El pasado 5 de noviembre, esta unidad, que depende de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE), cumplió 16 años al servicio de los mendocinos. Cómo es la vida de quienes desactivan bombas.
Vivir al límite: así se entrena y trabaja la División Explosivos de Mendoza
Como si fuera una película, pero en la vida cotidiana, un aparato sospechoso o una llamada de amenaza indican la posibilidad de que una bomba esté poniendo en riesgo la integridad de transeúntes o habitantes de un determinado lugar. Llegan los especialistas y, con un trabajo minucioso, desactivan la amenaza para que vuelva la tranquilidad.
Este mes, la División Táctica de Explosivos de Mendoza conmemora sus 16 años de existencia. Se trata de una unidad especializada en la prevención y neutralización de amenazas con materiales explosivos.
Desde su creación el 5 de noviembre de 2008, esta división, que depende de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE), ha trabajado intensamente para garantizar la seguridad en la provincia y mejorar la capacidad de respuesta ante situaciones de riesgo.
El subcomisario Leonardo Sosa, actual jefe de la División Explosivos, dialogó con el Post y destacó la importancia de este trabajo y los retos que enfrenta el equipo, compuesto por 14 oficiales especializados.
"Para trabajar aquí, los policías deben pasar un curso básico de un mes y medio, en el que aprenden a manipular material explosivo, realizar búsquedas y analizar situaciones posteriores a detonaciones", explicó Sosa, quien también señaló que la instrucción y capacitación constante son fundamentales en la labor del equipo.
El personal de la división no solo se capacita para la detección y neutralización de explosivos, sino que también recibe instrucción en el manejo de material regular (como municiones de las Fuerzas Armadas) e improvisado (aquellos creados artesanalmente por personas con fines delictivos).
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Estas capacidades resultan esenciales en situaciones de emergencia, ya que el equipo debe ser capaz de evaluar y responder con rapidez y precisión.
Parte de la estrategia preventiva de la División Explosivos incluye inspecciones diarias en sitios considerados de alto riesgo, como la Casa de Gobierno, la Legislatura, y consulados, entre otros. Además, se realiza un operativo constante en instituciones educativas, en especial durante el período de exámenes, cuando suelen multiplicarse las amenazas de bomba.
"Hemos llegado a visitar un mismo colegio varias veces en un solo día debido a falsos llamados, lo que genera un costo importante en recursos y tiempo. Por eso, empezamos a capacitar a docentes y alumnos sobre cómo actuar en estas situaciones", agregó Sosa.
La división cuenta con un centro de adiestramiento canino especializado en la detección de explosivos. Actualmente, dos perros entrenados colaboran en los operativos de búsqueda y neutralización de amenazas, en un proceso que comienza a los seis meses de vida de los animales.
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A través de juegos y ejercicios de entrenamiento progresivo, los canes son entrenados para identificar materiales explosivos y colaborar en la detección preventiva. "Estos perros tienen un olfato excepcional y son entrenados en la división canes, donde seleccionamos a los mejores para nuestras tareas", explicó el subcomisario.
Según contó Sosa al Post, "el origen de la División Explosivos de Mendoza se remonta a un episodio particular: en 2008, tras el robo a una joyería en un shopping y una amenaza de bomba en la terminal de ómnibus, se tomó la decisión de crear una unidad especializada en manejo de explosivos en la provincia".
Desde entonces, esta división ha ido expandiéndose y capacitando nuevos efectivos, adaptándose a los desafíos cambiantes de la seguridad moderna.
A lo largo de estos 16 años, la División Explosivos ha demostrado ser una pieza clave en la estrategia de seguridad de Mendoza, desempeñando una labor que resulta importante para mantener la tranquilidad de la comunidad en momentos de máxima tensión.
Como destacó Sosa, "nuestro equipo trabaja con responsabilidad y profesionalismo, porque sabemos que nuestras acciones pueden marcar la diferencia entre un incidente aislado y una tragedia".
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