El nuevo método que duplicará la cantidad de donantes de órganos

La donación en asistolia controlada que se practicó en Mendoza aliviará las listas de espera.

El nuevo método que duplicará la cantidad de donantes de órganos

Esta semana se realizó por primera vez en la provincia una donación de órganos en asistolia controlada, un procedimiento que ya lleva más de una década en Europa pero que es reciente en la Argentina, con 64 casos practicados en adultos y solo 3, en niños, en todo el país.

Uno de los tres casos pediátricos fue el que se concretó en Mendoza, en el que el Estado Provincial estuvo directamente involucrado a través del Instituto Coordinador de Ablación e Implantes de Mendoza (Incaimen), la Obra Social de Empleados Públicos (Osep) y personal del Hospital Fleming.

El gobernador Alfredo Cornejo, destacó en sus redes sociales que Mendoza se haya podido poner a la vanguardia a nivel nacional en esta práctica que acrecienta las esperanzas de aquellos que están en las listas de espera de donación de órganos.

Por esta razón, hablamos con el médico urólogo y coordinador jurisdiccional del Incaimen, Rodolfo Fernández, quien le explicó al Post cuál es la diferencia entre el tradicional protocolo de donación de órganos y este nuevo método que en Mendoza ya se empezó a aplicar.

El galeno echó luz sobre cómo se lleva a cabo, en qué beneficia a los pacientes que están en lista de espera y en cuanto se pueden llegar a incrementar las donaciones.

¿Cuál es la diferencia de este nuevo tipo de donación en asistolia controlada a la donación de órganos tradicional?

La diferencia es que históricamente lo que se hacía era donación de órganos de donantes fallecidos bajo criterios neurológicos, esto es, que el paciente tiene muerte encefálica o muerte cerebral.

Para hacer el diagnóstico de muerte encefálica, se utilizan ciertas herramientas, que es un electroencefalógrafo, un eco doppler o una angiotomografía, se certifica que el paciente tiene muerte encefálica y entonces allí se puede proceder con la entrevista familiar para establecer si la persona es donante o no, y comienza lo que nosotros llamamos, la procuración de órganos. Esto es lo que se ha venido haciendo históricamente, lo que siempre se hizo.

Rodolfo Fernández. 

¿Qué cambió?

Que, desde setiembre pasado, el INCUCAI, por resolución, aprobó un protocolo que se llama "donación en asistolia controlada", que implica certificar la muerte de una persona bajo criterios cardiocirculatorios. ¿Por qué? Porque la palabra asistolia viene del ciclo cardiáco.

Por ejemplo, el ciclo respiratorio consiste en inspirar y expirar, en cambio, el ciclo cardíaco es sístole y diástole. Sístole es cuando el corazón expulsa la sangre y diástole cuando recibe la sangre del cuerpo. Entonces asistolia es falta de sístole, no expulsa sangre porque hace un paro cardiorespiratorio.

¿Y la asistolia controlada qué sería?

Es un paro cardíaco que se produce naturalmente, pero bajo un protocolo médico controlado, para que esos órganos del paciente puedan servir, ser útiles.

¿En qué casos se aplicaría?

En todas las terapias intensivas del mundo, hay pacientes que tiene un daño neurológico irreversible y catastrófico, con quien se ha hecho todo lo posible para que pueda salir adelante y cuando ya las medidas terapéuticas existentes no van a dar resultado y se sabe que no hay vuelta atrás, estos protocolos proponen hacer una adecuación del esfuerzo terapéutico.

¿Eso qué significa?

La adecuación del esfuerzo terapéutico significa retirar todo el soporte vital que la tecnología le está dando al paciente. Estos son protocolos en los que el terapista, lo primero que hace es hablar con la familia del paciente. Y muchas veces es la misma familia la que propone retirar el soporte tecnológico porque se van dando cuenta con el pasar de los días que el paciente no progresa.

Claro, que solo hay un sostenimiento artificial del paciente, porque si se le retira todo el equipo tecnológico no aguanta.

Claro, tal cual. Esa retirada de equipos que sostienen al paciente se tiene que realizar en condiciones controladas, por eso se llama asistolia controlada, y se hace así con el fin de que puedan servir esos órganos.

¿Con ese daño neurológico irreversible que tiene el paciente ya hay declarada una muerte cerebral?

No, en este caso el certificado es bajo criterios circulatorios porque el paciente tiene un daño neurológico del cual no se va a recuperar, pero no alcanza a hacer un encefalograma plano que permita declarar una muerte cerebral, porque tiene un registro de actividad de algunas neuronas que siguen funcionando.

¿Sigue funcionando, pero el paciente no se va a recuperar de ninguna manera y va a fallecer tarde o temprano?

