Le dijeron "salí de acá, bolivianito" y lo golpearon a la salida de una fiesta

En un violento episodio que se desató en la madrugada del 25 de diciembre, Mateo Di Bari, un joven de 24 años, fue agredido por un grupo de rugbiers en la fiesta Open Air celebrada en la bodega Tierras Altas, ubicada en Luján. 

Tras este episodio, Di Bari dialogó con el Post y contó detalles de lo sucedido.  Según su relato, alrededor de las 7 de la mañana, él y sus primos decidieron irse de la fiesta y se dirigieron a tomar agua. 

"Mientras tomábamos agua, escucho a mis espaldas que empiezan a decir '¿qué mirás, flaco?' y me doy vuelta y veo a un grupo de cinco chicos que se le van encima a uno de mis primos", explicó Mateo. Intento intervenir para separar la pelea, diciendo: "¡Pará, si no hizo nada!".

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Según su relato, durante el intento de separación, Mateo fue confrontado por Facundo R., quien lo insultó y -según Di Bari- discriminó, diciéndole: "¡Andá boliviano! ¡Salí de acá, bolivianito, sos horrible!". Tras esta agresión verbal, Mateo se habría alejado y dirigido hacia la salida, donde se dio cuenta de que sus primos no estaban.

"Estaba afuera, apoyado en la baranda, esperando que salieran mis amigos", continuó. De repente, un grupo de al menos cinco personas, entre las que se encontraban -según él- Telmo F. y Fausto F., lo atacó. "Me comenzaron a golpear por todas partes: en la cabeza, el pecho y la cara. Me rompieron la camisa y una de esas piñas me cortó la nariz", relató. 

Mateo aclaró que reconoce a Telmo F., ya que es conocido en el ambiente y, según la víctima, tiene antecedentes de haber estado involucrado en episodios de violencia desde joven. "Los otros chicos son conocidos por mis amigos, pero yo no sabía quiénes eran", comentó, subrayando que, aunque no estaba familiarizado con ellos, su comportamiento agresivo no fue una sorpresa. "Ya hice la denuncia, y sé que estos que nombré son jugadores del Marista Rugby Club", agregó, enfatizando la gravedad de la situación.

Mateo también mencionó que varios de sus amigos intentaron intervenir para detener la golpiza, pero también sufrieron agresiones. "Habían chicas que estaban cerca e intentaron frenar todo; también recibieron empujones y golpes por meterse", agregó.

Finalmente, tras la brutal agresión, sus amigos lo ayudaron a controlar la hemorragia. "Me llevaron a la Clínica de Cuyo para que me atendieran", concluyó Mateo.

Así quedó el rostro de Mateo tras la brutal golpiza

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