Ante la ausencia de lugares estatales o privados que contengan a los jóvenes mayores de 14 años con esta condición, dos madres fundaron una organización que pretende cambiar la realidad.
El sueño de dos madres para mejorar la vida de los autistas mendocinos
Dos madres de hijos que tienen trastorno del espectro autista decidieron asociarse y fundar en Mendoza Marea Azul, un espacio de contención que tiene como objetivo crear un centro recreativo especializado que permita albergar a jóvenes mayores de 14 años que tengan autismo, ya que en los Centros Educativos Terapéuticos, por ley, sólo pueden estar hasta esa edad.
Elisa Espina es mamá de Amparo, quien tiene 9 años y es autista. Junto con Serena Cháves, madre de Joaquín, de 10 años, decidieron darle vida a esta fundación. Ahora quieren redoblar la apuesta.
Si bien aclaran que hay centros de día que trabajan con chicos y chicas con TEA, Marea Azul busca solucionar otro tipo de necesidades de acuerdo a sus propias experiencias. "En base a todo el camino recorrido que hemos venido haciendo con nuestros hijos, creemos que no existe un lugar donde ellos pueden estar cómodos y donde se les respete todos sus derechos", asegura Elisa Espina.
En consecuencia, agrega que "debido a las características de nuestros hijos nos vimos en la necesidad de crear un lugar pensando en su futuro, con chicos que tienen algunos problemas conductuales que no son recibidos en algunos centros porque deciden trabajar con otras características, y está bien, porque cada uno elije con quienes quiere trabajar".
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El proyecto es ambicioso y se trata de crear un lugar específico para autismo donde no hayan otras patologías. Pero hay más: Elisa revela que "también nos interesa mucho poder realizar capacitaciones para formar profesionales para nuestro futuro centro" y que "nuestro centro tiene la intención de convertirse en un hogar para aquellos que necesiten o que no tengan familias y que puedan vivir ahí".
En ese sentido, desde Marea Azul se muestran profundamente preocupados por la prevalencia en el autismo, que cada vez es mayor. Por lo tanto, los centros que funcionan actualmente no tienen la capacidad suficiente para atender y contener a la cantidad de chicos y chicas que tienen TEA.
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"Hay niños que necesitan acceder a sus terapias y tienen lista de espera para más de un año, ya no se consiguen turnos", resalta Elisa. "Si hoy un niño no puede tener turno para el año que viene, nosotros nos preguntamos qué puede pasar cuando esos niños sean adolescentes y adultos, cuando lleguen a la escuelas, cuando quieran acceder a un trabajo, cuando sus familias envejezcan, o el mismo día que nosotras no podamos sostener esos cuidados", añade.
Respecto a los detalles del proyecto, Elisa Espina está estudiando educación especial. En su staff, además, ya cuentan con una maestra recibida en ese rubro, junto con la coordinadora Romina Echazarreta. Ahora la idea es conseguir un terreno y recaudar fondos para construir el centro que tanto necesitan.