Con la aspiración de crecer como un club de barrio, la Escuela Deportiva San Pablo enfrenta desafíos económicos significativos, como el aumento de las tarifas de los servicios. Fernando Cicilotto, coordinador de San Pablo, conversó con el Post para ofrecer más detalles.
El sueño de ser un "club de barrio": la meta de San Pablo
El Post realiza cada semana un informe sobre los clubes de barrio y su fundamental rol en la comunidad, abriendo espacios que generan contención para los niños.
Muchas de estas instituciones tienen más de 100 años, destacando la impronta que han dejado en su entorno. Sin embargo, también existen lugares que, aunque no se consideran clubes de barrio propiamente dichos, son el sostén de cientos de niños que buscan un espacio para practicar deportes.
Este es el caso de la Escuela Deportiva San Pablo, ubicada en San Martín 1425, de Luján de Cuyo. Aunque es un desprendimiento de la escuela, su funcionamiento se lleva a cabo a pulmón, con la visión de crecer y consolidarse como un club de barrio que fomente el aspecto formativo del deporte. Su labor ha sido fundamental en la contención de niños de los barrios aledaños, buscando constantemente más respaldo para continuar con su misión.
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Por todo esto, este medio tuvo la oportunidad de hablar con su Coordinador Deportivo, Fernando Cicilotto, una figura muy apreciada por los niños y bombero voluntario de Luján. Coccilotto, que prácticamente vive por y para el club, compartió cómo enfrenta los importantes desafíos en un contexto económico complicado, similar al de muchos clubes de barrio en Mendoza.
"El proyecto comenzó aproximadamente en 2012, como una escuela de deportes destinada únicamente a los chicos del Colegio San Pablo. En sus inicios, contábamos con cuatro profesores, todos ellos formadores en educación física dentro de la institución. Con el tiempo, y desde la gestación del proyecto, nuestro objetivo fue convertirnos en una referencia en la zona de Luján en cuanto a la práctica deportiva escolar, buscando potenciar los espacios y el trabajo con los alumnos. A medida que avanzamos, empezamos a federar deportes, ya que observamos que muchos chicos iniciaban su formación deportiva con nosotros, pero luego migraban a clubes convencionales, lo cual era comprensible por diversas razones", destacó Cicilotto.
Y agregó: "Comenzamos a darle forma al proyecto y a buscar deportes que pudieran ofrecer una experiencia competitiva. Los chicos necesitaban esos espacios, ya que buscaban algo más significativo que les proporcionara una identidad y un sentido de pertenencia a la institución educativa. Así, al federar algunos deportes, comenzamos con lo que teníamos disponible. En el inicio, nos enfocamos en el básquet, la iniciación deportiva, el fútbol y la gimnasia artística."
Cicilotto resaltó la importancia de federar deportes en esta transición que buscan como club: "Los primeros cuatro deportes que comenzamos a ofrecer fueron el básquet, la iniciación deportiva, el fútbol y la gimnasia artística. Con el tiempo, logramos federar el fútbol de salón en la Federación de Fútbol de Salón, lo que significó un cambio del fútbol tradicional al fútbol de salón, adaptándonos a los espacios disponibles en la institución. También federamos el básquet en la Federación Mendocina de Básquet, convirtiéndonos en el único colegio en Mendoza que participa en competencias federadas, ya que los demás son clubes. Actualmente, contamos con estos deportes federados. Además, ofrecemos otras propuestas como múltiples deportes, iniciación deportiva y danza urbana, que siguen disponibles para los chicos."
El gran objetivo: ser un club de barrio
Fernando Cicilotto, coordinador de la Escuela Deportiva San Pablo, contó cuál es el objetivo que buscan desarrollar con la institución: "En este proceso, logramos que el colegio abriera sus puertas a chicos que no son alumnos de la institución. No buscamos independizarnos, ya que seguiremos perteneciendo a la escuela, pero adoptaremos el formato de asociación, similar al de un club. Desde hace aproximadamente seis años, estamos abiertos a todos; cualquier niño o niña puede venir a practicar deportes, no solo los estudiantes del colegio. Esta apertura fue una respuesta a la necesidad de crecer, ya que al principio estábamos limitados a los alumnos de la escuela."
"Con el afán de crecer y ante la buena aceptación de nuestra propuesta, empezamos a recibir muchas consultas de chicos de afuera, ya sea por referencias o por conversaciones con sus compañeros. Así, hace aproximadamente seis o siete años, decidimos abrir nuestras puertas a todos los chicos que deseen practicar deporte", expresó.
Escuela Deportiva
Con el término 'escuela', San Pablo busca ser un espacio de formación que no solo se enfoca en el deporte, sino también en la educación en valores: "Tenemos alrededor de 450 chicos participando en seis propuestas deportivas, con un equipo de aproximadamente 15 o 16 profesores de educación física. Esta decisión fue resultado de nuestra coordinación, ya que consideramos fundamental que los grupos estuvieran liderados por profesionales. También contamos con algunos jóvenes en formación que actúan como monitores. Sin embargo, aseguramos que cada grupo tenga al frente a un profesor de educación física, porque nuestro enfoque siempre se centra en la formación y la educación en valores."
