Cómo "Luna de Avellaneda" transformó a un club de barrio de Carrodilla

La película argentina se convirtió en una fuente de inspiración para Eduardo Pérez, presidente del Club Los Olivos. Bajo su liderazgo, la institución ha implementado una serie de iniciativas para enfrentar diversos desafíos, como la mejora de sus instalaciones y el cumplimiento de los pagos de servicios.

Cómo "Luna de Avellaneda" transformó a un club de barrio de Carrodilla

Por:Deborah Puebla
Periodista

Hay películas que marcan para siempre y llegan a nuestras vidas en el momento justo, convirtiéndose en faros que iluminan nuestro camino hacia un objetivo. Este es el caso de Eduardo Pérez, presidente del Club Los Olivos, quien encontró en la emotiva película argentina "Luna de Avellaneda" la inspiración necesaria para asumir el desafío de liderar un club de barrio que, como muchas, ha enfrentado tiempos difíciles. 

Estrenada en 2004 y dirigida por Juan José Campanella, "Luna de Avellaneda" narra la historia de un grupo de amigos en un club social de Avellaneda, un barrio de Buenos Aires. Este lugar, que una vez fue un vibrante centro de encuentro y actividades, se encuentra al borde del cierre. El protagonista se embarca en una lucha por revitalizar el club y devolverle su antiguo esplendor. A través de esta narrativa, se exploran temas de amistad, nostalgia y el poder de la comunidad ante la adversidad.

Eduardo, cautivado por esta historia, decidió tomar las riendas del Club Los Olivos, ubicado en la calle Besares al 59, en Carrodilla, Luján de Cuyo. Su motivación radica en la convicción de que los clubes de barrio son más que espacios recreativos; son verdaderos refugios para la comunidad.

Te puede interesar: El sueño de ser un "club de barrio": la meta de San Pablo

Bajo su liderazgo, el club no solo ha revitalizado sus actividades, sino que se ha transformado en un lugar de contención para cientos de chicos de la zona, demostrando que, al igual que en la película, la lucha por mantener viva la esencia de estos espacios es una batalla que vale la pena pelear. En este contexto, el Post dialogó con Eduardo Pérez para conocer la historia del Club Los Olivos. 

"La historia del club comienza en 1987, cuando un grupo de vecinos del barrio Los Olivos se une para formar un equipo de fútbol y participar en un campeonato. Con el tiempo, decidieron solicitar un terreno en Carrodilla. Fue entonces cuando me incorporé al club y comenzamos la búsqueda de un predio para comprar", explicó Pérez

Y agregó: "A pesar de nuestras gestiones, no logramos adquirir uno, así que exploramos varias alternativas. Recuerdo que durante el Mundial de Japón, nos reunimos con el intendente de aquel entonces, Omar De Marchi, quien nos ofreció un terreno de la fábrica Carbometal. Así fue como se firmó un comodato por cinco años, que luego se renovó por otros cinco, y posteriormente por tres años más. Finalmente, logramos una renovación por 30 años, de los cuales nos quedan aproximadamente 20 o 22 años de comodato". 

"Ese fue el inicio del club de barrio, que en sus inicios continuó con el fútbol para veteranos. Esta nueva conducción la asumimos hace tres o cuatro años, justo durante la pandemia. En 2001 obtuvimos la personería jurídica, lo que nos permitió formalizar el comodato y recibir subsidios del Estado, tanto nacional como provincial y municipal, para apoyar el crecimiento del club. Nos inscribimos en el registro provincial y regularizamos toda la situación. Hoy en día, el club está saneado desde todos los puntos de vista, incluyendo el económico", expresó. 

Eduardo también destacó el trabajo de Gastón Perello, pilar fundamental del club: "Iniciamos una escuelita de fútbol después de la pandemia, y en este proceso contamos con Gastón Perello, nuestro coordinador deportivo. Él no solo se encarga del fútbol, sino también de actividades como zumba, taekwondo y fútbol femenino. Estamos trabajando en un esquema generacional; Gastón es un joven muy capaz que ha logrado que los chicos se sientan parte del club, al igual que sus padres. Así, nos hemos convertido en un espacio de contención para muchos niños del departamento y de otras localidades."

