La experta uruguaya aplicó un método sin precedentes en el análisis del material genético que permitió dar con el asesino de la adolescente argentina que mataron en Uruguay.
Cómo actuó la genetista uruguaya que destrabó el crimen de Lola Chomnalez
Este miércoles el juez de primera instancia del departamento de Rocha, Juan Giménez, dispuso la condena por el delito de "homicidio muy especialmente agravado".
La detención de Leonardo David Sena se logró recién en mayo de 2022 después de que Natalia Sandberg, encargada del Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Dirección Nacional de Policía Científica en Uruguay, solicite una nueva pericia genética que al momento del crimen no existía.
El estudio se basó por rastros de sangre que se habían encontrado en la escena del crimen y en las pertenencias de la adolescente.
¿Cómo fue el procedimiento que realizó la médica genetista para atrapar al asesino?
El método aplicado por Sandberg marca un precedente histórico ya que desafió la configuración del software del FMI para cotejar ADN de los delincuentes que aparecen en el registro de agresores.
La clave fue seguir la ascendencia del material genético hallado en la escena y cotejarlo con los datos registrados, según publicó El País de Uruguay.
Con estos parámetros se enfocaron en dos presos que tenían un ADN similar a los hallados en la mochila de la víctima y trabajaron sobre la línea ascendente del padre, pero por este camino no lograron resultados.
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La segunda acción era realizar el mismo procedimiento por la línea materna. Esa mujer tenía once hijos, de los cuales cuatro tenían antecedentes y por lo tanto estaban registrados en las bases de datos del Ministerio del Interior.
Hace una semana, según declaró el juez del caso Juan Giménez, se decidió investigar la parte materna de la segunda persona. Durante la pesquisa, se descubrió que su madre tenía once hijos de los cuales tres estaban detenidos, los cuales fueron descartados porque ya contaban con su registro genético en los archivos del Ministerio del Interior.
Sin embargo, gracias al innovador método de Sandberg, los investigadores apuntaron a otro de los hijos que había sido dado en adopción a los 18 días de nacimiento y que estaba registrado con otra identidad.
La mujer fue contactada por la Policía Científica y accedió a aportar una muestra de sangre de manera voluntaria, cuyo cotejo de ADN dio positivo con el que se encontró en las pertenencias de Lola.
Finalmente, a pesar de que al principio el acusado se negó a dar una muestra de ADN, los investigadores lo extrajeron de la ropa y el cepillo de dientes que secuestraron de su departamento durante un allanamiento. Se lo "entrecruzó" con el de su presunta madre y las coincidencias fueron del 99,9%. El juez Giménez afirmó que dicho resultado sólo podría indicar la confirmación de la persona propietaria del ADN.