La dieta más polémica para bajar de peso

Profesionales de la carrera de Nutrición de la Universidad Maza explican qué produce esta manera de bajar de peso.

La dieta más polémica para bajar de peso

Por: Mendoza Post

El ayuno intermitente ha despertado gran interés en los últimos tiempos y no son pocos los que adhieren a esta práctica para bajar de peso. El tema consiste en una abstinencia voluntaria en la ingesta de alimentos y bebidas durante periodos de tiempo específicos y recurrentes.

Esto apunta a consumir menos energía de la que se gasta, generando un balance negativo e induciendo la pérdida de peso por la utilización de las reservas energéticas. Esta práctica constituye un cambio de paradigma en la nutrición tradicional y se considera uno de los métodos más populares para perder peso y obtener otros beneficios metabólicos.

Un estudio realizado por profesionales en Nutrición de la Universidad Maza, concluyó que si bien es una estrategia interesante y las evidencias sobre sus efectos son alentadoras como producir considerables mejoras en parámetros metabólicos y en el peso corporal, hay factores que hacen que no se la pueda considerar como una práctica 100% saludable. Uno de ellos tiene que ver con la sensación de hambre y la disminución en el rendimiento y el ánimo que produce la falta de ingesta de alimentos durante tantas horas.

Varias opciones

Según el informe redactado por las especialistas Jesica Mussi, Rocío Heredia, María Lucía Elías, María Virginia Avena y Paola Boarelli, no hay una única forma de hacer ayuno intermitente. Los protocolos son variados, pero siguen alguno de los siguientes patrones de ayuno y alimentación. Por ejemplo:

-Alternar días de ayuno total con días de consumo habitual, es decir, un día sin aporte energético (calórico) y otro día sin ningún tipo de restricción.

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- Reducción calórica continua, sin días de ayuno total o parcial.

Dentro de la primera opción se encuentran variantes como el protocolo 5:2 (5 días de consumo habitual por 2 días consecutivos de ayuno). Dentro de la segunda se busca extender las horas entre el consumo de alimentos, es decir, se establecen momentos de ingesta con o sin reducción de calorías. Los más comunes son 16:8 (16 horas de ayuno-8 horas de consumo habitual), 14:10 o 12:12. En todas ellas solo hay dos comidas tradicionales al día en lugar de seis.

Con respecto a la restricción energética, esta puede ser de un 25-30% o del 100% en los días de ayuno completo.

Los resultados

Más allá del aspecto negativo como la baja energía debido a la falta de ingesta durante varias horas, lo positivo es que produce cambios en marcadores como glucemia, perfil lipídico y hormonas asociadas al metabolismo de glúcidos y/o lípidos. Además, se dedujo que se mejoran múltiples indicadores de salud como presión sanguínea, frecuencia cardíaca en reposo, colesterol, niveles de lipoproteínas de alta y baja densidad y triglicéridos.

También ayudaría a reducir la acumulación excesiva de grasa en el hígado, la expresión de genes proinflamatorios y disminuiría el riesgo de cáncer.

Si se lo acompaña de actividad física se observan aún mejores resultados en la pérdida de peso y en los parámetros metabólicos.

"Las intervenciones de pocas semanas o meses no son suficientes para poder determinar diferencias y concluir si la práctica del ayuno intermitente es buena o mala desde el punto de vista metabólico a largo plazo", explican las especialistas.

Finalmente- aclaran- muchas de las mejoras no son significativas en comparación con los resultados obtenidos por una dieta hipocalórica o de restricción energética continua.

Una alternativa de larga data

Esto no es nada nuevo dado que sus bases se sustentan en modos de alimentación muy antiguos, donde también se alternaban períodos de ayuno e ingesta.

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De hecho, a lo largo de la historia, los humanos evolucionaron en entornos donde los alimentos eran escasos, lo que les permitió adaptarse y mantener un alto rendimiento físico y cognitivo aún en prolongados periodos de ayuno.

Sin embargo, hoy la realidad es muy distinta. Las sociedades modernas, se alimentan como mínimo 3 veces al día y el consumo excesivo de determinados alimentos, está ampliamente normalizado pudiendo conducir a morbilidades metabólicas y otras complicaciones, mucho más si este tipo de alimentación se acompañada de un estilo de vida sedentario.


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