Medicina en el Aconcagua: hasta 300 consultas diarias en temporada de ascensos

El equipo médico único a nivel mundial que atiende y presta servicios de salud a 5.550 metros de altura.

Medicina en el Aconcagua: hasta 300 consultas diarias en temporada de ascensos

El servicio de salud del Aconcagua (6.959 m.s.n.m), la cumbre más alta del continente y de todo el mundo después de la cordillera del Himalaya, es uno de los servicios médicos más reconocidos del planeta.

Hace tres años que atienden a diario a centenares de montañistas que llegan de todo el mundo para conquistar el techo de América. Estos galenos, que pasan hasta 45 días en la montaña, viviendo y trabajando por encima de los 4.500 metros sobre el nivel del mar, no atienden en una carpita.

Muy por el contrario, cuentan con una red de domos sanitarios con profesionales de múltiples especialidades, equipamiento y servicios de internación instalada a lo largo del recorrido, antes del campo base y ya en la ruta final de ascenso.

Son los médicos de Extreme Medicine, una empresa mendocina que ganó la licitación realizada por el Estado Provincial para hacer los servicios de salud en el Aconcagua y que hoy son un modelo a nivel mundial.

Con su líder y referente, la doctora Roxana Pronce, especialista en medicina de montaña, guía de montaña e instructora de esquí, hablamos sobre el trabajo diario, la patologías más comunes que ven, los peligros más letales que precipitan la muerte, los desafíos a los que se enfrentan y qué hay que tener en cuenta para plantarle cara al coloso de América.

Roxana Pronce en acción.

No había escuchado hablar de Medicina de Montaña, como una especialidad. ¿Es nueva?

Comenzó siendo una diplomatura y con el pasar de los años te das cuenta que todas las patologías de altura merecen una especialidad en la que realmente se dedique y estudie tales patologías y traumas.

¿Es distinto en lo que se presenta ahí respecto de la clínica médica?

Si, hay patologías diferentes por un mal agudo de montaña, como una hipoxia hipobárica.

Se va a presentar en la altura y en ningún otro lugar.

Por supuesto, porque a medida que vas subiendo en altitud se va disminuyendo no el porcentaje de oxígeno, sino la cercanía de una molécula de oxígeno con otra, por lo que no se incorporan tantas moléculas de oxígeno al respirar, que se da por una hipobaria, que es una disminución de la presión atmosférica a medida que vas ganando en altura.

Entonces, quieras o no, eso va desencadenando patologías que están referidas con la altura. Además, somos seres integrales, por lo que una persona que tiene, por ejemplo, gastritis estando en la base, o alguna otra patología que no es de altura, la falta de presión puede exacerbarla más.

Hay muchas patologías de la ciudad que se exacerban en la altura, y hay otras que solo están relacionadas con la hipoxia hipobárica, que es la anoxia básica de todas las patologías de altura.

Ver: Tras la reducción de atención, hay 12 horas de demora para cruzar a Chile

¿Ustedes tienen en el Aconcagua todo un sistema de salud hospitalario? ¿Tiene internación?

Hospitalario no, pero sí tenemos internación, porque son consultorios de media complejidad, pero tenemos de todo, electrocardiograma, ecógrafo, tenemos para intubar, todo lo necesario para enfrentar las emergencias que se presenten.

¿Dónde están ubicados estos consultorios? ¿Cómo son?

Son domos y como sabemos, el Aconcagua tiene dos quebradas por las que se asciende hasta los 6.000 metros, a partir de allí ya tenemos una sola ruta a la cumbre.

Por la Quebrada de Horcones, que es la más concurrida, tenemos tres campamentos: el de aproximación, que se llama Confluencia y está a 3.150 metros. Allí tenemos tres domos, uno de clínica y los otros de servicios médicos.

Después está el campamento base de Plaza de Mulas, a 4.150 metros, que es donde está el más grande de todos los domos, y después, tenemos un domo a 5.550 metros...

¡Ah, un montón!

Si, si, claro, hoy es el domo de salud más alto del mundo, le ganamos incluso al del campamento Everest, en el Himalaya, que está a 5.500 metros, y ahí tenemos un domo consultorio en el cual siempre hay médicos presentes y tenemos médicos distribuidos en todos los campamentos, preparados para salir al rescate y reaccionar ante la emergencia.

¿Pueden hacer alguna intervención quirúrgica de emergencia, por ejemplo, por una fractura?

No, operar no, porque no es recomendable por la altura. Lo que se hace es estabilizar al paciente y hacer el traslado lo más pronto posible ya sea en helicóptero o en la forma que sea menos dañina para el paciente.

¿Por qué no es recomendable hacer una intervención quirúrgica en altura?

