Claves para alejar a los  adolescentes de apuestas online y otras adicciones

El psicólogo Miguel Conocente, especialista en consumo problemático, dice cómo hacerlo.

Claves para alejar a los adolescentes de apuestas online y otras adicciones

Tanto en Mendoza como en Argentina hay una grandísima preocupación por el vuelco de menores adolescentes y jóvenes adultos a los juegos de apuestas online y a otros consumos problemáticos, que están haciendo estragos, no solo en la salud mental sino en la vida diaria y en la economía de sus familias.

¿Por qué se produce este fenómeno? ¿Hay un disparador? ¿Alcanza a todos sin distinción? ¿Hay personas más proclives que otras a ser adictas? ¿Hay sustancias adictivas o adictos? ¿Cómo cuidar a los adolescentes de esta amenaza? ¿Los adultos, qué...? ¿Cuál es la clave central que puede provocar un cambio, un giro?

Lo hablamos con Miguel Conocente, psicólogo especialista en consumo problemático y adicciones, y miembro de la Jefatura de Gabinete del Ministerio de Educación y Cultura de la Provincia.

Miguel Conocente.

La adicción al juego on line es una preocupación cada vez más presente. ¿Cómo hacen los adolescentes para conseguir dinero para jugar de modo online? Porque se necesita una tarjeta de débito, crédito o una billetera electrónica.

En los casos que me ha tocado intervenir siempre hay un adulto aportando de forma directa o indirecta un dinero para apuestas. Cuando digo indirecto, me refiero a que por ahí el adulto no sepa que ese dinero que le está habilitando a un chico en una billetera virtual, esté siendo usado para ese fin.

Por eso es importante que todo adulto a cargo tenga la conciencia de que el chico pueda rendirle en que está gastando el dinero.

Doy un ejemplo: si le doy 10.000 pesos para gastar en meriendas de la escuela para toda la semana y el martes me pide plata de nuevo, es evidente que no fue en meriendas en que se gastó el dinero.

En general, los chicos no manejan dinero, pero sí en muchos casos se estila ahora darles una mesada o un dinero por semana en billeteras virtuales, porque los chicos las usan.

Entonces, es importante que los adultos sepamos, no digo controles estrictos, pero sí sepamos en qué están los chicos gastando el dinero.

Yo pensaba que quizá los chicos accedan a préstamos, que ahora extienden con más frecuencia las billeteras virtuales.

Entiendo que hay cuentas que se pueden configurar como menores de edad, como sucede con Mercado Pago, en donde la cuenta está vinculada a la cuenta del adulto que lo autoriza y pueda monitorear el gasto.

Porque lo difícil, supongo, es controlar el teléfono, qué hace el chico con el teléfono, que es medio imposible.

No, no, no es imposible controlarlo, al contrario. Esto empieza por la habilitación que hacemos los adultos de que los chicos tengan un celular. La primera medida que tenemos que tener en cuenta es que no tenemos que darle el teléfono y punto, sino que debemos configurarlo para un usuario que es un niño.

Esto es importante, porque todos los dispositivos, tanto de IOS como Android tienen protecciones para los chicos. No se si todo el mundo lo hace, de todos modos.

No sé si todo el mundo lo sabe.

Bueno, puede ser, pero hay formas de configurar el teléfono para el uso de un niño y se puede hacerlo inclusive con limitaciones horarias o de contenidos no aptos para chicos.

Porque ¿cuál es el punto acá? El punto es el acceso a internet. La recomendación general es que no tengan acceso a internet hasta los 13 años.

De todos modos, esto no quita la responsabilidad que nosotros tenemos como adultos, de monitorear a dónde está accediendo el chico, que sitios visita, que hace con el teléfono, que contenidos recibe, que envía.

Es importante que le expliquemos a un chico, cuando va a subir un contenido a internet, que significa eso. Por ejemplo, la información que sea, audio, video, imágenes, en cualquier plataforma, llámese redes sociales, lo que sea, esa información va a quedar allí por siempre.

