La presencia de residuos de medicamentos veterinarios en la carne destinada al consumo humano es una problemática de salud pública que despierta preocupación.
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La búsqueda de aportes de valor para mejorar la calidad de la carne y, en definitiva, la calidad de vida, es el objetivo de un estudio realizado por profesionales de la Universidad Maza.
Así como sucede con otros alimentos, la presencia de residuos de medicamentos veterinarios en la carne destinada al consumo humano es una problemática de salud pública que despierta preocupación. Con esta premisa la investigación, se centra en estudiar el medioambiente agropecuario donde se crían los bovinos para aportar a la calidad de la carne como producto final.
"Entre otros elementos que conforman ese particular medioambiente característico de cada región, se estudian algunos que se relacionan con las prácticas ganaderas, como el uso de medicamentos para disminuir la presencia de plagas o parásitos en los animales", explica la doctora Daniela Ferré investigadora del laboratorio de Genética, Ambiente y Reproducción (GenAR) de la Universidad Maza y del CONICET.
La experta, que lidera la investigación, comentó que se espera generar información acerca de la capacidad de producir toxicidad al material genético que tienen los antiparasitarios -como ivermectina y cipermetrina- los más usados a nivel mundial y local en sistemas ganaderos, y que podrían estar presentes como residuos en el producto final.
Los métodos que se aplican
Para obtener la información, se llevan a cabo ensayos in vitro. "Estamos analizando el potencial daño cromosómico en linfocitos de bovino cultivados, que pueden generar distintas concentraciones de dos de los antiparasitarios más usados en la región", señaló Ferré. La investigación no solo se limita a la problemática de la presencia de residuos, sino que se adentra en el impacto al material genético a largo plazo, contribuyendo a una comprensión más completa de los riesgos asociados.
"El daño del material genético podría darse por esas exposiciones a concentraciones bajas de, por ejemplo, plaguicidas, durante un periodo de tiempo prolongado y ese daño acumularse y pasar de generación en generación a las células hijas. Esa situación favorecería el desarrollo en el tiempo de enfermedades como algunos tipos de cáncer o afecciones de tipo reproductivas", analizó.
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Interacción con el medioambiente
El proyecto aborda, además, cómo las acciones en el ecosistema agropecuario, incluyendo la gestión de la materia fecal, alimentación y uso de energía, pueden afectar la calidad de la carne y el medioambiente. Se estiman las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a las actividades ganaderas y las prácticas que podrían incidir en el bienestar de los animales.
"La información obtenida sobre la gestión de los sistemas productivos permite aportar a la calidad de la carne como el producto final de una cadena productiva compleja, en términos de advertir sobre impactos negativos al ambiente, fomentar el bienestar de los animales, y evitar la presencia de residuos de medicamentos en la carne, protegiendo así la salud pública", dice el informe.
Justamente, gracias a la información científica, se han implementado restricciones recientes, como el caso del plaguicida clorpirifos a nivel nacional, demostrando el impacto directo de la investigación en la regulación de plaguicidas y/o medicamentos en la producción primaria de alimentos.
El estudio se denomina "Aportes a la calidad de la carne desde el Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC) en sistemas ganaderos, biomonitoreo genético como estándar de calidad y potencial genotóxico de los parasiticidas usados en los bovinos". Éste se efectúa en el marco de la convocatoria nacional PICTO 2019 Universidades de Mendoza, en donde la Universidad Maza obtuvo financiación para 7 proyectos de 23 seleccionados en total.