Porque estás frente a una hipoxia hipobárica, entonces, estresar a ese cuerpo en una intervención quirúrgica en altura no se recomienda. Además, porque no son personas que viven en la altura, sino que están intermitentemente en altura y por lo tanto les falta una aclimatación plena.

Por otra parte, estamos en un ambiente muy agreste y muy hostil y si bien tenemos todas las comodidades para manejar sala de emergencia y para internar a una persona no vendría a ser un ambiente óptimo para operar. Acá lo indicado es estabilizar, ver que el paciente esté bien y sacarlo de la hipoxia hipobárica.

¿Cuántos médicos tienen en el Aconcagua, que me imagino que rotan?

El equipo se compone de 33 médicos. En temporada alta tenemos un staff permanente de 10 médicos, también tenemos kinesiólogos que tratan a los pacientes que tienen un tirón, o un dolor muscular. Hay profesionales para responder en casi todos los casos. Y bueno, después, hay médicos que permanecen 10 o 15 días en el Aconcagua y otros hasta un mes o mes y medio.

Pero lo que hacemos principalmente es prevenir cualquier dolencia de salud porque una vez que se desatan son muy rápidas, entonces, como servicio médico acompañamos al montañista para que se sienta bien y logre hacer cumbre en el Aconcagua.

Ahora, si hay una patología como un edema agudo de pulmón o un mal agudo de montaña severo o un edema cerebral, nosotros tenemos que resolverlo y tratar de que descienda.

Y ahí es clave nuestra intervención, porque si no se puede evacuar por mal tiempo o porque el helicóptero no puede subir por uno, dos o tres días, los que mantenemos a ese paciente para que esté sano y a salvo somos nosotros.

¿Cuáles son los problemas de salud más comunes que se les presentan a diario?

Casi todas las personas que terminan ascendiendo a los 3.500 o 4.000 metros, tienen una leve cefalea, a veces disminuye el apetito, o un cansancio más exagerado de lo común, y todo eso entra dentro de lo que se denomina puna, que es el mal agudo de altura. Nosotros tenemos una escala para evaluar esa sintomatología y de acuerdo a eso definimos el tratamiento.

Ahora, la mayor causa de esto es la altura y el paciente deshidratado, esos dos elementos son una combinación terrible para una persona. Que tenga un ascenso muy rápido y que no se hidrate bien para ese ascenso, lo termina llevando a un mal agudo de montaña que puede derivar en un edema agudo de pulmón o de cerebro, patologías en las que se dispone que el paciente descienda.

Alguna vez, un ex jefe de la Patrulla de Rescate del Aconcagua me dijo que la mitad de las muertes eran causadas por edema agudo de pulmón y la otra mitad por caídas en el regreso. ¿Todavía es así esa relación?

Ya se ha invertido esa relación. Muertes por edema pulmonar ya no hay prácticamente. La mayor cantidad de muertes se produce por encima de los 6.000 metros, la mayor cantidad son montañistas oriundos de Estados Unidos, y casi todos por mal agudo de montaña severo.

¿Ya no por caídas tampoco?

No, no, las causales de muerte por trauma han bajado al tercer o cuarto lugar. Lo que domina es esto que te digo que es la deshidratación, porque empiezan a cansarse, no hidratan, siguen el ascenso hacia la cumbre y normalmente se trata de personas que ascienden sin guías, que creen que es llegar a la cumbre y no hay más dificultad y que terminan desplomándose a mitad de camino o cuando llegan a la cumbre.

¿O sea, pueden perder la lucidez, el rumbo, desmayarse o dormirse?

Si, totalmente, pero además, con ese cuadro pierden la noción de que tienen que comer, hidratarse, bajar, todas cosas que no tienen en cuenta quienes no son montañistas. Por eso es recomendable ascender con un guía, porque este puede evaluar a su cliente y tomar una decisión apropiada de continuar o no con el ascenso. Porque en definitiva, el buen guía es el guía que le puede salvar la vida al montañista.

¿Y eso le puede pasar a cualquiera, al montañista más experimentado?

Si, si, si, hay gente que ha subido muchas veces y de golpe están en el campo base de Plaza de Mulas y te dicen que les falta el aire y resulta que después terminan en un edema agudo de pulmón y hay que bajarlos.

¿No importa si tenés muchas cumbres hechas?

Si importa, desde un punto de vista de qué, a medida que nos exponemos a la altura, nuestro techo de altura se va corriendo y vamos modificando unos genes que nos permiten con el tiempo ir aclimatándonos cada vez más rápido.

Y también influye la genética que trae cada persona y la capacidad de aclimatación que tiene cada uno.

¿Cuánta gente atienden por día?