"Siempre hemos utilizado el término 'escuela deportiva', concretamente 'Escuela Deportiva de San Pablo'. Actualmente, estamos trabajando en la creación de una asociación, que esperamos definir para fin de año. Hemos decidido mantener el nombre, ya que seguirá vinculado al Instituto San Pablo, un colegio con más de 60 años de historia en Luján de Cuyo. Aunque continuará esta conexión, la gestión y administración se estructurarán con un nuevo grupo de personas, para que no dependa tanto de la administración del colegio, que tiene otras finalidades. No se trata de una independencia total, sino de establecer una gestión que también permita funcionar como un club de barrio, en ese sentido estamos avanzando en estas gestiones."
"Estamos ubicados en Drummond y hemos realizado un trabajo social para captar chicos de todos los barrios aledaños. Ofrecemos diversas opciones para que todos puedan participar, con becas y recursos para proveer la ropa del club, entre otras cosas, de modo que nadie se sienta excluido por razones económicas", dijo Cicilotto.
El gran desafío de pagar los servicios
El objetivo de San Pablo es contar con personería jurídica para poder solicitar subsidios que ayuden al pago de los servicios: "Por eso surge la necesidad de contar con una asociación civil y personaría jurídica, que nos permita gestionar los subsidios disponibles para los clubes. El ingreso por cuotas es solo una parte; tratamos de cubrir los salarios de los profesores con eso. Además, se realiza un gran trabajo con los padres, recuperando ingresos de las entradas y organizando los tradicionales bufets en los días de partido, donde se vende de todo y cada jugador aporta algo para la venta", manifestó Fernando Cicilotto.
"Organizamos sorteos y rifas. Esto nos permite reunir fondos para cubrir impuestos y cargas sociales. Actualmente, la falta de personería jurídica nos ha impedido acceder a subsidios. Sin embargo, participamos en el programa 'Luján Crece', impulsado por la Municipalidad en colaboración con los clubes de barrio. Gracias a esto, hemos recibido apoyo de la Confederación Mendocina de Deportes", afirmó.
Sobre los aumentos en la boleta de la luz, Cocilotto expresó cómo estos incrementos impactan en el club: "Hemos visto un aumento de casi el 300% , que pasó de $320.000 a aproximadamente $1.700.000. Este incremento ha generado incertidumbre, ya que no sabemos cuánto costará la próxima boleta de luz. Esto genera incertidumbre."
Coordinador y bombero
Fernando Cicilotto no es solo coordinador de San Pablo, sino también es bombero voluntario de Luján. "Desde 2012 estoy al frente del club pero también soy bombero voluntario de Luján. Al terminar mis estudios y mi actividad laboral de lunes a viernes, tenía los fines de semana libres y vivía cerca del cuartel. Así que me acerqué a los bomberos. Comencé un poco más tarde, a los 26 o 27 años, mientras que la mayoría de mis compañeros de curso eran más jóvenes, de 18 o 19 años. Siempre he sentido esa necesidad de ayudar y asistir. De niño, estuve en grupos juveniles y actividades sociales, pero al crecer, sentí que no encontraba el espacio adecuado y lo busqué en los bomberos. Entrar a esta actividad es casi adictivo; si realmente te gusta, no puedes dejarlo. Mi pasión por el club y los bomberos me mantiene ocupado en ambos frentes."
"Cuando los chicos juegan de local en San Pablo, a menudo estoy en el club desde las 10 de la mañana hasta las 6 o 7 de la tarde. Cuando juegan de visitante, trato de pasar por la cancha. Además, si suena la sirena o hay un llamado, debo salir. Trabajo más los sábados y domingos que de lunes a viernes", describió.
Fernando además relató uno de los momentos más difíciles que le tocó como bombero: "Uno de los momentos más difíciles fue cuando un micro chocó con una delegación de chicos que iban a jugar un partido de fútbol. En ese accidente, tuvimos que participar en el rescate, y hubo muchos niños heridos; lamentablemente, un niño falleció, junto con algunos adultos. Imagínate que, cada año, hacemos dos o tres viajes con los chicos, tanto a torneos nacionales como a encuentros deportivos. Ver esa realidad desde el otro lado fue impactante. Es doloroso, especialmente para alguien que trabaja con niños, ver el sufrimiento y cómo se truncaron tantos sueños, así como el dolor de las familias afectadas".
Club referente
San Pablo busca ser un lugar de referencia para el deporte de Luján: "La propuesta de los clubes es variada, por lo que uno debe esforzarse por convertirse en un referente. La captación de socios es fundamental, y es crucial trabajar en ello para que los chicos se queden y continúen formando parte del club a lo largo del tiempo."
"La idea es generar el perfil de un club de barrio. Es fundamental mantener el concepto de escuela, ya que creemos que la escuela forma, enseña y acompaña. Hay chicos que, al principio, vienen para disfrutar, para jugar con sus compañeros, y es importante que sientan que ese espacio les pertenece. No se trata solo de la competencia y de ganar, sino también de lo formativo y lo educativo. Por eso, decidimos no cambiar el nombre; muchos se unieron a nosotros precisamente porque era un espacio inclusivo, donde no se deja de lado a quienes no son tan buenos. Ese es el perfil que queremos mantener", cerró.
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