Otra, el concepto de privacidad, que está muy arraigado a partir de la inclusión de la ESI (Educación Sexual Integral) en las escuelas, la diferencia entre lo mismo y lo público, ese mismo concepto hay que trasladarlo al uso de internet.

Porque un chico que postea en una red social, "la semana que viene nos vamos de vacaciones", está avisando que la casa va a estar sola, entonces hay un tema de seguridad y familiar, inclusive.

Volviendo al tema del juego on line: ¿Por qué se disparó tanto con la gente joven? ¿Es porque a ese segmento apuntan los sitios de apuestas o porque es un tema de época?

Es un tema de época, entiendo que hay publicidad dirigida al público en general para las apuestas porque los sitios de apuestas existen hace mucho tiempo.

Yo empecé a recibir pacientes con esta problemática hace unos 15 años, pacientes adultos que podían acceder al casino, pero también ya tenían en ese tiempo la opción virtual.

Tenía gente que se autoexcluía de ir al casino para tratar de alejarse de juego, pero después en la casa estaba enganchado con alguna plataforma de apuestas online o con apuestas deportivas.

Ahora que ha tomado estado público este tema, en la Dirección General de Escuelas hemos hecho un estudio que aún no se publica, pero ahí puedo adelantar que los chicos que están preocupados por el uso que hacen de las plataformas de apuestas online, son solo el 2%.

O sea, solo el 2% de la muestra perciben que tienen problemas con el juego online, y es una muestra bastante grande, importante, hecha en Mendoza que releva a chicos de 13 a 18 años.

¿De tu experiencia de haber atendido pacientes con ludopatía, qué es lo que le pasa a esa persona, cuál es el mecanismo, cómo se puede explicar desde la salud mental? ¿Es algo que puede la persona cortar voluntariamente o pierde ese control?

Nosotros, cuando atendemos problemáticas de consumo sabemos que siempre va a fallar es el control, por eso se transforma en una problemática con el objeto que sea, apuestas, alguna sustancia o alguna actividad.

Me refiero a que me han tocado pacientes, por ejemplo, que tienen problemas con el tema de ir al gimnasio, y no pueden dejar de ir al gimnasio, un problema más grave de lo que parece. Entonces, hay un costado compulsivo que todos tenemos.

¿Todos los seres humanos?

Si todos lo tenemos, en algunos se manifiesta de modo más temprano, en otros de modo más problemático y en otros no tanto. Ahora, recién me preguntabas por el control y el problema del control es que uno tiene que tener otras opciones.

Por ejemplo, a mi me gusta ver series y yo me puedo sentar una tarde y veo dos o tres capítulos de una serie, y bueno, después tengo otras cosas para hacer, puedo elegir seguir haciendo otras cosas.

Ahora, si tengo un consumo problemático de series, no puedo parar, y capaz que me paso tres días seguidos maratoneando, viendo una serie de 30 o 40 capítulos, entonces dejo de hacer otras cosas de mi vida, ese es un indicador importante, dejo de hacer cosas que me daban placer, que me venían bien en el desarrollo de mi vida para quedar focalizado en un único objeto.

Y con las apuestas esto también se comprueba. Entonces se empiezan a afectar las relaciones sociales porque se limitan esas relaciones, se achica el grupo de referencia a quienes tienen los mismos intereses o están vinculados a lo mismo de alguna manera.

Otros intereses que tienen que ver con la vida cotidiana de la persona tienden a caer y también aquellos hábitos que tienen que ver con los ritmos naturales, como por ejemplo el sueño, la alimentación.

Claro, dejar de comer y de dormir porque se está ocupado con esa adicción.

