Aumentan las ventas de vino argentino al exterior: ¿se recupera el mercado?

El gerente de la UVA, Sergio Villanueva, analiza cómo evaluar la mejora de las exportaciones.

Aumentan las ventas de vino argentino al exterior: ¿se recupera el mercado?

El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) dio cuenta que en los primeros 11 meses del año, las ventas de vino argentino al exterior crecieron respecto del año pasado, lo que a priori debería tenerse como un dato positivo.

Según las cifras informadas por el INV, las exportaciones de vino en volumen, comparadas con el periodo Enero - Noviembre de 2023, crecieron un 5,7%, mientras que la de mosto alcanzó el 107,8%.

Al desagregar el vino, creció más la exportación de vino blanco, que aumentó un 11,7%, mientras que las ventas al exterior de los vinos de color aumentaron un 4,7%. Sin embargo, la cantidad de vino blanco es cinco veces menor a los tintos.

También creció más la exportación de vinos a granel que la de vinos envasados, y lo mismo ocurrió respecto de la exportación de vino en envase tetra brik, que aumentó el 96,5%, contra el vino en botella, que aumentó el 2,3%, pero, con la aclaración de que la cantidad de litros de vino en botella es sideralmente mayor que la de tetra brick.

Con Sergio Villanueva, gerente de la UVA (Unión Vitivinícola Argentina) analizamos si este crecimiento es una buena señal para la industria vitivinícola, si se retomó el camino del crecimiento o todavía resta un largo camino por andar.

Aumentaron las exportaciones de vino de 2024. ¿Es un aumento para consolarse o es positivo para la industria?

Siempre es mejor subir que bajar, pero tenemos que ser muy moderados porque nos estamos comparando con el año donde tuvo efecto la helada. La helada fue en 2022 pero afectó a la cosecha 2023, con lo cual hubo una cosecha muy restringida y un año en el que hubo muchos problemas para exportar, un muy mal año tanto en el mercado interno como en el mercado externo.

Entonces, hay que tener mucho cuidado porque si nos comparamos con un año normal como fue la cosecha del año 2022, la caída alcanza casi un 20%.

Sergio Villanueva.

Pero hubo incrementos importantes como el mosto y el vino a granel.

Era obvio que el mosto y los graneles se iban a recuperar porque no había materia prima. Tengamos en cuenta que son dos actividades que tienen una dosis de commodities importantes, con lo cual, a los precios que había en la cosecha que afectó la helada, era imposible que tuvieran mercado porque no había uva y tampoco producto. Por lo tanto, lo que se exportó ahora es obviamente superior porque se comparó con un año muy malo en todo sentido.

Recordemos que la helada de 2022 dejó sin uva a la cosecha 2023, aparte fue el año que faltaron insumos, hubo problemas para importar, un año que hubo mucha inflación, entonces, la gente prefería tener stock de vinos y no vender para que la inflación no la pasara por arriba.

Por eso la comparación con 2023 hace que todo sea mejor. ¿Está bien? Si, pero nos estamos comparando con algo muy menor. Si nos comparamos con otros años normales la cifra es muy distinta.

Porque al final, siempre uno hace la cuenta del almacenero: ¿Cuántos litros vendí? Y evidentemente hemos vendido menos litros que en 2022 y más que en 2023, pero el 2023 fue muy malo.

Es bueno que aumentaran las exportaciones, pero no estamos bien todavía.

Así es, por eso hay que ser cuidadoso con los análisis que se tienen. Obviamente que todo lo que tiene que ver con la posibilidad de importar insumos, pagar servicios en el exterior, tener perspectivas de inflación más bajas, le da a la industria mayor competitividad y puede ser que eso se vaya reflejando en el tiempo.

Debemos ser moderadamente optimistas por lo que se viene, bastante realistas en las estadísticas de 2024 y pensar en el 2025 para tratar de exportar más, porque evidentemente la cosecha del próximo año vendría con una mayor cantidad de uva que la de este año y eso permitiría un mejor panorama.

¿Para equipararse con las exportaciones del 2022, que porcentaje de exportaciones nos está faltando?

No tengo la cifra exacta, pero estoy seguro que entre un 10% y un 20% caímos respecto a 2022. Por eso digo, si nos comparamos siempre con alguien de baja estatura, como pasa con 2023, vamos a ser siempre altos, por lo que tenemos que compararnos con alguien con quien lo hacemos habitualmente.

La conclusión es que no tenemos que hacer especulaciones ni caer en triunfalismos exagerados. Lo mismo pasa en el mercado interno, vamos a terminar en una cifra chica, del 2% o el 3% pero comparados contra un año muy malo.

¿Y con el precio del dólar que hoy está casi igualando al precio oficial, va a costar más salir al mercado externo?