Categorías de socios

El Club Los Olivos cuenta con tres categorías de socios: "En nuestro club, distinguimos entre diferentes tipos de socios. Contamos con 50 socios plenos, además de socios adherentes y socios deportivos. En total, estamos cerca de los 350 a 400 miembros. Es importante destacar que todos nuestros socios participan activamente en las actividades del club. Cuando asumimos la conducción, la vida del club se limitaba a juntarse los miércoles y sábados para jugar al fútbol entre veteranos. Sin embargo, hoy el club está lleno de niños que llevan con orgullo las camisetas y que participan en un campeonato provincial de la liga formativa de fútbol".

"Además, ofrecemos actividades como zumba, y nos esforzamos por integrar a las familias. Es gratificante ver que las familias están contentas de que sus hijos tengan un lugar donde todos son iguales. Nuestra filosofía no es competitiva, sino integradora. Todos los chicos tienen la oportunidad de jugar, y debido a la gran cantidad de niños, hemos formado dos equipos por cada categoría. Esto representa un trabajo social muy importante para nosotros. La escuela de fútbol es nuestra actividad central, complementada por la escuela de arqueros, zumba para las chicas, taekwondo y fútbol femenino. Actualmente, estamos considerando incluir boxeo y yoga en nuestra oferta", comentó Eduardo Pérez

Subsidios, una gran ayuda para el club 

El gran desafío de los clubes de barrio es gestionar adecuadamente sus ingresos para cubrir los servicios. Eduardo Pérez destacó que, gracias a los subsidios que reciben, pueden hacer frente a los costos de la electricidad, lo cual representa una gran ayuda para la institución. "Durante la pandemia, logramos regularizar la situación del club y nos inscribimos en el registro provincial de entidades deportivas. Gracias a eso, obtuvimos un subsidio para la energía eléctrica, lo cual ha sido de gran ayuda. Este mes, pagamos dos facturas de 78 mil pesos; sin el subsidio, eso sería insostenible. Aunque pueda parecer extraño, somos completamente honestos con los recursos del club, y los padres también confían en nosotros."

"Hoy en día, los clubes de barrio se sostienen gracias al trabajo de algunos dirigentes y a la cuota de los socios. Esta cuota es fundamental, ya que nos permite cubrir los gastos fijos, pagar a los profesores, adquirir materiales deportivos y mantener el césped. También cubrimos el seguro y los costos de energía eléctrica. Todo esto es muy importante para el funcionamiento del club", agregó. 

"Luna de Avellaneda"

Eduardo Pérez recordó el momento en que, al ver la película "Luna de Avellaneda", encontró la motivación para formar parte de la historia del Club Los Olivos. "La historia de la película Luna de Avellaneda me movilizó mucho. El amor que una persona siente por el club refleja un compromiso genuino con la comunidad. Se trata de entender a la sociedad como una comunidad organizada. Si nos unimos y somos solidarios, podemos ver en el otro un socio, por así decirlo, que nos ayude a cumplir sueños en común. Creo que eso es parte fundamental de la vida".

"Luna de Avellaneda me motivó profundamente, ya que me hizo recordar que los clubes de barrio, en los años 50 y 60, vivieron momentos de esplendor. Sin embargo, con el tiempo, muchos de ellos terminaron siendo descuidados o incluso vendidos. En muchos momentos, nuestro club estuvo en una situación complicada, pero todo vale la pena. Luchamos por tener un espacio propio, construir una cancha y un salón de usos múltiples. Firmamos un convenio con una empresa de internet, lo que nos permite ofrecer wifi en nuestro club. Así, los chicos, al salir de la escuela, vienen aquí, terminan sus tareas y luego juegan al fútbol", explicó Pérez. 

"Estamos sacando a los chicos de sus teléfonos y computadoras, de esas soledades individuales, y les ofrecemos un espacio donde pueden compartir. Nuestro objetivo es acompañar este proceso, y si los socios nos apoyan con su voto, podremos avanzar. Luego, podremos dedicarnos a disfrutar de los logros, a compartir momentos con los socios. Es fundamental no olvidarnos de dónde venimos. A pesar de no ser parte del núcleo fundacional, he tomado este club como propio. Creo firmemente que nuestro club, por la manera en que está trabajando, se ha convertido en un ejemplo a seguir en la gestión de clubes de barrio y asociaciones civiles. No es por agrandarnos, sino porque realmente creemos que estamos haciendo las cosas bien", cerró. 

Te puede interesar: Club San José: cómo resistir ante la crisis y superar el golpe más duro