Hemos tenido en algunos momentos hasta 1.300 personas en Plaza de Mulas y Plaza Argentina en los campamentos, y una atención en los consultorios de 300 personas por día.

¡Muchísimo!

Si, porque en temporada alta hay veces que están subiendo 15 expediciones y te tocaron las 15 con 10 clientes cada uno, y nosotros hacemos una atención, un control médico obligatorio diario, y como tenemos mucha experiencia en montaña ya podemos detectar quien viene aclimatando lento, este tiene un mal agudo de montaña, u otra situación y los vamos ayudando a mejorar.

¿O sea que van chequeando a todos los que van llegando?

Si, si, a todos se chequea a todo el mundo y si es necesario más de una vez, porque esto no es una ruleta rusa en la que a vos te puede tocar y a mi no. Si uno hace bien las cosas en la montaña, y respeta sus tiempos, su cuerpo, la hidratación, la velocidad y la forma de la marcha de ascenso y respeta lo que le dicen los guardaparques o la patrulla de rescate, las cosas salen normalmente muy bien.

Pero bueno, el secreto aquí es el manejo de la ansiedad de los pacientes y nosotros en lo que ayudamos es en prevenir.

Me imagino que es difícil con el tema de la ansiedad porque la gente va entusiasmada y debe jugar un poco en contra.

Imaginate que es gente que viene planeando este viaje, estos ascensos, tres o cuatros años antes y ves montañistas de los lugares más raros del mundo que llegan al consultorio.

¿Además de médica sos andinista?

Si, soy montañista, soy guía de montaña y además soy instructora de esquí.

¡Ah bueno! ¿Desde que edad?

Primero me recibí de médica, después me puse a hacer la tecnicatura de la Escuela de Guías de Montaña y después hice el instrutorado de esquí y también deportología.

¿Y todos los médicos que tienen arriba son montañistas?

Si, son todos montañistas porque sino no estarían allí, porque para estar allí hay que amar la montaña, hay que tener mucha pasión.

¿Pero son andinistas, escalan, suben montañas?

Si, todos los médicos y profesionales de la salud que tenemos allí, todos son andinistas. Somos un grupo que nos conocemos hace unos 15 años y también se han ido incorporando nuevos al staff médico, donde hacemos una selección muy rigurosa, porque lo que buscamos acá es un equipo y no una persona super poderosa porque en la montaña hay que saber trabajar en equipo.

Y tenemos traumatólogos, ginecólogos, cardiólogos, especialistas en clínica médica, oftalmólogos, expertos en terapia intensiva, gente muy preparada. Mi socio, por ejemplo, el doctor Bernanbé Abramor; es médico intensivista y además especialista en medicina de montaña y lo mismo con los coordinadores, el doctor Rodrigo Duplessis y la doctora Anita Saravia, que además de ser médicos clínicos también tienen la especialidad en montaña.

Por eso, te puedo decir que el Aconcagua es la montaña más segura del mundo. Nosotros el año pasado estuvimos en Utah, en los Estados Unidos, en el octavo congreso de médicos de montaña, que nos invitaron como la asociación más importante a nivel mundial a exponer porque lo que hacemos acá con la Patrulla de Rescate, los Guardaparques y los helicópteros, trabajadores, porteadores y guías posicionan al Aconcagua como la montaña más segura del mundo.

¿Qué consejo de salud le das a alguien que un día se le ocurre tomar el desafío de ascender el Aconcagua? Normalmente la gente que hace eso se prepara en el gimnasio un año y busca ascender.

Que además vaya haciendo ascensos de montaña previos, aumentando las altitudes. Por ejemplo, este mes hace dos cerros de 4.000 metros, el otro mes dos de 5.000 metros y así va conociendo su cuerpo.

Y pasar por el médico previamente me imagino.

Definitivamente, porque este es un deporte de alta exigencia.

Por ejemplo: ¿Sos hipertenso, que hoy es muy común, podés subir al Aconcagua?

Si, totalmente.

¿Con diabetes también?

Si, claro.

¿Y con una dificultad cardíaca?

Depende cual, si a la persona le han puesto un stent hace un año no, pero si fue hace cinco años ya si puede.

¿Y pueden hacer cumbre?

Si, si. Es como todo, el que se aclimata bien, se siente bien y está entrenado hace cumbre. El que no pudo aclimatarse, por más que esté muy entrenado no llega, y el que se aclimató bien pero tampoco está bien entrenado, tampoco va a llegar.

¿Este servicio médico especializado que prestan aquí no es algo extendido en el mundo?

En el continente americano es el único, y es el único servicio médico de montaña en el mundo en el que sus integrantes están remunerados y pueden vivir de la especialidad médica de montaña.