Lo que pasa es que a la industria vitivinícola las devaluaciones las perjudican. Pareciera que no, porque las devaluaciones tienen un efecto inmediato; es como tomarse un antigripal y salir a la calle a correr porque uno se siente mejor. Pero eso dura muy poquito porque la tendencia inflacionaria te alcanza y te supera rápidamente.

Entonces, hoy la industria vitivinícola no te pide devaluación porque sabe que el resultado final es peor. A los dos minutos te suben los insumos en dólares, todo el mundo trata de cubrirse de la inflación futura y eso está pasando en todos los ámbitos, se están renegociando cosas porque para mal o para bien, el modelo cambió.

¿En qué sentido cambió?

Y, cómo la inflación es menor se frena todo lo que traía esa envión. La negociación salarial, por ejemplo, que veníamos llevando de una manera determinada y donde decíamos, bueno, si le damos tanto, con la inflación que va a haber después nos sentamos y lo arreglamos con los muchachos, bueno eso ahora ya no se puede hacer.

Nos está pasando con los insumos. Muchos insumos habían crecido por arriba de las expectativas de precio porque el proveedor trataba de cubrirse y cómo lo venía venir, ya te lo aumentaba antes, pero ahora, con la inflación actual, todo se está renegociando en todos los ámbitos.

Tené en cuenta que cuando la inflación es menor las tasas de interés son menores, y en todo lo que hagas no te podés descuidar porque ya no podés pensar que con la inflación lo cambiás.

Les pasa a los distribuidores, que antes querían tener stock vínicos porque sabían que con la inflación iba a venir un aumento del precio del vino y ahora no, y qué hacen, tratan de liquidar stocks. Si uno va a los supermercados vas a ver la cantidad de liquidaciones y promociones que están haciendo.

Es decir, con la inflación en la industria se podían permitir poner un aumento de precio con algunos ajustes algo distorsivos y sobrevivían, y ahora no, ahora tienen que salir a vender.

Totalmente, porque la inflación es un producto que cambia mucho las reglas de juego, pasó mucho en el mercado del vino con la elaboración por cuenta de terceros, que consiste en que un productor para cubrirse de la inflación hacía vino, porque el vino es no perecedero y la uva es perecedera y así se cubría.

Hoy, que no hay inflación, conviene vender la uva, si es que podés y no elaborar vino para guardar porque no tiene sentido especular.

De hecho, todas las bebidas alcohólicas están pasando por una profunda caída de consumo, mucho más grande que la que ha sufrido el vino. Las otras bebidas alcohólicas, partiendo de la cerveza en adelante, han caído en el consumo el 20%, el 25% y más.

Entonces, el vino hoy está competitivo a nivel precios, hay tetra a $2.000, a $1.800 también, y es importante porque el 86% del vino que se vende en el canal del supermercado es de menos de $5.000 el litro.

Y si a esto se le suma el canal tradicional, que son los almacenes, kioscos y negocios de barrios, hoy el 90% del vino que se está vendiendo es de $4.500 o menos. Está todo muy competitivo, la no inflación te cambia el modelo que podés tener.

Ya no se puede decir, "sigamos aumentando los salarios", porque no se puede. De hecho, la negociación salarial del sector vitivinícola en noviembre y diciembre va a ser cero porque el cuatrimestre anterior se otorgó un porcentaje pensando en una inflación mucho mayor de la que fue en realidad. Cuando sacás la cuenta, y la sacás en dólares, te das cuenta que hay que cambiar la cabeza, hay que cambiar el modelo porque el que no gire en la curva se la pega en el paredón.

Tampoco conviene ya hacer y guardar vino para esperar porque crecen los stocks y se cae el precio de mercado.

¡Claro! Hoy más que nunca, con esa situación, lo que hay que hacer si viene una cosecha más grande es diversificar la mayor cantidad de uva posible a mostos, a vino exportable para no caer en los sobre stock y que caigan los precios que se le pagan al productor.

Antes dijiste que las devaluaciones no benefician a la vitivinicultura, pero salir al mercado externo con un dólar como el de hoy tampoco debe ser muy ventajoso.

Claramente no favorece a las exportaciones porque cuando salís afuera estamos en dólares, pero también hay que decir que el tipo de cambio no es la razón principal de la competitividad de la industria vitivinícola.

Obviamente que, si el tipo de cambio se atrasa mucho sí, pero la realidad es que cada vez que la inflación se mueve fuerte, los precios que crecen por insumos y otros costos te deja igual o peor que antes.

¿A los exportadores les conviene más un dólar como el de hoy y que no haya inflación, a una inflación galopante y un dólar impredecible?

Si, les conviene más. Les convendría más un tipo de cambio flotante y que no haya inflación, esa sería la realidad soñada, pero en estas circunstancias les conviene la baja inflación aunque aparezca un poco más atrasado el tipo de cambio, porque la realidad es que en nuestra industria la inflación nos perjudica, no nos favorece para nada.

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