Hace poco más de un año, el joven falleció en el Cacique Guaymallén. Su madre, Betina Malovini, continúa las tareas que él realizaba con los animales, transformando dolor en amor y así siente que su hijo sigue presente.
Franco se ahogó para salvar a un perro y ahora su madre lleva adelante su legado
Pasó poco más de un año. El sábado 19 de septiembre Franco Pokrajac (20) se arrojó al canal Cacique Guaymallén para salvar a un perro que había caído al agua. No era la primera vez que hacía algo así, porque su amor por los animales era un motivo de vida. Pero en esta ocasión, falleció.
Este trágico hecho fue muy conmovedor en la Argentina, no solo en Mendoza. Franco era muy querido sus conocidos expresaron muestras de dolor. Su madre, la médica Betina Malovini, iba con él en el auto el día del accidente. Escucharon a la altura de Almirante Brown y San Martín, de Luján de Cuyo, a una mujer pedir ayuda porque su perro había caído al agua. Franco hizo a su mamá detener el coche, se bajó y arrojó al agua. La corriente era fuerte y arrastró al perro y al joven. Su mamá también se tiró para ayudar a su hijo, pero no logró alcanzarlo. "Yo sentí que me subían en ese sector profundo, hasta que me arrojaron unas sogas y me sacaron", recuerda la madre y consideran que su hijo de algún modo la ayudó en ese momento.
Franco se ahogó junto con el perro. Para Betina su vida ya no sería igual. Se le hace muy difícil la ausencia de su hijo. Sin embargo, como dice ella, él sigue presente en las actividades que ella inició: "Continúo con el legado de mi hijo".
Ella no teme en responder sobre, si volviese atrás y sabiendo lo que ocurriría, qué le diría a su hijo en el instante previo al bajarse del auto para arrojarse al canal: "Franco siempre hizo lo que sentía, a veces en contra de lo que yo opinaba. Claro que hubiese tratado de retenerlo conmigo, pero sé que las cosas pasan por algo. Yo creo que Franco, acá, ya no tenía nada más que aprender, siempre estaba ayudando a alguien o a perros. De todas maneras, esto nos cambió la vida a toda la familia y ahora todos nos comprometimos en ayudar más al prójimo, a los perros callejeros y comprometernos más con la realidad", se explayó.
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La médica cuenta que Franco siempre estaba buscando servirle a alguien, con mucha generosidad. "Muchas veces me llevaba pacientes al centro de salud (cuando trabajaba en Luján) que él ni conocía para que los atendiera. También me llevó animales para que los atienda", recuerda Betina con emoción.
Aunque la mujer tenga esas sensaciones, Franco ya no está. Y habla con esa ambivalencia que va desde extrañar profundamente a su hijo a sentirse orgullosa porque él algo les dejó a sus padres y hermana: "Siempre le pedía a Dios que me pase cualquier cosa menos perder un hijo. Ahora vivo abocada a la medicina solidaria, también me vinculé con la salud animal, por ahí canalizo mi angustia ayudando a los proteccionistas, animalistas para lograr lo que quería mi hijo, conseguir la salud pública para los animales", explicó.
La muerte de Franco por intentar salvar a un perro tuvo repercusión internacional. Medios extranjeros reflejaron el accidente y la organización animalista PETA (Ethical Treatment of Animals - Trato ético de los animales) con sede en Virginia, Estados Unidos, lo homenajeó. "Nos llamaron para decirnos que era un honor que Franco estuviera en el árbol de la vida. Se pone una hoja de oro con su nombre en el árbol que es donde destacan a los proteccionistas", detalló Betina. En esa hoja dice: "Un ángel que bajó a enseñarnos verdaderos valores".
Claramente que transformar el dolor en amor y compromiso no debe ser una tarea fácil, pero Franco lo ha logrado. El pasado domingo 18 de septiembre, con motivo de cumplirse un año de la partida de Franco Pokrajac, se realizó la maratón solidaria para recaudar fondos con el objetivo de la construcción del hospital público veterinario.
Participaron más de 400 personas y al respecto, Betina Malovini contó algo muy profundo: "Llegó un chico que quería inscribirse, para correr por Franco, pero me dijo que no tenía dinero para la inscripción. Entonces, le dije ‘no, importa, corré igual'. Y ese fue el chico que ganó", destacó feliz la médica, y continuó con una consideración mágica: "Fue todo muy emocionante, mucha energía positiva. Además, para ese día estaba pronosticado lluvia, pero salió el sol esas dos horas que duró la carrera, luego se nubló y llovió. Como si en esas dos horas de la maratón el cielo se abrió porque él nos estaba acompañando".
Para ella, estas situaciones tienen que ver con la forma de ser su hijo. Y recuerda que han sucedido episodios extraños. "Cuando estábamos sacando a Franco de mi casa, en la esquina había un grupo de perros callejeros que él cuidaba y alimentaba. En ese momento, puse un rap que le hizo un chico cuando falleció. Los perros comenzaron a llorar, lo hacían fuerte y cuando terminó la canción, que hablaba de él, se callaron".
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Betina mencionó otras situaciones extrañas en torno a la muerte de su hijo. Una de ellas, es cuando lograron abrir el celular de Franco y "lo primero que vimos es que decía ‘vas a tener que aprender a sobrevivir para después vivir'. Sucedieron este tipo de cosas muy mágicas", contó su madre notablemente sensibilizada.
Mientras detallaba estas instancias recordaba que Franco siempre fue muy especial. Un día ella le compró una Xbox y a las dos semanas se la regaló a un chico y cuando "le pregunté por qué se la había dado, me contestó que su madre nunca iba a poder comprársela", dijo con una sonrisa al recordar lo desprendido que era el joven.
La médica a tomado la posta de Franco, toda su familia acompaña. Actualmente, están colaborando con distintas ONG y asociaciones animalistas y trabajando en el proyecto del hospital público veterinario. Para ello, Betina Malovini se encuentra dialogando diariamente con intendentes y legisladores para concretar la construcción de este servicio.
En esa dinámica, Franco siempre está presente, ella habla con su hijo y aclara que nunca tuvo mucho conocimiento de lo que él hacía con los proteccionistas. Ahora, ella está embarcada en continuar la labor de su hijo, realizándola con el dolor de no tenerlo y ponerle alegría porque "ahora mi vida gira en torno a Franco y a sus ideales", finalizó Betina.