¿Es la profesión de este siglo? Tres casos en Mendoza explican cómo monetizan el contenido que generan para sus miles de seguidores.
Cuánto gana un influencer en Mendoza
Los influencers son artistas, futbolistas, gamers, actores, modelos y muchas más profesiones que generan contenido sobre su actividad, en las redes sociales, para una audiencia definida, que los elige por gusto o afinidad. Sin embargo, hay largo recorrido para posicionarse y esta dedicación, se paga.
El término influencer es tan amplio que termina metiendo en la misma bolsa a gente que hace cosas muy diferentes, por lo que muchos prefieren no ser llamados de ese modo.
Muchos de ellos ya eran referencia antes de que siquiera se conociera ese término. Por ejemplo, Virginia da Cunha, la cantante, compositora y actriz que saltó a la fama por ser parte de Bandana y que desde hace algún tiempo está radicada en Mendoza.
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Agustina Malano, titular de la cuenta "Cosa de Mujeres".
¿Se puede vivir de ser influencer?
Da Cunha tiene 148 mil seguidores en Instagram, donde suele compartir a través de sus historias distintos productos y servicios. "Yo no soy influencer -afirmó la cantante y DJ al POST-. Soy una artista con la que ciertas marcas se sienten identificadas y me proponen hacer promoción de sus experiencias y productos. En mi caso, el valor depende de la calidad de mis seguidores, de que se alinee a mi filosofía y de que sirva a los demás. No hay un monto prefijado ni nada. Lo charlo con cada persona en particular y suele ser más un trueque que una remuneración en plata".
Muriel del Barco es una de las influencers más destacadas de Mendoza. Después de ejercer años como comunicadora social, comenzó a trabajar a través de sus redes sociales y junto a influencers de la mano de su agencia. "Un par de historias ronda entre $10.000 y $20.000 de acuerdo a los seguidores que tengas", contó la periodista, y ejemplificó: "Si tenés 30.000 seguidores podés cobrar $30.000 un posteo".
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Virginia da Cunha.
La cantidad varía mucho dependiendo del influencer. Algunos tienen muy profesionalizadas las publicaciones, por lo que el precio de un reel puede comenzar en $40.000. Incluso, se suelen contratar fotógrafos profesionales, por lo que el costo aumenta.
Promocionar en las historias tiene un valor menor debido a la caducidad de las mismas. Y otra forma de pago es el típico canje, que algunos influencers aceptan principalmente de parte de los emprendimientos que recién arrancan. "Muchas cosas que comparto lo hago sin recibir nada a cambio. Alimentación saludable, emprendedores locales, restaurantes de amigos, vinos que me gustan, lecturas, cursos de meditación, deportes. Promuevo un estilo de vida consciente", afirmó Da Cunha.
Muriel del Barco.
Del Barco aseguró que en Mendoza hay gente que sí vive de trabajar en las redes sociales. "Respecto a las otras provincias estamos bastante bien. La gente paga por contratar un influencer, por ahí en otros lugares es canje y nada más", explicó.
Agustina Malano tiene la cuenta Cosa de Mujeres en Instagram, con más de 66 mil seguidores. Comenzó como un perfil enfocado en la moda y en el que ella mostraba sus looks, pero a fines de 2019 se transformó en un trabajo para su dueña. Hoy en día, comparte productos de belleza, ropa de niños; y servicios de peluquería, gimnasio y uñas.
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Malano se define como generadora de contenidos antes que influencer. "Yo lo que muestro es lo que yo uso, lo que yo consumo, nada más que eso. Después de que empecé con la cuenta, comencé a estudiar Asesoría de Imagen para poder complementar. Me escribe mucha gente preguntándome cómo puede usar determinada prenda, y la Asesoría de Imagen me ayuda a tener las bases para poder hablar con fundamentos", contó la mujer.
Se puede considerar influencer a personajes tan distintos como Lionel Messi (el argentino con más seguidores), Wanda Nara y Santi Maratea, por nombrar tres de ellos. De alguna manera, los tres alquilan su imagen personal a distintas marcas para que éstas lleguen a más personas, y los tres influyen en sus seguidores. Quizá nunca quisieron ser influencers per se, pero la dinámica ineludible de las redes sociales los terminó transformando en eso, que no quita todo lo otro que son.
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