Muchos no saben que la brecha comienza desde el mismo momento en que se accede al nuevo trabajo.
Por qué aconsejan preguntar por el sueldo en una entrevista laboral
A menudo, antes de encarar una entrevista laboral, nos preguntamos si es conveniente indagar sobre el sueldo a percibir por el puesto en juego. Y a veces cometemos el error de no hacerlo: esta información ayuda a derribar la brecha en los salarios que existe actualmente en muchos países del mundo.
Muchos no saben que esta brecha comienza desde el mismo momento en que se accede al nuevo trabajo. Es la conocida como "brecha de demanda" y consiste en la diferencia en las expectativas salariales que experimentan no solo las mujeres, sino también grupos étnicos minoritarios, al enfrentarse a una negociación, señala el sitio El Confidencial.
Un estudio publicado en Argentina reveló que las mujeres piden, de media, un sueldo un 6% menor a los hombres por el mismo trabajo. Además, esa diferencia es aún mayor en los empleos dominados históricamente por los hombres. Lo mismo sucede en Estados Unidos.
Esta diferencia al comienzo de una carrera profesional marcará la brecha de género a lo largo de toda la vida.
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Por lo general, las mujeres tienen expectativas de salario más bajas respecto a los hombres, algo que sucede igualmente entre las minorías respecto a los trabajadores blancos. Por eso, las mujeres aceptan en un alto porcentaje la primera oferta de sueldo que reciben, mientras que los hombres, al tener expectativas más altas, no se conforman y esperan ofertas mayores.
Las mujeres tienen miedo a parecer agresivas, mientras que a los hombres esto no les preocupa.
Cómo reducir la brecha de demanda
Tener la mayor información posible sobre los sueldos de un sector es fundamental a la hora de negociar un salario en las rondas finales de una entrevista de trabajo. Pero, incluso haciendo una investigación previa, puede producirse esa brecha de demanda entre hombres y mujeres.
Un ejemplo es lo sucedido en Hired, una empresa norteamericana que se dedica a reclutar profesionales, sobre todo del sector tecnológico. Detectaron que había una brecha de demanda de género del 3,3% y decidieron sustituir la opción que dan a sus usuarios de poner el sueldo deseado por un dato objetivo del salario medio para ese puesto, según los datos que tenían de otros trabajadores. La maniobra fue un éxito y acabó de un plumazo con esa brecha salarial. Sin embargo, una investigación de Nina Roussille, economista de la London School of Economics, reveló que sigue habiendo una brecha de demanda por raza, incluso sabiendo los sueldos medios del puesto al que se aspira. Y lo demostró con los hispanos que habían encontrado trabajo a través de la misma reclutadora, Hired, y que tenían unos salarios un 2,5% inferiores al de trabajadores blancos con su mismo empleo.
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Una buena noticia, según Nina Roussille, es que varios estados de Estados Unidos han prohibido "las preguntas sobre el historial salarial de los empleadores. Y hay pruebas de que esto ha ayudado a reducir tanto la brecha salarial de género como la brecha salarial de las minorías". Por eso, una buena forma de luchar contra esa brecha desde la posición del trabajador es establecer redes profesionales que ayuden a formarse unas expectativas reales de los sueldos del sector para cobrar lo mismo que los hombres. Y, aunque en muchos casos el salario es un tema tabú, poner en común esa información puede ayudar a otras personas a ganar un sueldo justo.