Mariel Naborda decidió contraer matrimonio con ella misma. Explicó los motivos del "amor propio".
Una arquitecta cordobesa se casó consigo misma: "Me amo y me elijo"
En los últimos tiempos, el concepto de amor propio ha ganado fuerza y resonancia en la sociedad. Sin embargo, alcanzarlo sigue siendo un desafío para muchos. En un acto de determinación, Mariel Narbona, una cordobesa de 49 años, decidió cambiar esta realidad para el resto de su vida al casarse consigo misma, en un voto de autoconocimiento y autoaceptación que le permitiría amar plenamente a otro en el futuro.
El caso de Mariel ha causado gran revuelo en la provincia de Córdoba, e incluso algunos lo han interpretado como un ejemplo de sologamia, término que describe a aquellos individuos que optan por pasar el resto de sus vidas en compañía exclusiva de sí mismos. Sin embargo, según relató Mariel al canal TN, su decisión tenía otro propósito: "Quería conocerme y comprometerme conmigo misma. Me caso conmigo misma para cuidarme, entenderme y escucharme".
Ya había pasado por el registro civil años atrás, cuando contrajo matrimonio con su exmarido. Mariel describe esa experiencia como hermosa y no se arrepiente de ella, pero ahora era el momento de enfocarse en sí misma. Quería explorar quién era, aceptarse en todas sus facetas y comprender qué estaba dispuesta a aceptar y qué límites establecería. "Me casé y fui feliz. No me arrepiento, no odio a mis ex parejas ni a los hombres. Mantengo una buena relación con todos mis ex. Quería casarme conmigo misma como un pacto y un proceso de autoconocimiento, para saber qué puedo ofrecerle a otra persona", reflexionó.
Mariel también señaló que no descarta la posibilidad de unirse en matrimonio con otra persona en el futuro: "Si llega el día en que conozco a alguien y decido casarme, estaré abierta a ello". Aunque, basándose en su experiencia y en los años transcurridos, considera que los papeles matrimoniales no son necesarios.
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La pandemia de Covid-19 ha sido un punto de inflexión para millones de personas, obligándolas a adaptarse a una nueva realidad. En medio de esta incertidumbre y nuevos horizontes, Mariel llevó a cabo una introspección profunda sobre su persona, sus relaciones y las cosas que ya no deseaba para su vida. "Comencé a hacer cosas sola, sin la necesidad de tener a otra persona como complemento", reveló.
"Estoy completa, me gusto tal como soy, con mis virtudes y defectos. Me amo y me elijo", afirmó Mariel. Con esta convicción arraigada en su mente, llegó a la conclusión de que celebrar su amor propio a través de una fiesta era la forma perfecta de sellar este camino de autoconocimiento.
El gesto de Mariel Narbona ha generado diferentes reacciones en la sociedad, desde admiración y apoyo hasta desconcierto. Sin embargo, su historia nos invita a reflexionar sobre la importancia de cultivar el amor propio y la aceptación personal como base para relaciones saludables y plenas. En un mundo donde el foco del amor suele estar en el otro, Mariel nos recuerda la necesidad de mirarnos a nosotros mismos, valorarnos y comprometernos con nuestro propio bienestar.
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