La fundación Cullunche asegura que obreros golondrina traen este tipo de aves para venderlos en nuestra provincia y hacerse de unos pesos extras. Los animales reciben un trato inhumano. "Incluso les pinchan el buche para que mueran y el cliente compre otro", afirma.Imágenes sensibles.
Cruel: trafican loros desde Salta que llegan lastimados a Mendoza
Luego de conocerse el caso del mono ardilla que fue rescatado de una vivienda del departamento de Guaymallén donde lo tenían atado en el patio, la Fundación Cullunche informó al Post sobre el tráfico de loros habladores desde la provincia de Salta hacia Mendoza.
Jennifer Ibarra relató a nuestro diario que durante esta semana, han comprobado que obreros golondrina, que llegan para la cosecha," han estado trayendo loros. Se trata de loros amazonas, que son a los que hacen hablar, para hacer unos pesos extras".
Ver: Tenían un mono atado en el patio de una casa en Guaymallén
"Han estado vendiendo estas aves, que además, han llegado en condiciones muy malas. Vienen con el buche lastimado y a los pocos días que la gente los compra, se les hace una fístula por lo que hay que someterlos a una cirugía para cerrar el buche", relató.
En ese sentido, Ibarra explicó que hay dos formas en las que pueden lastimarse. "Una es cuando les dan la comida muy caliente. Les cocinan la polenta y les van mandando como jeringazos en el buche a cada loro con esos pomos que se usan para la mostaza. La polenta caliente los queman por dentro y con el correr de los días esa quemadura por dentro aparece hacia afuera y se hace una fístula; entonces hay que someterlos a cirugía, cerrar la fístula y cerrar la piel. Es tremenda cirugía. Esta semana ya he atendido a cuatro loros y todos venían de contrabando".
"La otra forma en que resultan heridos es cuando los traficantes les pinchan el buche para que después se lastimen, se mueran y el cliente tenga que comprar otro. A esta gente no le importa nada. Además, las aves vienen muy delgadas y sufriendo por supuesto por el transporte desde que los sacan de sus troncos, donde están con sus padres hasta que llegan acá. Es toda una odisea lo que pasan los pobres animalitos; pero sobre todo con estas fístulas de buche y muy delgaditos", indicó.
Por último, la titular de Cullunche llamó a la reflexión: "si la gente no adquiriera estos animales, todas estas cosas no les pasarían. Un loro no tiene nada que hacer en Mendoza, tiene que estar todavía con sus padres a 45 grados en un tronco en el medio del Chaco o de Salta o de Formosa y no acá en Mendoza", concluyó.
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