Margarita, florista del Centro hace 35 años: "Acá crecieron mis hijos"

 Margarita Flores tiene 57 años y hace 35 que instaló su florería en una esquina emblemática del Centro, San Martín y Garibaldi, donde los mendocinos lo utilizan como punto de concentración para encuentros, festejos o incluso manifestaciones.

Desde muy chica su mamá, también florista, le pidió que la ayudara con la venta de flores en la puerta de un supermercado que se encontraba en la calle San Lorenzo y San Martín, y así entró en el negocio.

Cuando estaba embarazada de su hija Daniela, su mamá la mandó con su hermano a la Peatonal, desde ese momento entre idas y vueltas, desalojos y privilegios para otros, ganó la esquina privilegiada donde se encuentra ahora.

Leer: Luján reconoció a los bomberos que combatieron incendios en el Pedemonte

Mamá de ocho hijos y con una gran familia, crió a sus chicos en ese lugar rodeado del aroma de las flores: "En esta esquina vi muchas cosas malas, lindas y feas. Acá crecieron mis hijos, ahora dos de ellos están viviendo en España y otra dentro de poco también se va", explicó Margarita al Post.

Margarita y su negocio han pasado por miles de situaciones económicas y varios cambios de gobierno, pero continúa firme con un producto que se sigue vendiendo con esfuerzo y sacrificio.

"Yo vendo sí o sí porque me levanto muy temprano, acá no se abre a las 8 de la mañana, acá se abre a las 6 y cerramos a las 11, 12 de la noche todos los días, el único día que se descansa bien es el domingo que te quedas en casa te comes un regio asado, pero se trabaja muchísimo. Cada vez más horas quizás algún cliente dejó pagado un ramo de flores y a las 3 de la mañana te lo viene a buscar o te llama algún cliente después de las 12, 'Margarita,¿está ahí?', así que sí o sí vendés, pero es muy esclavizante", añadió.

Ver más: Aumentó la tarifa de taxis y remises en Mendoza

La florista comienza su jornada a las 5 de la mañana, espera a los provedores y llega al Centro para comenzar a colocar cada flor y cada cactus en su lugar, pero no está sola, su hija más chica, Carla, la acompaña para poner en pie el negocio.

Después del mediodía viene el reemplazo, Celeste y Aldana son las encargadas del turno tarde, ellas cuidan y atienden el negocio de su madre para que ella pueda volver a su casa a descansar. Así todos los días de lunes a sábados.

Entre todo lo vivido en esa esquina, Margarita contó que lo que más alegría le dio fue ver los festejos de fútbol: "Los momentos más bonitos fueron los  de fútbol, mis hijos lo vieron a la par mía. Hacían banderas, carpas, ponían el parlante fuerte para escuchar los partidos y a los gritos".

Lo que más vende Margarita

"Este año ha sido más de lo amarillo, tenemos girasoles naturales o artificiales. Los enamorados no cambian y eligen las rosas, los lilium perfumados y toda variedad de cactus".

 Los precios van desde $600 hasta los $10.000.

Leer más:"Triste e indignante": un cóndor andino apareció muerto con 11 perdigonazos