Se trata de un inmueble ubicado en pleno centro de Mendoza y que pasó por muchas manos durante más de 70 años, hasta que pudo ser recuperado por la entidad. Sin embargo, la falta de mantenimiento y el mal uso, obligarán a demolerlo.
La historia detrás del edificio histórico de Irrigación
Después de 76 años el Departamento General de Irrigación recuperó un edificio histórico que pasó por muchas manos en el Estado, que tomó la CGT y que una acción del peronista José Luis Álvarez terminó por dejar en ruinas, a tal punto, que deberá ser demolido.
La historia se inicia en 1926, cuando los regantes mendocinos debieron abonar una cuota adicional de m$n 0,50 (Peso Moneda Nacional) por hectárea con derecho de agua a los efectos de la adquisición del inmueble ubicado en 25 de Mayo 1245 de Ciudad.
Durante 20 años funcionó en ese lugar la sede central de la entidad, hasta que en 1946 fue desafectado, iniciando un camino en el que pasó por muchas manos y que terminó con el abandono.
Desde esa fecha sirvió para establecimientos educacionales y hasta refugio para las personas que perdieron su hogar en el terremoto de 1985, pero fue en la década del 90 cuando comenzó a deteriorarse. En ese período, de una manera que aún no se ha podido reconstruir, el inmueble fue ocupado por la CGT, central gremial que lo adoptó como una de sus sedes.
Sin papeles, el gremialismo ocupó la vivienda hasta que en el 2013, bajo la administración provincial de Francisco Pérez y con José Luis Alvarez al frente de Irrigación, se firmó un convenio de comodato gratuito en el cual el gobernador del agua les entregaba el inmueble.
Ese fue un punto clave para su recuperación, según comentó a Memo la jefa de Gabinete de la actual gestión, María Teresa Badui. Explicó que el acuerdo que se firmó imponía a los beneficiarios dos obligaciones. La CGT tenía que mantener en condiciones de habitabilidad el inmueble y pagar los servicios, tasas e impuestos correspondientes, entre ellos el pago de las tasas municipales.
Entre 2015 y 2017 la central gremial no pagó las tasas municipales, generando una deuda por $754.000, los cuales la Municipalidad de Mendoza le reclamó al Departamento General de Irrigación. El organismo descentralizado cubrió esa deuda y comenzó el proceso para recuperar el inmueble ubicado en pleno centro mendocino.
Ahí se inició una reconstrucción de la historia de la propiedad, la cual se desconoce por cuantas manos pasó, pero que se llegó a determinar que en los '90 pasó a mano de la central gremial, aunque recién en 2013 se pudo identificar un documento refiriéndose al uso del inmueble.