Por las declaraciones de la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad debería ser echada de su cargo y denunciada al Inadi. Hay que exaltar la hombría, no destruirla.
La ministra Gómez Alcorta incita al odio y eso es delito
Meterle ideas en la cabeza a las personas no es imposible y, ciertamente, no es nada difícil. Basta con repetirla una y otra vez hasta que esa idea quede tan fijada que ya nadie distinga si alguna vez fue real o no. Es como escuchar cien veces la canción que no nos gusta pero que se nos queda pegada y terminamos tarareándola.
El ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels fue uno de los que tenía en claro cómo funcionaba la reiteración de conceptos y usó esa poderosa arma para, en principio, generar odio. Lo mismo hace ahora la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.
Primero reafirmando la idea de que los violadores "no son monstruos, son varones socializados en esta sociedad", como manifestó ayer en relación a los seis hombres que violaron a una chica dentro de un auto en Palermo. No es casual que se hable de violación "en manada", un término utilizado para referirse a animales, cuando varias personas se turnan para cometer ese delito.
Pero después redobló la propaganda del odio hacia el varón diciendo que, como "tu hermano, tu vecino, tu papá, tu hijo, tu amigo, tu compañero de trabajo", han sido socializados en esta sociedad, todos ellos, TODOS, aprendieron "que los varones tienen derecho a decidir, solos o en grupo, sobre los cuerpos de las mujeres y LGBTI+."
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Como Goebbels, Alcorta difunde, desde un espacio de poder, una idea de varón al que hay que combatir, del que las mujeres son "sobrevivientes" y que ellos son una amenaza para las mujeres porque eso aprendieron. Es un mensaje de odio. Pero también es una incitación al odio por parte de una funcionaria que, en su rol, en vez de gastar el dinero de los impuestos (en su mayoría provenientes de trabajadores varones) en prevenir la violencia, la incita.
De igual modo propagandístico, la progresía ha impuesto en el vocabulario cotidiano la idea del "patriarcado" como algo violento y peligroso hacia la mujer, un "machismo" golpeador, violador y misógino, un "macho" criado por otro macho solo con el fin de no permitir que la mujer se desarrolle libremente. La hombría es descripta como algo "instintivo", aprendido de una forma que no da lugar a la razón. Una especia de "los hombres SON así" sí o sí, porque así se criaron.
¿Acaso ese pensamiento no pone al varón en el lugar de un animal? ¿Alguien que no puede discernir lo que está bien de lo que está mal y que no puede actuar de otra forma que nno sea la supuestamente aprendida? Entonces, ¿son animales o no, Ministra?
Con justa razón, la mayoría de los comentarios que recibieron las declaraciones de Gómez Alcorta fueron para marcarle el odio que hay detrás de sus palabras. "Será tu hermano, tu vecino, tu papá, tu hijo, tu amigo, tu compañero de trabajo", pero los hombres en general, por lo general y, sí, porque eso han aprendido, saben que un "macho" debe poner el pecho a las balas cuando el tiempo apremia.
Los hombres son educados dentro del modelo patriarcal para ser los que traen la comida, desde aquellos tiempos en que los cavernícolas salían a cazar simplemente porque tenían más fuerza y porque, siempre, la vida de las mujeres siempre tuvo más valor porque son las que cuidan y se aseguran de que haya descendencia, de que los niños sobrevivan.
Por eso Polonia está hoy colmada de mujeres con sus hijos, huyendo de una guerra en la que los hombres debieron quedarse. Por eso "mujeres y niños primero" son los que se salvan, los que se rescatan, los que se alimentan.
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Es verdad que no son hechos aislados, como dice Alcorta, las acciones violentas hacia las mujeres y LGBTI+. Pero no lo son, no por culpa de la socialización, sino por culpa de una absoluta falta de justicia en estos casos. Cuando las condenas son mínimas en relación a las denuncias y las penas no son lo suficientemente altas. Cuando en el delito de violación es la víctima la que tiene que ser sometida a pericias y no el agresor, cuando es la víctima la que debe aportar las pruebas y no el acusado, cuando la víctima es la juzgada.
Pero la ministra prefiere echarle la culpa a la sociedad porque, de ese modo, tiene una excusa para lo que más saben hacer los funcionaros: pedir más presupuesto. Siempre que algo falla es por falta de presupuesto, nunca es porque lo que falla es la política.
El odio genera odio, Ministra. Si quiere bajar la violencia contra las mujeres, empiece por exaltar la hombría de los varones, la mayoría de ellos, que nos cuidan, nos protegen, nos tratan con respeto, nos admiran, nos ayudan a llegar adonde queremos, nos apoyan en nuestros proyectos y van a la guerra para que tengamos un futuro.
Nunca los niños siguieron el ejemplo del villano, siempre fue "de hombre" ser el héroe. Esa es la propaganda que usted tiene que hacer. Y generar odio, además, es un delito.
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