La Payunia, ubicada en Malargüe, transita también un proceso para convertirse en Parque Provincial. Los detalles.
El paraíso mendocino que busca ser patrimonio de la humanidad
Un valle que desborda los límites de la vista, enmarcado en un cordón de 800 volcanes es la Reserva Natural la Payunia. Allí, donde la mano del hombre casi no ha intervenido, la cadena alimentaria cumple su cometido. Los guanacos y los depredadores naturales, como los pumas y los cóndores, mantienen el equilibrio natural bajo un cielo prístino que por las noches conmueve con su despliegue de estrellas.
En los últimos años, la reserva incorporó más de 40 mil hectáreas a partir de un acuerdo entre el Ministerio de Energía y Ambiente y la ONG WCS Argentina.
El objetivo ahora es que la Payunia se convierta en Parque provincial, lo cual permitiría un ejercicio mayor de la preservación del lugar respecto a los enemigos, como los cazadores furtivos, los incendios, la contaminación, entre otros.
¿Qué implica que un área sea declarada Parque Provincial?
Las regiones naturales que pueden acceder a este categoría son aquellas en las que habita un amplio ecosistema, rico en variedad de flora y fauna, que se mantiene virgen respecto al hombre, a excepción de los puesteros y los guardaparques. También es clave el aporte que pueden brindar a la ciencia, a la ampliación del conocimiento, a partir de su estudio y complejidad.
El segundo criterio a tener en cuenta es la extensión del sitio. La Payunia actualmente cuenta con 665.682 hectáreas de las cuales dos tercios son propiedad privada. Allí radica la importancia con el trabajo desarrollado junto a WCS Argentina para incorporar hectáreas a la reserva, con el fin de extender las tareas de preservación.
Los Parques Provinciales se encuadran en la categoría 2 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza que ofrecen la mayor protección al área. En el caso concreto de Payunia, se encuentra expuesta a eventuales obras y desarrollos que pueden alterar el ritmo natural del lugar. Por ejemplo, construcciones de rutas, de servicios públicos, de pastoreo no sostenible, urbanización, etc., podrían ser muy perjudiciales para la migración del guanaco, uno de los fenómenos más apasionantes de la región.
Esta semana, se llevó a cabo un evento en el que participaron periodistas de todo el país, con el objetivo de mostrar las maravillas del lugar. Del evento también participaron funcionarios del Gobierno provincia, entre ellas, Nuria Ojeda, subsecretaria de Ambiente, que manifestó: "Nos convoca la necesidad de realzar la zona a la categoría de Parque Provincial. Buscamos integrar estrategias, tanto de conservación, de estudios científicos que se vienen realizando desde 2010 y la posibilidad de realizar actividades turísticas de bajo impacto".
Por su parte, Carlos Weiner, director de Zona Sur del Emetur, manifestó: "La idea es mostrar a la gente, a la comunidad en general, esta enorme diversidad que tiene Payunia, desde la parte animal puntualmente, y estos antiguos caminos que hacían las grandes tropillas de guanacos que habitaron y que hoy, con orgullo, podemos decir que se han recuperado y están presentes y es lo que venimos a disfrutar, por eso fuimos al Valle del Zaino. El objetivo es abrir la Payunia a toda Mendoza y a la Argentina, para seguir en este camino de trabajo que lleva el Gobierno provincial y la Municipalidad de Malargüe, que busca que Payunia sea declarado Patrimonio de la Humanidad".
La carrera por ser declarada Patrimonio de la Humanidad
Malargüe fue sede del Segundo Encuentro La Payunia 2024, cuyo objetivo es avanzar en el proceso para que la reserva natural mendocina, una de las regiones del planeta con mayor densidad de volcanes, sea declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Según la Unesco, el concepto de Patrimonio Mundial tiene un carácter excepcional debido a su alcance universal. Los sitios del Patrimonio Mundial pertenecen a todos los pueblos del planeta, independientemente del territorio en el que se encuentren.
Con más de 800 volcanes, los más destacados y frecuentados por los visitantes son el Payún Matrú (3.750 m), el más importante de la región; el Payún Liso (3.780 m), que contiene en su cráter un planchón de hielo en invierno y una laguna en primavera; y el Santa María, que se destaca por haber emitido una de las mayores coladas del área, que alcanza 17 km de longitud.
Otra zona de excepcional belleza es Pampas Negras, una amplia superficie recubierta por un manto de material eyectado por el volcán -lava fragmentada o material piroclástico-, de pequeño tamaño y color muy oscuro, denominado lapillis. El Campo de Bombas es una zona colmada de formaciones circulares de material piroclástico denominadas "bombas volcánicas".
El ambiente desértico alberga especies que se adaptan al clima riguroso. Se calcula que en la zona viven unos 14.000 guanacos, además de zorros grises, zorros colorados, gatos del pajonal, liebres maras y piches patagónicos.
También habitan la región aves como el chorlo cabezón, la monjita castaña, el yal carbonero, la calandria mora y el choique (ñandú petiso). Cuenta con reptiles como el matuasto de las flechas, el geko austral, y varios endemismos -especies exclusivas de una o unas pocas regiones-, como el lagarto cola de piche y la lagartija escorial o de la Payunia.