Las que lo están tienen serias dificultades para acceder a la cobertura de salud que les corresponde según su régimen laboral. El testimonio de una cuidadora domiciliaria y la realidad que viven muchas en la provincia.
Domésticas registradas y sus problemas para conseguir obra social
"Te dicen este mes no te vamos a poder dar la cobertura porque como no tenemos caja para comprar el medicamento, vamos a priorizar a las chicas embarazadas o las que tienen problemas coronarios", cuenta Roxana Aguilar (48 años) sobre la Obra Social del Personal Auxiliar de Casas Particulares (Ospacp), cobertura que tuvo hasta el mes pasado.
Durante cuatro años, la señora que se dedica al servicio doméstico y que actualmente trabaja como cuidadora domiciliaria, padeció tener esa obra social por el destrato, la burocracia y la falta de atención que recibió para con su salud. Ella no está embarazada pero es paciente crónica por diabetes e hipertensión. La situación suena familiar, el lunes este diario publicó la historia de Sofía Aucachi, una empleada doméstica que trabajaba en la Quinta Sección de Ciudad y que murió hace dos años producto de la burocracia para realizar sus estudios y tratamientos médicos.
El calvario de Roxana siguió, cansada de las situaciones que vivió con Ospacp, a pesar incluso de cumplir siempre en tiempo y forma con los pagos mensuales, en marzo de este año decidió cambiarse al Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina (SACRA) y asociarse a la obra social del mismo, que es OSSACRA (Obra Social de la Asociación Civil Pro Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina).
Este testimonio, que más abajo se desarrolla, llevó a Post a preguntarse cuál es la realidad actual de las trabajadoras de casas particulares de Mendoza. Para indagar en profundidad, además de la voz de la empleada doméstica, se consultaron distintas fuentes; referentes de los dos sindicatos y obras sociales mencionados y el responsable de la Agencia Territorial Mendoza del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.
Para contextualizar un poco, si bien son datos de 2018, hay que saber que en Argentina el servicio doméstico reviste un peso muy importante en la estructura laboral. Según la última Encuesta Nacional a Trabajadores sobre Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS), a nivel nacional hay cerca de 1,4 millones de trabajadoras domésticas.
"Esta fuerza de trabajo representa el 5.6 por ciento del empleo, el 17.4 por ciento de las mujeres ocupadas y el 22 por ciento de las mujeres asalariadas. Estas cifras muestran la relevancia de esta ocupación para el empleo femenino, así como la feminización del sector: prácticamente la totalidad de quienes desarrollan esta actividad son mujeres, el 99,3 por ciento", puntualiza un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado en 2020.
De cada 10 personas que trabajan en el servicio doméstico, 9 son mujeres
Igualmente, si bien desde Mendoza Post se intentó acceder a datos más actuales y locales sobre el empleo doméstico registrado, el titular de la Agencia Territorial del Ministerio de Trabajo, Gonzalo Navarro, explicó que es complejo conocer con precisión la cantidad de trabajadoras de casas particulares porque es un sector difícil de relevar en términos cuantitativos.
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"Digo trabajadoras porque de cada 10 personas que trabajan en el servicio doméstico, 9 son mujeres. Y ahí entran distintos rubros: cuidado de personas (adultos mayores, discapacidad, niños), cocinera, limpieza, casera, un conjunto de tareas. Las mujeres de por sí siempre están por arriba de la media de la informalidad laboral, las mujeres que trabajan en casas particulares están muy por arriba de la media de la informalidad laboral. Esto nos indica que aproximadamente 7 de cada 10 mujeres que trabajan en casas particulares lo hacen de manera informal. Es un trabajo altamente invisibilizado", se explayó Navarro.
En ese sentido, Roxana Aguilar, recuerda que su trabajo anterior, en el que estuvo 12 años en relación de dependencia, no siempre fue en blanco. "Yo no lo había solicitado, la informalidad en este trabajo es bastante común, pero cuando se los solicité a mis empleadores ahí nomás lo hicieron", señala, agregando que tanto sus empleadores actuales como los anteriores siempre fueron excelentes con ella.
De 10 trabajadoras de casas particulares, sólo 3 están en blanco
Otro dato concreto es la falta de registración de esta población de trabajadoras. Es decir, que todavía la mayoría trabaja en negro. Sólo un 30% está registrada; vale puntualizar, de 10 trabajadoras sólo 3 están en blanco. Encima, a las que por ley les toca Ospacp no reciben la atención de salud correspondiente.
"Nosotros trabajamos a full, estamos en la calle Salta 1.361 y a partir de las 10 ya está abierta al público. Estas últimas semanas vimos un incremento muy grande de gente que ha venido a afiliarse porque está en blanco; tanto gente nueva con aportes como personas que hace mucho tiempo que tienen aportes y no se habían anotado por la pandemia o por alguna situación personal", afirma Lorena Pereira, que hace 14 años es la delegada de Ospacp (Obra Social del Personal Auxiliar de Casas Particulares).
