Por el profesor Luis Elías escribió una reflexión sobre la conmemoración y celebración del nacimiento de Jesús.
¿Y si en esta Navidad armamos el pesebre?
Una antigua tradiciónHace ocho siglos, San Francisco de Asís iniciaba una tradición que perduraría hasta hoy: representar, en una cueva con personas y animales, la escena del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén. Desde entonces se difundió en los hogares cristianos esta sana costumbre de recordar el momento que dividiría la historia para siempre, el momento en que Dios se hizo hombre para llevar a los hombres hacia Dios.
¿Por qué el Niño Dios nació en Belén?
Nos relatan los Evangelios de Mateo y Lucas, fuentes incuestionables, que San José y María encinta, debían trasladarse a Belén debido a un censo que el emperador romano César Augusto ordenó para todos los judíos. Como descendiente del rey David, a San José le correspondía empadronarse en Belén.
Llegado el momento de dar a luz, no había lugar para ellos en la posada. O quizás por voluntad divina, el acontecimiento más importante de la historia de los hombres debía producirse en el silencio y la intimidad de una cueva retirada del bullicio del pueblo.
Allí, en ese sencillo lugar hace más de 2000 años nació el Redentor. Fueron testigos los humildes pastores anoticiados por un ángel y tres reyes, conocidos como Magos, venidos desde el oriente.
La Navidad en el arte
Muchos artistas se han inspirado en Belén para producir obras de arte aún hoy admiradas. Sólo a modo de ejemplo ilustramos este artículo con algunas de ellas:
¿Y si armamos el pesebre?
El pesebre hogareño suele armarse tradicionalmente el 8 de diciembre, día de la Inmaculada. En algún lugar destacado de nuestro hogar podemos disponer las imágenes del pesebre que, aunque sean sencillas, nos ayudan a evocar este inmortal acontecimiento.
Lo que no debe faltar:
La presencia del Niño Jesús, el hijo de Dios y redentor de la humanidad que viene a iluminar nuestras vidas (se coloca el 25, día de la Navidad)
La Virgen María, imagen de fidelidad, pureza y amor, dócil al plan de Dios.
San José, padre de Jesús, ejemplo de fortaleza y obediencia.
Los tres Reyes Magos: Gaspar, Melchor y Baltasar. Representan la sabiduría. Sus obsequios revelan la naturaleza divina de Jesús (el incienso), la humana (mirra) y la realeza del Señor (el oro).
La sencillez de quienes deciden aceptar el mensaje cristiano es representada por los pastores. Reciben la noticia de la voz de los ángeles que les anuncian la llegada del redentor y cantan "Gloria a Dios en el cielo" a lo que los humildes campesinos responden "y en la tierra paz a los hombres".
La Estrella de Belén, que con su luz nos muestra la fe y la esperanza que deben iluminar la vida del cristiano.
Y por supuesto, la creación toda, incluidos los animales, que adoran postrados al Redentor. La humilde mula, el fuerte y calmo buey, la inocente oveja.
El mejor lugar para armar el pesebre
Quizás lo que el Señor espera es que dispongamos nuestro corazón para que lo que contemplamos en las imágenes del pesebre se haga vida en nosotros.
Esta Navidad podemos disponernos a tomar su ejemplo y buscar paz y sosiego, perdonar las ofensas recibidas, ser fieles al llamado de Dios, demostrar el amor que tenemos a nuestros seres queridos, estar atentos a las necesidades de los más humildes y volvernos al Niño que, desde un sencillo pesebre, nos muestra cuánto nos ama.
¡Feliz Navidad!