Dijeron que hubo al menos 24 mil personas obligadas a permanecer confinadas y que podrían conseiderarse como delitos de "privación de la libertad".
Human Rights y John Hopkins condenaron las medidas de Gildo Insfrán
Un informe hecho por el observatorio internacional de Derechos Humanos (Human Rights Watch) junto a la Universidad John Hopkins, subrayó que el gobierno de Gildo Insfrán utilizó "medidas frecuentemente abusivas e insalubres para prevenir la propagación del COVID-19.?
Ambas entidades corroboraron además que más de 24 mil personas fueron obligadas a permanecer confinadas en circunstancias que, en muchos casos, podrían considerarse "detenciones arbitrarias". Además, llamaron la atención sobre la "poco exhaustiva" intervención del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, a quien criticaron por no "documentar las violaciones de derechos humanos" durante las protestas que culminaron en represión y detenciones.
La investigación llevada a cabo por ambas instituciones se hizo entre enero y marzo de 2021, con 45 entrevistas telefónicas. De ese grupo, 30 estuvieron confinadas en centros de aislamiento o cuarentena, mientras que el resto fueron médicos, abogados, víctimas de abuso policial, periodistas, una legisladora y dos concejalas. Según esos testimonios recogidos, la mayoría "temía sufrir represalias".
Detuvieron a las concejalas que denunciaron al gobernador de Formosa
Human Rights Watch cuestionó que el gobierno formoseño haya "restringido el trabajo de la prensa independiente para cubrir la situación en la provincia, habrían empleado excesivamente la fuerza contra quienes protestaban por las medidas relacionadas con el COVID-19 y, durante meses limitaron severamente la posibilidad de la población de la ciudad de Clorinda de trasladarse y acceder a atención médica".
Una de las críticas centrales apuntó a que las autoridades de Formosa mantuvo a personas recluidas, con resultados positivos de Covid-19, junto con otras que contaban con resultados negativos o que seguían esperando los resultados de sus exámenes. "En ocasiones, el hacinamiento y las condiciones insalubres en los centros han dificultado el distanciamiento social. En algunos centros no había ventilación adecuada, y, en ocasiones, las autoridades no brindaron atención médica adecuada a quienes se encontraban allí", apuntaron.
También destacaron que en los centros de aislamiento formoseños se impedía salir a las personas que estaban "bajo constante vigilancia policial, y, en algunos casos, fueron encerradas en sus habitaciones".
Human Rights Watch tuvo acceso a un formulario titulado "Consentimiento informado y previo" para casos positivos que se estableció en el Estadio Cincuentenario. El formulario indicaba que el gobierno se "eximía" de responsabilidad por lo que pudiera sucederles a las personas allí retenidas. Por su carácter obligatorio, la disposición implicaba una "privación de la libertad".
"Los centros insalubres y hacinados como los de Formosa pueden propagar la transmisión del coronavirus, menoscabar derechos humanos básicos y debilitar la confianza en las autoridades de salud pública, lo cual resulta crítico para una respuesta adecuada al COVID-19?, expresó Kathleen Page, médica y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y los centros de la Universidad Johns Hopkins. "Aislar a ciudades enteras puede generar más problemas que beneficios para la salud en el largo plazo", completó.
El caso de Clorinda
El documento de la entidad norteamericana de derechos humanos señala como hecho testigo de la dureza de las restricciones el caso de Zunilda Gómez, de 33 años, quien cursaba el tercer mes de embarazo de su cuarto hijo cuando, el 19 de diciembre, la policía se llevó a su familia de su vivienda en la ciudad de Clorinda. Las autoridades terminaron encerrando a la mujer y a sus tres hijos, de 12, ocho y cinco años, en una habitación de hotel. El 5 de enero, Gómez pidió ayuda y fue trasladada a un hospital: había sufrido un aborto espontáneo. Sus hijos permanecieron aislados y solos en el hotel hasta el día siguiente.
Entre agosto de 2020 y marzo de 2021, las autoridades formoseñas impusieron en Clorinda un "bloqueo sanitario", donde suspendieron el transporte público y exigieron que todos quienes pretendan salir de la ciudad presenten una prueba negativa de Covid-19 y obtengan autorización de la policía, lo que impidió la posibilidad de una atención médica adecuada, ya que los tratamientos son escasos en la ciudad.
"Conforme al derecho internacional, ciertos derechos básicos, tales como el derecho a no sufrir tratos crueles o inhumanos, no pueden ser restringidos ni siquiera en períodos de emergencia. Las restricciones de otros derechos, como el derecho a la libertad y la libertad de circulación, expresión y asociación, podrían resultar permisibles en un contexto de emergencia de salud pública como el que supone una pandemia, pero deben tener un claro fundamento legal, ser estrictamente necesarias y proporcionadas para el objetivo de salud pública que se persigue, tener una duración limitada, estar sujetas a revisión, y su aplicación en la práctica no puede ser arbitraria ni discriminatoria", resaltaron Human Rights Watch y la Universidad John Hopkins.
Según la información brindada por la oficina de Pietragalla, la secretaría de Derechos Humanos "solamente visitó la ciudad capital de Formosa y no se trasladó hasta Clorinda". "Aunque las autoridades de Formosa confirmaron a Human Rights Watch que habían establecido 188 centros de aislamiento y cuarentena en la provincia, el equipo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación solamente visitó 4 centros y entrevistó a personas que estaban confinadas en dos. En el Estadio Cincuentenario, el centro más grande, entrevistaron a personas encargadas de la atención sanitaria del lugar, pero no a individuos confinados allí", dijeron.
De acuerdo a ese descargo del secretario de Derechos Humanos, Pietragalla informó que su rol fue "promover un diálogo entre las autoridades sanitarias nacionales y provinciales", lo que contribuyó a que "el gobierno de Formosa adoptara nuevos protocolos en febrero, así como al cierre del Estadio Cincuentenario".
Human Rights Watch recomendó además que el presidente Alberto Fernández avance en la designación del titular de la Defensoría del Pueblo de la Nación, un órgano cuya estructura es independiente del poder ejecutivo y podría documentar y denunciar abusos.
Fuente: Infobae
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