Claro, algo no muy diferente a lo que sucede cuando se consume algún tóxico, donde la única diferencia, respecto de esto, es que no está en juego el compromiso orgánico ni los efectos de tipo resaca, es decir, alguien que lleva un día entero tomando alcohol y va a sufrir sin duda un compromiso orgánico, una intoxicación, algo muy diferente, a quién está pegado a una pantalla.

¿Qué es lo que pasa en la cabeza de una persona para que caiga en esa situación de consumo problemático, de conductas adictivas?

Primero hay una cuota de placer que allí se obtiene, un placer que va a ser inmediato, que está prometido y se va dando en dosis y uno se engancha con eso.

Pongamos el ejemplo de las máquinas tragamonedas, justo cuando te estás por ir te sale un premio, aunque sea chiquito, entonces te quedás un poquito más y decis, ya me voy. Y eso no es tan loco porque está calculado, porque si vos estás una hora jugando en un tragamonedas y no te paga nada te vas a ir, no volvés más. Entonces, tiene que pagar algo.

Y con las apuestas online funciona del mismo modo, funciona como un casino, entonces la persona se va enganchando, se va enganchado en ese placer, un placer que está prometido porque siempre hay un premio mayor.

Luego hay segunda cuestión, que viene de lo social y que es un empuje muy fuerte para la obtención del éxito, y esto nos atraviesa a todos.

De hecho, lo estamos viendo en las encuestas que estamos realizando, este efecto de la presión del éxito porque lo que dicen los chicos es que están buscando ganar plata rápidamente, hacerse ricos, esas son las respuestas abiertas.

Entonces, este empuje social para hacer dinero rápido o tener éxito lo vemos en todos los ámbitos, nos atraviesa a todos, lo vemos en los deportistas, donde el foco del éxito se pone sobre los más jóvenes. ¿Por ejemplo? "Tiene 17 años y juega en la selección", como si eso fuera una promesa de un gran futuro, y la verdad que no lo es.

Porque es hasta razonable y muy humano que el chico entre al casino online porque se quiere hacerse millonario. Lo piensa él y lo piensa cualquier adulto. Ahora, ¿el riesgo de que esa acción se convierta en una adicción es para todos por igual o no?

No, no, ahí van a influir las características personales y mucho. Para explicarlo vamos a invertir el planteo. A nivel social se sabe hoy, que al menos el 80% de las personas mayores de 50 años alguna vez en su vida en todo el mundo, tuvieron contacto con alguna sustancia.

Si las sustancias fueran adictivas, si fuera el objeto el que causa el problema en el sujeto, tendríamos un problema mundial severísimo.

Claro, tendríamos un 80% de adictos.

Exactamente, y no sucede así. Y lo digo a propósito, porque se habla de sustancias con algún potencial adictivo y ahora, con el juego online y otro tipo de alternativas virtuales no tenemos la sustancia de por medio, pero si tenemos problemas más o menos parecidos. Porque de lo que se trata este problema es del sujeto y su condición.

Pero hay sustancias tóxicas que son adictivas si se abusa del consumo.

No, no, son dañinas, lo que pasa es que toda sustancia produce una cuota de placer.

¿Pero la cocaína no es adictiva? Lo dice cualquier psiquiatra.

En realidad, no. Con la cocaína en particular se activa una cuestión en el circuito dopaminérgico donde hay una inhibición de la recaptación de la dopamina, entonces el sistema nervioso central se acostumbra a funcionar con un resto de dopamina extra en el espacio intersináptico y eso provoca una cuota de placer.

¿Sería como el cigarrillo que tiene nicotina, entonces cuando fumás el cuerpo deja de producir naturalmente nicotina y demanda la nicotina que provee el cigarrillo?

Exacto, pero no es la única variable que puede explicar una adicción.

¿Pero si esas sustancias no son adictivas, al menos tienen consecuencias adictivas?

Si fuera así pasaría lo mismo con el chocolate.

Y no sucede...

No sucede, porque si de liberación de dopamina hablamos, el chocolate es excelente como sustancia.

¿Por qué no sucede?

