Daniel Agüero tenía 22 años cuando se hizo cargo del crucero que fue bombardeado por Inglaterra durante la guerra de Malvinas. Reside en Mendoza desde 1983 y recordó en "Te digo lo que pienso" ese momento duro para la historia del país.
A 40 años del hundimiento del General Belgrano, el relato del último timonel
El 2 de mayo de 1982 tres torpedos disparados desde el submarino británico Conqueror dieron en el General Belgrano, que se dirigía hacia la Isla de los Estados, en Tierra del Fuego. Murieron 323 marinos, casi la mitad de los fallecidos en la guerra de Malvinas.
Daniel Agüero, el último timonel buque de la Armada Argentina, hoy tiene 65 años y en conversación con Ricardo Montacuto, en el programa Te digo lo que pienso por Radio Nihuil, se refirió a los momentos que vivió cuando el crucero fue atacado.
El sobreviviente, contó que el buque se hundió en una hora: "En ese momento, al zarpar hacia el Sur, era timonel de maniobra y se me asignó el puesto de combate. Tenía 22 años cuando me hice cargo del timón".
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Señaló que "el crucero medía 197 metros y tenía dos puentes: el puente de ala (de no combate) y el puente de combate donde estaba el timón. Que estaba a una altura de 6 metros de la cubierta principal en la mitad del barco".
"En ese momento había un fenómeno climático complicado, con vientos de 100 kilómetros por hora, un oleaje de 9 metros y una temperatura de 10 grados bajo cero, con una sensación térmica de 20 grados bajo cero. Inglaterra ordenó el ataque al Belgrano, disparando 3 torpedos. Uno pasó por la popa, el otro dio en la zona de las hélices y el otro en la proa".
"El Ara General Belgrano, era sobreviviente de Pearl Harbor, se llamaba El Fénix y había sido, fabricado por EEUU. Entonces, por indicaciones de los EEUU, Inglaterra sabía cuáles eran los puntos vulnerables del barco. La proa había sido restaurada luego del bombardeo en Pearl Harbor. El daño más grande se produjo en la zona de las hélices, que no era acorazada. La explosión rompió tres cubiertas, inmediatamente, el barco se ladeó para el lado izquierdo", relató.
Agüero destacó que en el momento del impacto, él se encontraba solo y se quedó sin timón: "No veía nada de lo que sucedía abajo. Solo escuchaba los gritos. Entonces pido activar el timón auxiliar. El otro timón estaba en popa, que era mecanizado. El Crucero se quedó sin energía. Cuando salí de la cabina, casi caigo al vacío por la inclinación que ya tenía el barco. Cuando llego a la cubierta principal, el Belgrano ya estaba escorado".
Además, contó que cuando los sobrevivientes al ataque lograron salir en las balsas, estuvieron 44 horas en altamar. "Dentro de la balsa teníamos un bolsón con provisiones para 20 personas. Había agua, pastillas y alimentos, que no se podían consumir hasta después de las 72 horas, porque se suponía que una vez que el barco se hundiera, nosotros estábamos hidratados y alimentados como para soportar esas horas, ya que no se sabía en qué momento íbamos a ser rescatados".
"Nos rescató El Piedrabuena, dos días después. El Conqueror estaba a unos 30/40 kilómetros cuando nos disparó".
Por último, dijo que después de esa experiencia, renunció a la Marina y se vino a Mendoza en 1983. "No tenía trabajo. Empecé a vender pan casero. En ese momento decir que habíamos estado en Malvinas era contraproducente. El país no había tenido una guerra ni veteranos y se desconocía cómo había que tratarnos. Después entré en una empresa constructora y ahora estoy en una firma muy nacionalista que mantiene un sistema muy malvinizador. Hoy, al observar cómo la ciudadanía reconoce a los veteranos, me sorprende. Malvinas es una herida latente. El que no estuvo en la gesta de Malvinas no tiene ni idea de lo que sintió y vivió un soldado en defensa de la soberanía Argentina. El reconocimiento de la ciudadanía hoy, es una caricia al alma. Es un reconocimiento a los 649 que dieron la vida por la defensa de la Patria", finalizó.
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