Víctor Mallorquín tenía 44 años. El gobernador Gildo Insfrán le permitió el ingreso a Formosa, pero había fallecido hacía 4 meses.
Tenía cáncer y los autorizaron a viajar cuando ya había muerto
Una persona que padecía cáncer de riñón fue autorizado a regresar a Formosa, su provincia natal, cuatro meses después de haber fallecido. El paciente se encontraba esperando el permiso de retorno en Resistencia, Chaco.
Víctor Martín Mallorquín tenía 44 años y era un suboficial de la policía de Formosa. El 5 de mayo viajó a Resistencia para realizarse un tratamiento oncológico durante 20 días. El 12 de junio pidió la autorización para volver a su hogar y de esa forma continuar con la atención en el hospital de Alta Complejidad de Formosa, pero no obtuvo respuesta.
En ese contexto, la salud de Mallorquín continuó deteriorándose y el 3 de julio murió en el hospital Perrando de la capital chaqueña. El viernes pasado, cinco meses después del fallecimiento de Víctor, su viuda recibió la autorización del gobernador Gildo Insfrán para que su fallecido esposo pudiera regresar. La carta la indignó.
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"Hermosa sorpresa para mi hijo en su cumpleaños: por fin le dieron el ingreso a su papi!!!! A cuatro meses de su fallecimiento... Gracias!!!!", escribió con ironía la mujer en su perfil de Facebook. En la publicación compartió además una captura de la conversación que mantuvo con la empleada del gobierno, una mujer llamada Florencia, quien le notificó a la viuda que a Mallorquín le asignaron como fecha de ingreso "el día 25 de noviembre de 2020" y para ello le pidió los datos personales del hombre, de acuerdo a la publicación del portal Infobae.
Francisco, uno de los hermanos de Víctor Mallorquín, expresó el enojo de la familia. "Mi hermano murió deprimido en Chaco porque no lo autorizaban para volver. Nos indignó que hayan enviado el permiso, nos parece un balde de agua fría, una falta de respeto para la familia ", dijo a Radio Uno Formosa. Y continuó: "No hacemos cargo de la muerte a mi hermano a ninguno, pero la explicación que nosotros necesitamos es por qué no le dejaron ingresar para que siga su tratamiento".
"Solicitó el permiso una y mil veces, le pidieron un montón de cosas, todo lo que se pidió conseguimos, agotamos todas las posibilidades a nuestro alcance porque después no dependía de nosotros, sino que dependía de los que manejan el ingreso", comentó Francisco.
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Mallorquín era padre de dos hijos de 4 y 7 años. Vivía con su familia en la localidad de Clorinda, donde era muy reconocido por su vida social activa: además de su tarea policial también tenía como actividad extra la de arbitraje, integrando la Asociación Clorindense de Fútbol de Veteranos. Sus restos fueron cremados. La familia recibió las cenizas y no pudo despedirlo.
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