El proyecto de ley presentado tiene como objetivo informar al cliente y concientizar a las personas que realizan estos tratamiento para que ejerzan con responsabilidad y consentimiento informado.
El proyecto mendocino para evitar mala praxis en tratamientos estéticos
En los últimos años, los centros de estética han experimentado un crecimiento en su popularidad, convirtiéndose en lugares muy concurridos en el mercado. Este incremento en la demanda se debe en gran parte a la rápida salida laboral y los avances tecnológicos que han revolucionado la industria, permitiendo el desarrollo de tratamientos no invasivos, que no requieren un ingreso al quirófano, y además son más accesibles y económicos para los consumidores.
Si bien creemos que al no ser tratamientos invasivos estamos a salvo de efectos adversos, no es así. Todos los tratamientos tienen sus efectos secundarios y es importante que los profesionales estén capacitados para saber cuando sí y en que casos no se puede realizar el tratamiento que pide el cliente e informarle adecuadamente con qué productos van a trabajar y de que forma.
Un claro ejemplo es el caso de Silvina Luna, si bien ella se realizó un tratamiento invasivo en la que tenía que ingresar al quirófano, el profesional que la atendió, Aníbal Lotocki no le informó los efectos secundarios, ni el producto que le iban a colocar, algo que luego le habría provocado una grave enfermedad y por la que ahora se investiga si fue esa cirugía la que le desencadenó la insuficiencia renal y posteriormente la muerte.
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Laura Balsells-Miró, diputada provincial de La Unión Mendocina, presentó el proyecto con el objetivo de "fijar criterios rectores respecto a la realización de tratamientos estéticos, no quirúrgicos ni invasivos, sobre el cuerpo y rostro de las personas".
El proyecto habla de los tratamientos más populares de hoy en día como la colocación de pestañas postizas, tratamientos para eliminar la grasa del cuerpo en algunas zonas y también uno de los más básicos como la depilación definitiva.
La Diputada asegura que el proyecto tiene como objetivo que los mendocinos asistan a un lugar seguro, con ciertas normas de higiene básicas y que la persona tenga conocimiento del tratamiento que va a realizar, es decir, que tengan un mínimo curso o capacitación en el tratamiento que ofrecen" .
Este proyecto se pensó al ver varios casos en el que las personas se han realizado tratamientos y han experimentados efectos secundarios negativos, como consecuencia de no recurrir a profesionales. En ocasiones pueden causar infecciones en los ojos, en el caso de las pestañas, irritaciones en la piel, en la depilación definitiva y hasta hernias en los tratamientos de masajes para eliminar la grasa, por ejemplo del abdomen.
"A veces acudimos a lugares y no preguntamos que nos están haciendo, como es el tratamiento, que puede pasar, la idea es cuidar la salud de los mendocinos que acuden a estos lugares y que haya un consentimiento informado", explicó al Post.
Por otro lado, Balsells-Miró aseguró que no se trata de cortar el ingreso de las personas que realizan estos tratamientos como salida laboral, pero sí que sea bajo una realización responsable y cuidadosa con la persona que los elige.
Además, la idea de este proyecto es que el cliente tenga conocimiento para pedir toda esa información a la hora de asistir a un centro de estética. "Nosotros tenemos que tener la responsabilidad de informarnos sobre que nos van a hacer", añadió.
Puntos del proyecto
- Jerarquizar la profesión de cosmetólogos, cosmiatras y especialistas en estética y fijar pautas y criterios rectores de la actividad, respecto a la realización de tratamientos estéticos, no quirúrgicos ni invasivos, que se realizan sobre el cuerpo y rostro de las personas.
- Los establecimientos deberán contar con autorización para funcionar y habilitación de autoridad competente, donde se realizan prácticas básicas y tratamientos.
- Poner a disposición del paciente un consentimiento informado que lo oriente e informe, en palabras entendibles y sencillas, sobre el tratamiento a recibir y detallando la aparatología, la práctica a realizar y los productos que se van a utilizar. También deben constar en el mismo, los beneficios y los efectos secundarios que puede producir el procedimiento que se va a realizar.
- Utilizar productos cosméticos que cuenten con la correspondiente autorización u homologación de autoridad competente.
- Exhibir en lugar visible el título o cursos realizados para el ejercicio de la actividad y/o el comprobante profesional.
- Guardar secreto profesional.
- Los establecimientos deben observar óptimas condiciones de higiene, seguridad y ventilación adecuadas.
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