Por supuesto, y es importante entender que la tecnología ha venido a poner luz a un montón de cosas y hoy, en la medicina, al ver una tomografía o una resonancia cerebral, ya no hay dudas si el paciente no va a tener vuelta atrás, si no se va a recuperar.

¿Ninguna duda?

Ninguna, porque además las neuronas son células que no se regeneran.

Volviendo al procedimiento. ¿Con el paciente con daño cerebral irreversible y la autorización de la familia a donar órganos, comienza la aplicación de la asistolia controlada?

Claro, esa asistolia controlada, que es el retiro del soporte tecnológico, de los equipos que están sosteniendo al paciente, se realiza bajo condiciones de control para que el equipo de cirugía pueda extraer los órganos y que estos puedan ser implantados en los receptores que están en la lista de espera.

¿Pero en la asistolia controlada los órganos se retiran cuando ya se produjo el fallecimiento?

Sí, por supuesto. Pero este protocolo no es nuevo. Nosotros en la Argentina recién lo estamos haciendo, pero en Europa y España hace ya 15 años que se aplica.

Y nosotros hemos copiado el protocolo español, porque España es como el faro porque es el país que mejor armado tiene esto, a tal punto que allá, el 50% de los donantes de órganos que tienen son bajo la modalidad de asistolia controlada.

¿Entonces la diferencia entre el protocolo que se venía usando hasta ahora y este nuevo sería?

El que se usaba hasta ahora y que se va a seguir usando solo se aplica a pacientes con muerte encefálica o cerebral, y este nuevo protocolo trabaja con pacientes que no llegan a tener una muerte encefálica, pero sí un daño cerebral irreversible que va a provocar que el paciente fallezca bajo criterios cardiocirculatorios.

¿Cuál es el mérito de que se haya hecho en Mendoza? ¿Es un procedimiento muy difícil? Porque se han hecho tres en Argentina.

Se han hecho tres asistolias controladas pediátricas en Argentina, porque toda persona mayor de 18 años es donante salvo que manifieste lo contrario, que fue el cambio que vino con la Ley Justina.

Pero no es así con los menores de edad, ya que son los padres los que tienen que dar la autorización para donar órganos de sus hijos.

Y en el caso de la asistolia controlada, aunque los padres del menor tengan la intención de donar los órganos o el adulto ya sea considerado donante, previamente en ambos casos tiene que autorizar el retiro del soporte vital, la adecuación del esfuerzo terapéutico.

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Es decir, lo importante de esto es que abre un nuevo grupo de donantes potenciales.

Exactamente, para tener una idea práctica: cada 1.000 personas que mueren en toda condición, solamente 4 que ya tengan muerte encefálica, van a estar en condiciones de donar órganos.

Con la asistolia controlada, de cada 1.000 personas que mueren la cantidad de donantes potenciales va a aumentar a 8 personas. ¿Cómo lo sabemos? Basándonos en las estadísticas de lo que ya ocurre en España, donde el 50% de los donantes vienen del protocolo de fallecimiento por muerte cerebral mientras que el otros 50% por asistolia controlada bajo criterios cardiocirculatorios.

Es mínima la proporción. ¿No cualquiera está en condiciones para donar?

No sirven la mayoría de los órganos de la persona que muere en un accidente, o de los que mueren en la calle, o de alguien que trae cierto tipo de enfermedades o infecciones. No se puede sacar un órgano de acá y ponerlo allá así nomás.

¿Y si el donante ya tiene muchos años, tampoco?

Bueno, con algunos órganos no va ser útil y con otros sí, no hay una edad marcada. La forma de saber si los órganos están bien o mal es haciendo análisis de sangre que nos puede decir como están los órganos.

De hecho, hemos tenido donantes de más de 60 años, porque en estos donantes los riñones y las córneas si sirven, en cambio el corazón no. Pero los riñones y córneas ocupan la mayor parte de la lista de espera de donación de órganos.

¿Por qué se da este fenómeno con estos órganos?

Primero porque las dos enfermedades que producen que deje de funcionar el riñón son dos enfermedades muy frecuentes en la población: la diabetes y la hipertensión arterial. Estas son las causas de que el riñón deje de funcionar.

Y segundo, porque hoy existe una máquina que reemplaza la función del riñón, que es la diálisis. No pasa lo mismo con el hígado. Para una persona que le deja de funcionar el hígado no hay una máquina que cumpla esa función.

Por lo tanto, esto va acompañado de lo siguiente: la mortalidad en lista de espera hepática o cardíaca es mucho más alta porque fallecen mientras esperan. En el caso de los pacientes con insuficiencia renal, no fallecen porque existe una máquina que cumple la función del riñón.

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