A contramano de la decisión tomada en Mendoza, en Brasil buscaron limitar totalmente el uso de teléfonos por parte de estudiantes. Argumentos a uno y otro lado de la cuestión.
Brasil prohibió celulares en las escuelas, ¿es posible en Mendoza?
El uso de celulares en las escuelas ha vuelto a estar en el centro del debate educativo con posturas opuestas según el contexto. En las últimas horas se conoció que Brasil decidió prohibirlos en todas las escuelas primarias y secundarias del país. En las antípodas de esta decisión, en Mendoza son considerados una herramienta pedagógica.
Desde febrero, Brasil implementará una medida que prohíbe el uso de teléfonos móviles en las instituciones educativas de nivel básico, abarcando desde el preescolar hasta el secundario.
La norma, firmada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, restringe el uso de los dispositivos tanto en clase como en los recreos, permitiéndolos únicamente en casos de emergencia, fines educativos puntuales o necesidades específicas derivadas de discapacidades.
La medida busca priorizar la atención de los estudiantes en las actividades escolares y combatir distracciones provocadas por la tecnología. Según la Unesco, Brasil se suma al grupo de países -uno de cada cuatro en el mundo- que ya adoptaron políticas restrictivas similares. La iniciativa tuvo un respaldo político amplio y fue bien recibida por padres y docentes, aunque persisten desafíos para garantizar su cumplimiento.
En contraposición, Mendoza adoptó una perspectiva diferente respecto al uso de celulares en las aulas. Según explicaron desde la Dirección General de Escuelas (DGE) al Post, lejos de prohibirlos, las autoridades educativas provinciales los consideran una herramienta pedagógica con un gran potencial si se utiliza de forma adecuada.
"Entendemos que el celular puede ser utilizado como una herramienta pedagógica. La clave está en su adecuada implementación", aseguró anteriormente el ministro Tadeo García Zalazar, refiriéndose a este debate.
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En noviembre de 2024, la DGE realizó una encuesta que involucró a más de 19.000 participantes, incluidos docentes, estudiantes y familias de la provincia. El 79% de los docentes consultados opinó que los celulares son herramientas pedagógicas útiles, mientras que el 56,4% afirmó que su presencia en el aula es necesaria.
Entre los usos más destacados, los educadores señalaron actividades como búsqueda de información, lectura de documentos digitales, trabajos colaborativos y la creación de contenidos audiovisuales. Sin embargo, las autoridades también reconocen los riesgos asociados, como la distracción o el impacto del uso excesivo de pantallas en los estudiantes.
Para abordar estas cuestiones, la DGE lanzó recomendaciones específicas dirigidas a las familias y promovió que cada institución educativa elabore un manual de uso que regule tiempos, modalidades y objetivos pedagógicos vinculados al uso de celulares.
Dos caminos opuestos
El contraste entre ambas políticas refleja enfoques diferentes hacia un mismo desafío: cómo integrar la tecnología en el ámbito educativo. Mientras Brasil opta por restringirla en pos de priorizar la concentración de los alumnos, Mendoza apuesta por integrarla como un recurso educativo adaptable a las necesidades del siglo XXI.
En última instancia, la eficacia de estas decisiones dependerá de cómo se implementen y de su capacidad para equilibrar los beneficios y riesgos del uso de la tecnología en las aulas. ¿Es la prohibición el camino correcto, o lo es la regulación? El debate sigue abierto.
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