Porque no, porque la cuestión biológica es solo una variable, no digo que no intervenga.

Bueno, vos ya sostenías que no hay sustancias adictivas sino adictos. ¿Los seguís sosteniendo?

Si por supuesto, y tengo más pruebas que antes porque trabajo hace 25 años con gente con problemas de consumo.

Acá lo que tenemos es, que si nosotros pudiéramos reducir todo a la variable biológica tendríamos al menos un 80% de la población en el mundo con problemas graves.

Como no se reduce solo a la variable biológica, podemos decir que es una variable que interviene, pero no define, es decir, hay otras variables, y ahí entramos con las condiciones y las características de personalidad.

¿Cuáles serían?

La gente que es más dependiente en general, tiene más riesgo.

¿Dependiente de qué?

Dependiente de que otro le dé las respuestas, de que la respuesta venga de afuera, hablando en general. Lo podés pensar desde el punto de vista religioso, laboral, desde la organización social, es la dependencia de la solución mágica, digamos.

El tango dice "tomo para olvidar" y uno podría decir, si bueno, pero cuánto te va a durar el olvido, lo que dure la amnesia lacunar que provoca el efecto de intoxicación del alcohol. Es decir, es el borramiento de un momento, no del recuerdo, el recuerdo va a seguir vigente porque el recuerdo es una producción subjetiva y las producciones subjetivas no se borran.

¿Siempre están?

Siempre están, el tema es con qué uno lo va a poder ir enlazando lógicamente, y entonces ahí va a poder ir para adelante, sobrepasar algo que tiene valor de experiencia traumática o no.

Volvamos al juego online

Volvamos al juego online. Un problema de la Argentina son sus recurrentes crisis económicas, entonces uno que concluye: no es casualidad que en la Argentina tengamos un rebrote del juego online después de la pandemia.

Entonces, ahí lo social también cumple una función que empuja hacia la adicción y las respuestas que los sujetos van a ir encontrando muchas veces son respuestas con una solución mágica, y en el caso del juego de apuestas o casinos online, estos ofrecen una solución mágica.

Yo he escuchado a adultos decir "yo dejo que mi hijo juegue para ver si gana algo y se puede bancar sus gastos"

¡¿Ah, sí?! ¿Te lo han dicho?

¡Si! Lo dejo que juegue para que se pueda bancar sus gastos me han dicho, y yo respondiendo, nooo, vamos de nuevo, ¿qué me estás diciendo?

Claro, una barbaridad.

Claro, y te responden, "bueno, pero están jugando"; yo les digo, están jugando por plata y te dicen, "bueno, pero tampoco es tan grave, son unos pesitos" y la verdad es que no son unos pesitos.

Y con esto no estoy demonizando el juego online, estoy diciendo que por algo está prohibido para menores de 18 años, como está prohibido para menores de 18 años entrar a un casino, porque se supone que alguien mayor de 18 años tiene que tener ciertos autocontroles para poder regular esa autosatisfacción que le va a poder producir el juego y entonces allí no jugarse la vida.

¿Aparte de las características de personalidad, hay otras características que hacen a una persona más proclive que otras a las adicciones?

Si la ansiedad. Se repite y mucho en personas que son más ansiosas que otras y por qué son proclives, porque en la persona con ansiedad hay una distorsión de la temporalidad, no hay tiempos de espera y si además lo pensamos desde lo social, estamos en una época en donde la temporalidad está acotada.

Claro, hoy no te esperan para nada.

Tiene que ser inmediato y tenemos la fantasía de la inmediatez y a partir de los dispositivos electrónicos y digitales mucho más, más allá de que la tecnología es fantástica, va a seguir avanzando y es muy bueno eso.

Ahora, el tema también es cómo, nosotros como sujetos, vamos a involucrarnos con el tema de la tecnología porque si vamos a creer que la temporalidad no existe y que la inmediatez es la respuesta, nos vamos a meter en problemas.

