Desde Irrigación advierten que la tendencia a largo plazo es que haya cada vez menos recursos hídricos.
El preocupante pronóstico para el agua de Mendoza
"La sequía en Mendoza es algo que ya no sorprende a nadie". Así describió la realidad hídrica de Mendoza, Rubén Villodas, el director de Gestión Hídrica de Irrigación en diálogo con el programa Te digo lo que pensó que conduce Ricardo Montacuto por radio Nihuil.
El funcionario destacó que "en todos los ríos de la provincia, en todos los embalses, los máximos niveles se consiguen después de terminar la cota de agua a fines de julio-agosto, excepto en el Río Mendoza que, ese nivel máximo, se consigue en marzo-abril. Básicamente porque el Río Mendoza no puede tener una cota de agua, ya que por más que haya cota para riego, sigue erogando para consumo residencial y para enfriar la central térmica de Central Puerto".
"En este momento, el Río Mendoza está erogando la misma cantidad que está entrando al dique Potrerillos, por eso, hace varios días que el embalse esta al mismo nivel, porque no hay forma, con los actuales caudales, que el nivel aumente. Hay que esperar a ver qué pasa en el invierno", explicó.
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Esta temporada, considerada desde el 1 de octubre de 2020 hasta el 30 de setiembre de este año por el Departamento General de Irrigación, Potrerillos tendrá menos de 800 hectómetros de agua, por lo que parte de la temporada de riego venidera estará dentro de esos 800 hectómetros.
Villodas indicó que "si nevase mucho, en agosto, setiembre, octubre y parte de noviembre, los caudales de los ríos serán bajos porque la temperatura en la montaña es baja. Por lo tanto, nieve o no, el inicio de la próxima temporada estará bastante limitada, por lo que habrá que estudiar y evaluar el sistema de riego que es el que se lleva el mayor porcentaje de agua. Habrá poco escurrimiento y el embalse Potrerillos, por ejemplo, va a estar bajo porque se encuentra en los niveles más bajos de los últimos 10 años".
Igualmente, aseguró que, "hoy, no es variable de ajuste brindar menos recurso para agua potable. Con los otros usos, sacando el agrícola, el consumo es prácticamente mínimo, por lo que la única variable de ajuste es darle menos caudal al riego".
"El último año medio y de buena cantidad de agua en Mendoza fue durante la temporada 2009-2010. En cambio, 2019-2020, fue el año más bajo en todos los ríos de la provincia, excepto el Río Mendoza, que este año va a tener el caudal más bajo de toda esta década de sequía".
Por último destacó que "la sequía en la provincia ya no es una emergencia ni sorpresa para nadie. Sostenemos que esta situación está dentro de una variabilidad climática que esperamos que corresponda a un ciclo y que en algún momento volvamos a tener más agua. Pero, indudablemente, hay una tendencia a largo plazo hacia menos caudales de los ríos y menos nieve. Por eso hay que adaptarse a la nueva realidad".
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