Tiene sólo 29 años y el coronavirus lo puso en jaque. Durante el peor momento del virus, vio morir gente a su lado prácticamente todos los días. Una historia que sirve para concientizar.
El crudo relato de un joven mendocino que sufrió los peores embates del Covid
La segunda ola de Covid está brava. Muy. Considerablemente peor que la primera. La pandemia, que nunca se fue, se recargó para contragolpear con todo, de forma más contagiosa y agresiva.
En Mendoza la situación es desesperante. Además el coronavirus está atacando a gente cada vez más joven. En ese sentido, un mendocino compartió su experiencia con el Covid y el relato es escalofriante. No sólo por las complicaciones que sufrió con su salud, sino también por todo lo que vivió durante la internación durante su etapa más crítica.
Se trata de Gastón Ábrego, que tiene 29 años y que ahora fue dado de alta, pero continúa con el tratamiento en uno de los tantos hoteles adaptados para tratar a pancientes contagiados y viviendo una evolución diario en su estado de salud.
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Mediante un hilo en su cuenta de Twitter, Gastón contó comenzó con síntomas leves el 4 de abril y dos días después se hizo el test y dio positivo. A partir de ahí su salud comenzó a decaer diaramente, hasta que llegó el martes 13 en donde le empezó a faltar el aire.
Ese día asistió al Hospital Central y fue ingresado. En aquel entonces la segunda ola todavía no había explotado en la provincia con toda la fuerza de la actualidad, así que no tuvo inconvenientes en conseguir cama. No obstante las cosas que vivió dentro del nosocomio fueron espantosas: el Covid en su máxima expresión.
Allí fue estabilizado, aunque le diagnosticaron neumonía bilateral. Estuvo 9 días internado y en ese lapso vivió experiencias fuertes, como no poder dormir por las noches debido a la falta de aire.
También vio como otros pacientes que iban ingresando en la otra cama de la habitación morían a su lado. En ese sentido, Gastón relató el enorme esfuerzo del personal de salud del hospital.
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"Nunca vi que las enfermeras abandonaran a nadie, a cada rato asistían a todos y los médicos visitan a los pacientes para evaluar cómo van evolucionando los cuadros", escribió.
En ese sentido, el joven mendocino confesó que "fue difícil no llorar frente a todo ese clima de desesperación" e incluso sostuvo que "no pude mantenerme a salvo de los pensamientos negativos".
Gastón, en medio de su narración, comentó el fallecimiento de su padre, también por Covid, en octubre del año pasado. Otro crudo momento que atravesó y que empezó a dimensionar más de cerca con toda esta experiencias.
El hilo