Valeria es enfermera. Trabaja en el hospital Notti y el año pasado debió convivir con el virus día a día. Este 7 de enero se vacunó y cuenta su experiencia. Pide que la gente se cuide más.
"Me vacuné, porque creo en la ciencia..."
La vacunación a los profesionales de la salud es el primer paso para la inmunización en nuestro país. En Mendoza, Valeria, enfermera del hospital Notti, fue una de las primeras en recibir la vacuna contra el Covid-19.
El 7 de enero de este año tuvo la oportunidad de hacer historia: "Ese día fui a trabajar en la mañana y la jefa del servicio nos preguntó si alguno quería vacunarse. Creo en la ciencia y el avance de la ciencia necesita de personas que ayuden. Este es mi aporte. Quiero formar parte de ese avance".
Ella junto a otros cinco colegas fueron al vacunatorio que está en la planta de abajo y recibieron la dosis: "Las vacunas necesitan ser probadas durante varios años pero para llegar a ese punto necesita de personas que opten por esa opción. Me da mucha confianza, es una muy buena opción que da el país".
Si bien Valeria no trabaja en área COVID-19, fue testigo de cómo se debió repartir el edificio del hospital para tener áreas restringidas y luego recibir incluso pacientes adultos: "Al principio nadie sabía bien cómo organizarse. Estuve en contacto con pacientes infantiles que eran COVID positivo porque estaban internados en el hospital y no sabíamos que tenían el virus".
Explicarle a los chicos, para Valeria, es más fácil que hacer que los adultos lo entiendan: "Los niños preguntaban por qué tenían que estar aislados, por qué no podían ver a sus primos o a sus tíos, pero les explicás y lo entienden. Muchas veces son los padres los que sufren cuando los pinchan o cuando están los chicos enfermos".
No solo convivió con la muerte de pacientes pediátricos con COVID, sino que algunos adultos que ingresaron al área de terapia intensiva también fallecieron. Pero lo más angustiante fue cuando sus compañeros empezaron a contagiarse.
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"Cuando comenzó la fase 1 al principio de la pandemia yo no tenía miedo, pero cuando mis colegas empezaron a contagiarse, ahí pensé 'esto es real, esto pasa'. Tuve colegas muy enfermas, muy graves. Tuve miedo por ellas, por mí", relató.
Durante todo el año, el personal de salud de la provincia reclamó al estado los equipos necesarios para los cuidados básicos pero siempre estuvieron en falta, al igual que los aumentos salariales.
"Fue un desastre a nivel profesional. Éramos los héroes de la pandemia, yo me acuerdo cuando salían a aplaudir todos los días a las 21, pero cuando reclamamos horarios, salarios o equipos de protección no había respuesta. Cada enfermero se compró el equipo y no aumentó el sueldo en todo el 2020. Recién a fin de año pasaron a prestadores a planta", aseguró.
Comentó que muchas veces se acercaron a la Casa de Gobierno para que el gobernador Rodolfo Suárez y la Ministra de Salud Ana Nadal los recibiera pero no fueron escuchados: "Hubo colegas que murieron. En esas marchas veía colegas que caminaban y lloraban al lado mío".
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En cuanto al comportamiento de la ciudadanía, Valeria aseguró que siente "mucha tristeza y decepción" después de ver cómo sus compañeros murieron por salvar a otros. "La pandemia sigue y si no nos cuidamos puede continuar. Veo en el centro las calles llenas, las tiendas llenas, gente sin barbijo y pienso que si todos pudieran ver lo que es cuidar a una persona que está grave por covid tomarían más conciencia.
Ella sostiene que el gobierno de la provincia debería controlar más a los ciudadanos: "Necesitamos volver a una fase más cuidada para evitar un rebrote. El estado pone la responsabilidad en la población y se lavan las manos. Debería haber mayor control y límites claros de lo que se puede hacer y lo que no. Siguen habiendo pacientes asintomáticos que contagian a los demás".