"Hay que conocer con amplitud y profundidad el pasado. Y así desentrañar la historia en su complejidad, para no cometer los mismos errores y construir un futuro de cambio"
¿Por qué con más indígenas muertos que Roca, Rosas no es un genocida?
"La intención de poner algunos resultados de la historiografía al servicio de otras actividades humanas no es ilegítima mientras ese servicio sea respetuoso del quehacer historiográfico, es decir, sin condicionamientos de sus procedimientos y resultados por intereses provenientes de aquellas otras actividades. Porque, justamente la única manera de que la historia sea de utilidad a la política es ofrecer frutos que no hayan sido condicionados y deformados por intereses políticos con resultados que padecerán tanto la historia como la política."
Juan Carlos Chiaramonte, "Usos políticos de la historia. Lenguaje de clases y revisionismo histórico", 2013.
En pocos meses se necesitarán muchas acciones ejemplares. La plaga populista que asola a la Argentina desde hace al menos veinte años requiere de una tarea de construcción futura titánica. La opción es seguir en esta degradante decadencia discepoliana donde "todo es igual, nada es mejor". A pesar del nivel de saturación y desencanto es preferible no plantearse ni refundaciones, ni restauraciones ni ninguna de esas perspectivas que se anclan al pasado para proyectarse en el futuro. Hay que conocer con amplitud y profundidad el pasado. Y así desentrañar la historia en su complejidad, para no cometer los mismos errores y construir un futuro de cambio. Para eso sin dudas hay que desmontar un relato basado en mentiras y ocultamientos. Esa es una tarea para muchos. Porque el relato imperante fue montado por muchos. El objetivo debe ser producir las nuevas síntesis colaborativas que una convivencia democrática y republicana requieren. La tarea es difícil porque las mistificaciones populistas prenden con fuerza. Los grupos corporativos se fortifican en esas falsedades y logran perpetuarse en los modelos que produjeron el estancamiento actual. Son los que se abrazan al relato para sostener la mentira y cancelan a quien quiere aportar algún matiz.
En estos días el historiador Pablo Lacoste reveló en una mesa de amigos una verdad documental que sorprendió porque contradice los relatos imperantes. Vale la pena considerarla. Está en el testamento de Juan Manuel de Rosas. Conocer ese detalle muestra cómo en la Argentina muchos de los sentidos comunes para el consumo masivo se construyen con falsificaciones y ocultamientos. Durante los últimos años las usinas populistas han montado una operación, entre muchas otras, consistente en la demonización de Julio Argentino Roca. Lo han hecho desde la perspectiva de un neonacionalismo chirle y macaneador, que a su vez muestra a la figura de Juan Manuel de Rosas como el ideal a rescatar y restaurar. Metafóricamente es la Vuelta de Obligado contra la Campaña del Desierto. Siempre con una instrumentación política para enamorar con relatos que respondan a deseos insatisfechos y en muchos casos ilusorios.
Ver: Hace falta un buen baño en el mar del sentido común
Esas usinas han colonizado con enorme habilidad las mayores fuentes de difusión. El sistema educativo de formación docente, además de muchas universidades y centros de investigación y Wikipedia han sido sus armas mortíferas. Esta última fuente es importante porque es la más consultada, ya no por los profesores de historia sino por los alumnos de las escuelas argentinas. De allí que sus artículos, en general muy bien construidos por profesionales militantes, tienen una enorme influencia y hay que observarlos con detenimiento. Hay quien se ha ocupado de desmontar el mecanismo para verlo en su perversa utilidad a las causas populistas.
Si se analiza la entrada de Wikipedia de Julio A. Roca se comprueba que hay un debate, enmascarado en una suerte de presunto análisis balanceado, sobre la condición de "genocida" del personaje a raíz de la Campaña del Desierto alrededor de 1880. Se consigna a quienes se muestran a favor y a quienes están en contra de esa hipótesis, que contribuye como pocas a dirimir reyertas del presente manipulando la historia. Estas operaciones después derivan en entregas de tierras a autopercibidos mapuches, entre otros disparates, o en acciones como las presentes en Jujuy en las cuales se invoca a los pueblos originarios para la agitación selectiva del presente.