Sin embargo, la experiencia de Roxana Aguilar (y de varias chicas que ella conoce por capacitaciones que tomó en ese sindicato) muestra otra cara. "Tenés que pagar un VEP, que es una constancia, y mensualmente hacer la actualización del carnet a través de ese abono. Por más que lo tengas pagado, desde Buenos Aires te desafilian, son problemas que existen en el sistema de ellos. Por más que demostrés que tenés el VEP pagado te desafilian y a veces estas cinco o seis meses en esas condiciones. Por más que tengas pagado la contribución de la obra social", comenta Roxana.
Cabe graficar también, que en el caso del personal de casas particulares el empleador es quien debe pagar la jubilación y la ART pero son las trabajadoras las que pagan su obra social.
"Pagamos nuestra obra social y ese dinero a veces no tenemos idea adónde va a parar porque no es devuelto (en referencia a Ospacp). Yo sé que los montos son mínimos, alrededor de $3.000, pero ocurre este problema de desafiliación. Vos vas, te quejás y Lorena te dice que es un problema de Buenos Aires. Y no te dan la cobertura a pesar de tener los pagos al día. Hay chicas que han llegado a ir hasta con sus empleadores o con abogados y te dice que no pueden hacer nada", describe la mujer a la que esa obra social la bloqueó de las redes sociales para silenciar sus reclamos que, asegura, siempre han sido con respeto.
Decíamos que la experiencia de Aguilar no es la única. Así lo refleja la responsable de la Delegación de OSSACRA en Mendoza y Secretaria General de SACRA Filial Mendoza, Laura Palero, quien cuenta que varias de sus actuales afiliadas vienen decepcionadas por la experiencia con Ospacp.
"No dan buen asesoramiento, no contienen, no acompañan y no dan cobertura. Nosotras sí las recibimos a las compañeras de casas particulares y les damos cobertura. Incluso hacemos capacitaciones pero no es el sindicato que corresponde formalmente por el régimen especial de ellas -aclara-. Lo hacemos desde una mirada de militancia por los derechos de las mujeres y justamente a esos sectores. Hacemos asesoramiento y acompañamiento. En Ospacp ni atienden los teléfonos. Varias veces he intentado comunicarme pero nada", explica Palero.
Justamente Roxana, se refiere también a la burocracia y a las contradicciones de Ospacp. "Tenés que dejar las recetas a ver si te las autorizan y, depende del medicamento que necesites, si no está en vademécum no lo tenés. Dieron cursos, que están geniales y son para las chicas que pagan el sindicato y para las que no. Te enseñan, te capacitan acerca de los derechos y obligaciones del personal de casas particulares y te ponen en conocimiento de que ellos no están cumpliendo. Es una cuestión re irónica", reflexiona la cuidadora.
-¿Por esos motivos, Roxana, decidió cambiarse de obra social?
-Claro. Además los prestadores que yo tenía, el diabetólogo, las cardiólogas, no están más. Los médicos nos dicen que lo sienten mucho pero que no pueden trabajar si no les paga la obra social. Hay chicas que han ido a una cirugía, luego al primer control post quirúrgico y el médico les ha dicho que ya no puede atenderlas porque no está más con la obra social.
Otro problema es con las farmacias, no todas reciben la obra social. Hay una puntual y por ahí están dos meses sin pagarles entonces buscan otra y así. No hay una estabilidad. Yo estuve cuatro años y fue constante esta desatención. Tuve Covid-19 y me salvé gracias a que tengo ART. Por eso decidí cambiar, estoy en OSSACRA, que también reciben a las chicas que trabajan en servicio doméstico y hay que estar registrada.
Para cerrar, el análisis que hace Palero al respecto. Es importante -según su mirada- diferenciar los aportes que hacen los empleadores, la desinformación que a veces sufren las trabajadoras y los que deben aportar pero no lo hacen. "Los costos médicos, el acceso a la salud, también resulta más costoso cuando ese aporte no se hace como lo hacen las demás empresas con sus empleados. Por ejemplo, si un empleador te registra que vas 4 horas por semana, el aporte es de 300 a 500 pesos. No se puede hacer nada con eso", subraya la sindicalista.
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También, la secretaria general de SACRA (Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina), destaca que si bien ha habido un avance muy grande gracias a la Ley nacional 26.844 del Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares, hay injusticias que persisten.
"El esfuerzo lo deben hacer las obras sociales, pero también las corporaciones médicas y la posibilidad de acceso de las trabajadoras al sistema de salud. Porque también hay médicos que abusan de las obras sociales. Son muchas las variables que deberían funcionar bien para que ellas realmente cuenten con el servicio de salud", concluye Palero.