En el Día Mundial de las Naciones Unidas para la Prevención del Abuso Infantil, sobrevivientes y un sector de la Iglesia presentarán un documento para presionar a la Iglesia y que los clérigos violadores sean juzgados.
Un mendocino integra la alianza que "intimará" al Papa por el abuso infantil
En un hito histórico que promete marcar un antes y un después en la relación entre la Iglesia Católica y los casos de abuso sexual clerical, un grupo diverso de sobrevivientes, teólogos, clérigos y defensores de los derechos humanos anunciarán en Roma una propuesta radical que busca reformas profundas en el Derecho Canónico.
La conferencia de prensa, que se llevará a cabo en la Villa Aurelia en la capital italiana, tiene como objetivo presentar un mandato de tolerancia cero que apunte a erradicar el abuso y el encubrimiento dentro de la Iglesia. El evento es el 18 de noviembre y coincide con el Día Mundial de las Naciones Unidas para la Prevención del Abuso Infantil, una fecha significativa que resalta la urgencia de proteger a los más vulnerables.
En dicho acontecimiento participará un representante del caso Próvolo, el abogado Sergio Salinas, que fue parte de la defensa de las víctimas. La alianza entre sobrevivientes de abuso sexual por parte de miembros de Iglesia y un sector disidente de religiosos lleva tiempo elaborando este documento cuyo objetivo es presionar al papa Francisco para que cumpla con lo que prometió el 24 de febrero de 2019, cuando dijo que llevaría a la Justicia a los presbíteros que hayan cometido estas vejaciones. Ese día se llevó a cabo una cumbre histórica en Roma llamada "Protección de los menores en la Iglesia" y estuvieron presentes los presidentes de las Conferencias Episcopales de 130 países. Allí el Sumo Pontífice denominó "herramientas de Satanás" a los abusadores y dio su palabra de que los casos iban a ser afrontados con "la máxima seriedad posible". "Esto me recuerda una cruel práctica religiosa, alguna vez extendida en varias culturas, del sacrificio de seres humanos -frecuentemente niños- en ritos paganos", manifestó en ese momento Francisco. "La persona consagrada, escogida por Dios para guiar las almas hacia la salvación, se ha dejado subyugar por su propia enfermedad, para convertirse en una herramienta de Satanás. En los abusos, vemos la mano del mal que no reconoce ni siquiera la inocencia de los niños", aseguró.
"Lo inhumano de este fenómeno extendido por el mundo entero es incluso más serio y más escandaloso en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y credibilidad ética", añadió e instó a los obispos a que revisen sus diócesis, dispongan medidas de prevención y castiguen estos hechos. Sin embargo, en la práctica, esta medida se dilató.
"Soy director para América del ECA (Ending Clergy Abuse), hay uno por cada continente. Veníamos trabajando en el grupo lo que se llama el Compliance que son los programas de cumplimiento preventivo que existen normalmente para el medio ambiente o para la corrupción. Son políticas internacionales para ese tipo de delitos, esa es mi especialidad", explicó Salinas al Post.
Además, agregó que trasladó el Compliance de la estructura general que existe para prevenir el tipo de delito "a abusos sexuales en instituciones de encierro". "Fue todo un proyecto de hacerlo. Yo utilicé la comparación de lo que se hace en violencia institucional, porque el traslado lo que he hecho en otras cosas que hemos hecho como la prevención de la tortura de la violencia institucional".
Salinas explicó que "hay un elemento en el mundo nuestro que se llama posición de garante, que concretamente obliga a ellos a ser responsables por no haber investigado. Si lo comparás como el penitenciario que tiene obligación de denunciar una tortura y no lo hace, o el empresario que tiene obligación de denunciar una afectación al medio ambiente y no lo hace, y en ambos casos, tanto el penitenciario, tiene obligación de guardar la integridad de un interno, de un preso, como el empresario que está obligado por razones de medio ambiente a no en social. O sea, son normativas prácticas para prevenir las acciones. Todo eso que se hizo y se escribió ahora lo estuvimos coordinando 4 meses para hacer una presentación formal tanto en el Vaticano como en el Senado Italiano".
En un contexto marcado por décadas de ocultamiento y silencio, la Iglesia Católica se enfrenta a la mayor crisis de su historia moderna en lo que respecta a abusos sexuales dentro del clero. A pesar de los intentos de reformas impulsados por el Papa Francisco, el progreso sigue siendo lento, y las promesas de tolerancia cero no se han traducido en acciones significativas a nivel global.
Como se señala en el último informe anual de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, la Iglesia aún no ha adoptado un cambio de mentalidad necesario, pasando de la autodefensa a la aceptación plena de la responsabilidad moral, legal y espiritual.
La propuesta que será presentada por ECA (Ending Clergy Abuse), el IADC (Institute of Anthropology and Interdisciplinary Studies on Human Dignity and Care) y otras organizaciones defensoras, busca establecer un mandato que deje claro: "un solo golpe y estás fuera". Esta regla de tolerancia cero, que ya cuenta con el respaldo de sobrevivientes y académicos, está dirigida a garantizar que el abuso y el encubrimiento no se repitan.
Ver: La monja Kumiko Kosaka fue absuelta de todos los cargos en el Tercer Juicio Próvolo
¿Qué es la Ending Clergy Abuse?
Son las siglas de Ending Clergy Abuse, (fin del abuso clerical) una coalición mundial de sobrevivientes y defensores de los derechos humanos de más de 25 países, y IADC (Institute of Anthropology and Interdisciplinary Studies on Human Dignity and Care), un instituto de investigación de la Pontificia Universidad Gregoriana centrado en los derechos humanos y la protección dentro de la Iglesia, están liderando conjuntamente esta iniciativa. También participan Eckiger Tisch, una organización alemana sin fines de lucro que apoya a los sobrevivientes y aboga por la justicia, y Bishop Accountability, un organismo de control con sede en los Estados Unidos que ha estado documentando la crisis mundial de abusos en la Iglesia católica desde 2003.