Los argentinos aún no confían plenamente en la vacuna de Sinopharm, lo mismo que pasó en un principio con la versión rusa Sputnik V.
Después de las críticas, la gente prefiere la vacuna rusa a la china
La vacuna contra la Covid-19 de CNBG de Sinopharm fue aprobada "de emergencia" a fines de febrero en 36 países y regiones. Argentina recibió varias dosis y las distribuyó entre las provincias; de esta manera, la vacuna china se sumó a la rusa Sputnik V, tan resistida en un primer momento.
La Sinopharm puede ser utilizada para docentes, personal de salud y personas de entre 18 y 59 años con condiciones de riesgo, según el Ministerio de Salud de la Nación. Sin embargo, ahora parece que la gente prefiera la anterior, la que tanto criticó.
Esta vacuna, que tiene una eficacia del 79% después de aplicada la segunda dosis, no está aprobada en mayores de 60 años (tal como ocurrió en una primera instancia con la Sputnik V): se destinó la versión de AstraZeneca fabricada en India (Covishield) a los adultos mayores.
El infectólogo Eduardo López explicó a Clarín que "es una vacuna de virus vivo inactivado, que estimula menos a los linfocitos T y eso puede requerir de más refuerzos", eso quiere decir que desconocen los efectos que pueda provocar en la "memoria celular", que permite al organismo responder frente al virus más allá de la cantidad de anticuerpos que posea.
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Tanto la vacuna de Oxford-AstraZeneca como la Sputnik V contienen material genético que es vehiculizado a través de un adenovirus humano, un "vector viral" no replicativo para despertar la reacción genética del cuerpo. Mientras que las chinas como la de Sinopharm y CoronaVac, como así también la india Covaxin, utilizan la estrategia del virus inactivado, explica en su artículo el citado diario.
Hasta ahora no se ha informado cuándo Sinopharm publicará los resultados de fase 3 en The Lancet, ensayos de los que la Argentina formó parte con un trabajo que incluyó a 3.000 voluntarios, gestionado por la Fundación Huésped. Esa publicación, como ocurrió con la Sputnik, es indispensable para conocer los detalles de la investigación y que científicos independientes puedan validarla.
Las conclusiones obtenidas con los voluntarios argentinos, entre otros ensayos que hubo en el mundo, ayudaron a que China autorizara de emergencia su vacuna contra el Covid, que luego tuvo aprobación en Argentina para menores de 60. De la misma manera que había ocurrido con la vacuna rusa, aún no están los papeles que permitan ampliar el universo de receptores. Fue principalmente la demora en la publicación en una revista científica lo que hizo que la Sputnik V fuera tan criticada en un principio.
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Con este ritmo de vacunación, pareciera prácticamente imposible que se pueda vacunar a todos los grupos de riesgo antes de la llegada del invierno. Y, a pesar de las dudas, muchos prefieren recibir cualquier vacuna contra el coronavirus antes que ninguna.
El comunicado del Ministerio de Salud
Para que una vacuna pueda aplicarse en nuestro país, la ANMAT, agencia de prestigio internacional, analiza primero los datos de los ensayos clínicos y luego decide si concede la autorización para su uso en la Argentina.
Por lo tanto, todas las vacunas que se apliquen en nuestro país estarán autorizadas por la ANMAT, que dará fe de su seguridad y eficacia.
Ante la enorme demanda mundial de vacunas, el Estado argentino comenzó hace varios meses a negociar con diversos laboratorios para garantizar la cantidad que necesitamos para cubrir a la población objetivo. Hasta ahora firmamos acuerdos con varias compañías farmacéuticas (no hay una sola que pueda abastecer todas nuestras necesidades) y seguimos negociando con otras.