El agobiante calor de enero ha provocado que muchas personas no respeten la prohibición de bañarse en los cauces, provocando varias muertes evitables en Mendoza. La necesidad de profundizar las medidas de prevención y generar obras de infraestructura necesarias.
¿Por qué hay tantos ahogados en los cauces de agua en Mendoza?
La temporada de verano en Mendoza ha sacado a la luz una dolorosa situación que se repite año a año, cuando las altas temperaturas hacen irrespirable el aire: las muertes que se producen en los cauces de agua, de personas que se meten a refrescarse del calor y son arrastrados por la corriente. En lo que va de la temporada, ya son 6 las muertes registradas.
El debate alrededor de los ahogamientos producidos en los espejos de agua en el Gran Mendoza ha marcado grandes aristas que rodean la problemática que se presenta todos los años. Por un lado, el evidente fracaso en la política de prevención, por otro, la imprudencia de la gente que no tiene otra opción para refrescarse ante las altas temperaturas y, por último, la necesidad de medidas de fondo para evitar las muertes que se repiten cada verano.
La Dirección de Defensa Civil de Mendoza realiza todos los años tareas de prevención y concientización, promoviendo la toma de conciencia para evitar que la gente se bañe en lugares no autorizados, que pueden ocasionar los accidentes lamentables que se cobran vidas.
En el pasado mes de noviembre, el Post dialogó con Daniel Burrieza, titular de Defensa Civil, quien manifestó que "año a año esta es una problemática que hay en cuanto a la utilización de los cauces, los canales, lagos, diques, que están destinados a riego, pero no están preparados para ser utilizados por lugares de esparcimiento".
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Sin embargo, así como se realizan campañas de prevención en afiches en la vía pública, medios de comunicación y redes sociales y se realizan operativos en los cauces, es claro que, a la luz de los hechos, resulta insuficiente.
Un análisis rápido demuestra que, en la mayoría de los casos de muertes en los cauces, las víctimas son personas de bajos recursos, que no tienen otra forma de enfrentar las altas temperaturas, ni de vivir un momento de esparcimiento, que no sea en las márgenes de estos cauces de agua.
Los hechos recientes en los ríos y canales de Mendoza demuestran que la política de prevención del Gobierno provincial no ha logrado su objetivo de que la gente no se meta ni se refresque en los cauces de agua, por lo que surge la pregunta: ¿Qué se puede hacer para evitar que las personas con menos recursos continúen ingresando a los cauces de agua para combatir el calor?
La triste estadística de seis ahogados que acumula Mendoza en lo que va de la temporada de verano actual demuestra que, a pesar de los peligros que representa bañarse en esos lugares no habilitados para esparcimiento, la gente lo continúa haciendo, un poco por no tomar conciencia del peligro, pero también porque no cuentan con espacios habilitados y regulados para poder refrescarse y disfrutar de un momento de esparcimiento. El último fin de semana, dos jóvenes fueron arrastrados por la crecida del Río Mendoza, pero sus cadáveres no han sido encontrados aún.
Los canales de riego y ríos de Mendoza son los lugares donde ocurren estos accidentes con mayor frecuencia, pero también suceden en los diques y lagos de la provincia.
Ante la lamentable seguidilla de muertes por ahogamiento que se han producido en Mendoza, cabe preguntarse qué obras de infraestructura se pueden generar para dar una solución más de fondo a quienes no tienen recursos para costear un club y acceder a una pileta.
En una rápida mirada se advierte que el departamento que tomó la delantera en este tema fue Luján de Cuyo, que generó un espacio de esparcimiento en la margen del Río Mendoza, a la altura de Blanco Encalada, lo que hoy se conoce como Luján Playa.
Esta iniciativa resultó novedosa y rápidamente ganó populardiad y se transformó en un lugar de referencia para que las personas puedan ir a pasar el día y poder refrescarse en piletones artificiales creados mediante un desvío del cauce natural del río, que permite meterse al agua sin estar a merced de la corriente. Además, cuenta con guardavidas y espacio para hacer asados e instalaciones sanitarias.
Si bien la iniciativa de Luján se ve favorecida por las características naturales del lugar, no es descabellado pensar que otros departamentos del Gran Mendoza puedan generar algún tipo de instalación con piletas, para que la gente pueda ir a refrescarse en un entorno seguro.
La mayoría de los municipios cuentan con Gimnasios municipales o establecimientos con piletas, pero que son destinados, por lo general, a escuelas de verano, con cupos limitados, pero que no suelen estar abiertas al público.
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De esta manera, las personas sin recursos, que no pueden costear una pileta en un club o que no pueden viajar hasta Luján Playa o a lugares como Potrerillos, no tienen más opción que refrescarse en estos canales o cauces de agua, que atraviesan o pasan cerca de donde viven y que son donde se producen muchos de los accidentes mortales.
Lo que queda claro es que, año tras año, las muertes por ahogamiento en Mendoza se repiten y que, si bien el Gobierno cumple con la realización de tareas de prevención, resulta claro que no es eficiente o, al menos, no es suficiente para evitar este flagelo que se repite todos los veranos, por lo que es necesario abordar la problemática desde nuevos enfoques que provean una solución de fondo, para que no se ahoguen más mendocinos en los cauces de agua de la provincia.