Si se revisa el artículo de Wikipedia referido al Juan Manuel de Rosas se lee que participó de la primera Campaña del Desierto de 1833, antecedente de la que hizo Roca casi cincuenta años después. Allí se apunta que hubo un enfrentamiento cruento con los pueblos originarios que ocupaban el Sur de la Provincia de Buenos Aires. El balance fue un entendimiento de convivencia, al menos con algunas tribus amigas. Incluso están transcriptos testimonios de caciques como Catriel, cuyo tono hace acordar a la relación sinuosa de estos años entre los gobiernos K con los piqueteros agrupados en los llamados movimientos sociales: "Juan Manuel es mi amigo. Nunca me ha engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan Manuel no viviríamos como vivimos en fraternidad con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien."
Para completar el panorama vale la pena leer el testamento de Rosas que cuenta con ochenta páginas. Es muy difícil de encontrar en internet completo. Curioso, porque allí está todo. Incluso en la página de difusión de uno de los historiadores que sostiene la tesis del genocidio de Roca el testamento está consignado, pero no completo. Hay una "antología" de párrafos delicadamente seleccionado. El que sigue, debido a la pluma del Restaurador de las Leyes, sugestivamente no está: "Al mismo Señor Roxas (se refiere a su amigo José María Roxas y Patrón), en justa correspondencia a sus distinguidos servicios, en la época que presidía¬ el Gobierno de la República Argentina, como su Jefe Supremo, y con especialidad por los importantí¬simos recursos que me facilitara para el mejor, y más completo resultado del negocio pací¬fico con los Indios pampas, campaña contra todos los Indios de los desiertos del Sud, en la que fueron muertos veinte mil, y reducidos también como otros veinte mil a la obediencia del Gobierno; apertura de las costas que se devuelven desde la Cordillera de los Andes hasta el afamado Magallanes, en los años 33 y 34, se entregara también por mi Albacea, el Pabellón, que triunfante siempre, flamea en todas estas costas, cordilleras, Penínsulas, Bahí¬as, Cerros, Payen, Clemente López, Río Negro, Balcha¬tas, Colorado, Neuquén y demás Ríos de esas costas del mar, y las Cordilleras, Rí¬o Grande, y grandes lagos, habiendo además librado del Cautiverio, a más de seis mil Argentinos, y Chilenos, cristianos, la mayor parte de mujeres, todos los que volvieron al seno de sus familias."
Ver: Las cosas tienen movimiento y los chanchos gordos son pesados
Ni siquiera los más encarnizados estudios sobre la campaña de Julio A. Roca llegan a la cantidad de veinte mil muertos de integrantes de los pueblos originarios como consigna el propio Rosas en su testamento referidos a su propia acción. Además de otros veinte mil que fueron sometidos para traerlos a Buenos Aires, práctica que también le es recriminada a Roca. También sorprende la dimensión del problema para ese entonces, 1833, en que se rescataron seis mil personas que habían sido secuestradas por los malones indígenas.
En la lógica populista de creación de relatos, los historiadores que militan estos temas habrían usado el dato oculto de Rosas (si él fuera el objeto de sus ataques) para equipararlo en lo malo a Roca. Pero el análisis propuesto en estas líneas no es ese. Sino preguntarnos cuál es la razón para que un hecho muy similar transforme a un personaje histórico en un genocida y a otro ni lo roce. La única explicación es que la operación apunta a justificar a como dé lugar ciertas conductas y para eso se omiten y hasta se ocultan deliberadamente hechos que deberían ser analizados. ¿Alguna similitud con la actualidad? Todas. Ese es el modo populista de construir "el relato". El dato elegido con precisión es la punta de un iceberg que distrae y evita la atención en el enorme continente de hielo que se desarrolla por debajo del mar embravecido de la realidad.
El dato de que durante la campaña hecha por Rosas hubo tantos muertos como durante la de Roca hace pensar en por qué para la historiografía populista uno es un genocida y el otro un héroe. Daría la impresión de que todo lo piensan así. Usan un elemento que puede despertar sentimientos positivos para alimentar falsedades. Por supuestos que no es una competencia de quien mató más o menos, que sería intolerable. Lo que llama la atención es la selectividad a la hora de elegir los datos para presentar la realidad. Transforman sus visiones en un juego de suma cero. Cuando la historia es un intrincado mecanismo que sintetiza para multiplicar. Nunca lo que uno presenta se le resta a otro hasta llegar a cero. Porque hay mucho superpuesto, simultáneo, difuso incluso. Eso también sucede en la política actual y por eso es tan difícil salir del estancamiento. Siempre que se reparta lo mismo, no habrá nada nuevo, no habrá crecimiento. Por eso el futuro inmediato será tan conflictivo, porque los mistificadores apelarán a los mecanismos expuestos para transformar en verdades lo que a todas luces son enormes mentiras.