Ya hay una generación que funciona con ese patrón de la inmediatez que impusieron los servicios de mensajería online y las pantallas.

Yo diría dos generaciones y no solo ellos, todos estamos atravesados, el tema es que algunos tienen problema con esto y por eso una sustancia o determinada práctica aparece como una solución mágica.

¿El adicto al juego está tapando algún cuadro de angustia, algún cuadro psicológico o de salud mental?

No siempre porque sería generalizar, pero sí se comprueba muchas veces que hay cuadros ansiosos de base.

Ahí entra el que tiene una adicción al gimnasio, a sustancias tóxicas, al juego online o al trabajo.

Claro, el adicto al trabajo, por ejemplo, que hace crisis de abstinencia el fin de semana, le duele la cabeza, no puede dormir y el lunes se cura y uno se pregunta qué le pasa y le pasa que algo de lo compulsivo está entrando en juego allí.

¿Y qué le pasa a la gente que es adicta?

La primera cosa, que hay que decir es, que es gente que sufre, no son personas que la pasan bien, la pasan mal porque su vida se está organizando sobre una práctica determinada.

En un caso extremo, lde alguien que tiene una dependencia o una adicción y o que tenemos es alguien que se levanta en la mañana pensando en lo que va a hacer o va a consumir, se pasa buena parte del día procurándose los recursos para poder procurarse ese consumo, el resto del día consume y al final del día está recuperándose de los efectos. Al día siguiente pasa lo mismo, el proceso es idéntico.

¿Y es automático, la cabeza está funcionando automáticamente como lo es caminar o ir al baño?

Si, si, es el foco puesto en un único lugar, en un solo objeto. Cuando tenemos una vida saludable tenemos el foco puesto en una variedad de objetos de los que vamos obteniendo una cuota de placer posible, a veces más a veces menos, nos juntamos con unos amigos y la pasamos bien, después vamos a trabajar, después compartimos con la familia. En cambio una persona con una adicción pierde objetos, es uno el objeto y tampoco ya le interesa tanto pero lo necesita, por eso digo que es alguien que sufre, que es dependiente de ese objeto.

¡Claro, no lo puede perder!

No lo puede perder porque tiene su vida organizada alrededor de ese objeto, el tiempo, el dinero, cuánto tiempo se va a juntar con alguien, que va a decir.

¿Cómo hacen los padres para poder tener a los adolescentes en el radar alejados de estos riesgos?

Tener un espacio de apertura de diálogo con los chicos porque el problema es que nadie los escucha porque el mundo adulto está vacante.

¿Vos decís que los chicos quieren escuchar a los padres? Porque los adolescentes piensan que los padres son cero y le prestan más atención a cualquiera de afuera.

Y bueno, capaz que hasta tienen razón. Lo digo por esto, uno habla con padres de adolescentes y me dicen "yo le digo, yo le digo", y me pregunto, ¿quién los escucha a los chicos.

El punto acá es empezar a darles la palabra a ellos, a los chicos. ¿Cuándo? Cuando ellos quieran hablar, que el canal de diálogo esté abierto es fundamental y no estoy abierto porque soy un par y no soy un par. Hoy se ven muy pocos adultos ocupando su lugar y su función, casi que es solo una categoría mamífera.

Me parece que la herramienta preventiva más potente es la escucha y si tenemos un problema de época es que los adolescentes no son escuchados, y la sintomatología se agrava y se hace más evidente, más florida porque es una manera de convocar al mundo adulto a que aparezca.

Llaman la atención.

Claro, y es evidente, y de hecho hoy hay una proliferación de lo que se llaman patologías del acto. ¿Qué son? Tienen que ver con todas estas demostraciones que no pasan por las palabras. ¿Cuáles? Intentos de suicidios, cortes en el cuerpo, sintomatología orgánica rara, todas cosas que no pasan por la palabra y convocan al mundo adulto de alguna manera