio internacional del petróleo. Los medicamentos sólo tendrán descuentos para jubilados y AUH. Medicina prepaga, educación, telefonía celular, no están en el plan. El gobierno anunció que no habría aumentos de tarifas más que los ya anunciados. Ayer, dos de las operadoras de telefonía móvil comenzaron a "recordarles" a sus usuarios -vía SMS- la vigencia de los aumentos.
Por otro parte, tal cual nos explicaba un funcionario mendocino de diálogo directo con el gobierno nacional, los controles y castigos a los abusos empresarios dependen de la decisión que muestre el gobierno de Macri en utilizarlos. "Si ellos mismos no creen en lo que están haciendo, mucho menos lo harán los empresarios" nos decía. Hasta ahora, voluntad de control no han mostrado. "Es un gobierno que se entregó por completo a las variables del mercado. ¿Cómo van a controlar ahora, si desmantelaron todo?" nos dijo Mercedes Marcó del Pont, ex presidenta del Banco Central, y antes, del Banco Nación.
Desde el lado de la economía real, la producción y el empleo; todo parece indicar que no habrá demasiado impacto positivo, aunque algunos fondos adicionales puedan llegar a manos de jubilados y beneficiarios de planes. La tasa de interés altísima y la incertidumbre seguirán jugando el rol central en una recesión que, en todo caso, podría haber llegado a su piso. Algo que nadie hasta ahora está condiciones de asegurar.
"Una aspirina para un dolor de cabeza, es mejor que nada". Ese podría ser el argumento de un optimista, que no sabe bien qué enfermedad tiene y menos aun, si los remedios que le han dado surtirán alguna vez el efecto que le prometieron.