A 10 años de la Tragedia de Ruta 7: "Sobrevivir te deja un sentimiento de culpa"

Nicolás Ríos brindó su testimonio a una década de uno de los peores accidentes de tránsito en Mendoza. La historia en primera persona de una tragedia evitable. "Hemos estado 10 años sin justicia", relató.

A 10 años de la Tragedia de Ruta 7: "Sobrevivir te deja un sentimiento de culpa"

Por:Juan Manuel Lucero
Periodista

Este miércoles 7 de febrero se cumplieron 10 años de la Tragedia de la Ruta 7. Fue en esa fecha de 2014 cuando ocurrió una de las mayores tragedias viales de la provincia de Mendoza. Un camión conducido por un chofer brasileño circulaba a contramano por la Ruta 7 a más de 100 kilómetros por hora. Pese a los llamados y avisos, la inacción policial terminó en un choque de frente con un colectivo de larga distancia que viajaba de Córdoba con destino a la Terminal del Sol.

El accidente tuvo lugar en el departamento de San Martín, sobre la lateral norte, a la altura del kilómetro 1.010, a unos 200 metros al oeste del autódromo Jorge Ángel Pena. A raíz del choque, ambos vehículos se incendiaron. El accidente y posterior incendio dejó el saldo de 16 víctimas fatales, la mayoría de ellas incineradas y atrapadas entre los hierros. (En un primer momento, se informó que el número de muertos en el choque ascendía a 17, pero el Gobierno aclaró días después que eran 16 porque un hombre que figuraba entre los pasajeros no estaba en el colectivo).

En tanto que hubo 14 heridos, algunos fueron atendidos en el hospital Perrupato y otros trasladados al Hospital Central y al Hospital Lagomaggiore. Entre los atendidos en San Martín se encontraba Nicolás Ríos, un reportero gráfico mendocino que por entonces era estudiante de comunicación.

A 10 años de la tragedia, Totti, como le dicen sus amigos, recuerda aquel día y los momentos posteriores al accidente. Este 7 de febrero, Nicolás se reunió con las familias de las víctimas como hacen cada aniversario desde aquel trágico suceso.

Nicolás Ríos en el sitio del homenaje a las víctimas. Foto: Marcelo Roux.

En el día de hoy hay un cenotafio que se inauguró en el 2019. "Siempre hay una misa, hablan las esposas de los choferes que se han puesto a cargo de hacer que sea posible este homenaje a las víctimas", relató.

Los familiares de las víctimas y algunos de los sobrevivientes se reúnen cada año con representantes de la Municipalidad de San Martín y bomberos de Palmira. "Este año hicimos una suelta de globos. Hicimos carteles de piedras", explicó Nicolás.

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A una década del accidente, los familiares de las víctimas y los sobrevivientes tienen una sensación de vacío, el pedido es muy claro: "Justicia, hemos estado 10 años sin Justicia". El chofer brasileño murió en el lugar, sin embargo, los policías que no hicieron caso a los llamados y advertencias recibieron sanciones mínimas y dejaron una sensación amarga en las familias.

"A mí, que soy sobreviviente, me reciben con mucho cariño. Soy un agradecido de ellos siempre, que me reciben con ese cariño, que es el que me ha dado la fortaleza para poder salir adelante después del shock que tuve, de todo esto que nos tocó vivir", relató Ríos tras el encuentro con los familiares.

Nicolás Ríos en su trabajo como reportero gráfico. Foto: Abel González.

El día del accidente

Aquel fatídico 7 de febrero, Nicolás había ido a la casa de su abuela, que vivía en Desagüadero. "Me venía justo ese día porque jugaba Independiente, jugaba la Lepra. Había estado pintando la casa a mi abuela, le pintamos con mi primo el frente de la casa, y apenas terminó, salí", detalló.

"Agarré el colectivo Nueva Generación que hace el trayecto de Desagüadero a La Paz y después agarré de La Paz hasta Mendoza", explicó.

En el trayecto de Desagüadero a La Paz, aproximadamente unos 40 minutos, Nicolás venía pensando cómo hacer para llegar más rápido a la cancha. "Se me ocurrió bajar a preguntar en la terminal de La Paz a ver si pasaba un colectivo. Aparte hacía mucho calor, se había roto el aire acondicionado del colectivo. Yo viajaba incómodo porque soy alto, entonces eran cuatro horas y media de viaje, con calor", explicó.

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En ese momento, le informaron que un colectivo de larga distancia pasaba en 20 minutos y venía directo a Mendoza. Nicolás decidió esperarlo y hasta San Martín viajó con una persona al lado. "Él, en la terminal de San Martín, se baja a fumar un cigarrillo. Y justo en la terminal también se bajaron varias personas. entonces quería estar cómodo, viajar tranquilo, ponerme a leer, me cambié de asiento", explica.

Según recuerda Nicolás, venía casi a la mitad del bus, "en el asiento 16 más o menos", explica. "En San Martín se bajó gente, entonces miro para atrás, hay un asiento vacío del otro lado y un asiento para atrás, entonces ahí me cruzo y bueno, después, 10 minutos después, fue el accidente", explicó.

El lado donde venía Nicolás antes de cambiarse fue el que sufrió el mayor impacto, cambiarse e ir más atrás lo ayudó a sobrevivir. En cuanto al momento del impacto, el sobreviviente recuerda: "estaba leyendo un libro de Fontanarrosa 'Los trenes matan a los autos'. Venía leyendo y escucho que gritan de adelante cuidado, guarda, algo así".

Tras eso, el impacto, un sonido que Nicolás describe como "espantoso" y que dice recordar con claridad. "Chocamos, me voy para atrás, me despierto un poco. No sé cuánto tiempo pasó y entré automáticamente en shock, porque después lo que me pasa es que tengo recuerdos difusos", explicó.

"No tengo los recuerdos en orden cronológico, no sé en qué tiempo pasó cada uno, pero me acuerdo que en un momento agarro el libro, lo miro, lo veo con sangre y lo vuelvo a dejar como si lo hubiera levantado a la mesita de luz", detalló.

Luego, recuerda, "después alguien grita que se está poniendo fuego el colectivo y bueno de ahí, un chico de San Luis que venía atrás mío con la familia, rompe una ventana y salimos por la ventana".

"Cuando me caigo al piso, venía con alpargatas, me resbalo, me clavo un vidrio y me corto una arteria. Saltaba sangre por todos lados, me resbalé con el gasoil en el asfalto. Ahí me fui al costado de la ruta y llamé a mi familia", relata Nicolás en relación a unos instantes que parecieron años.

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En ese momento, empezaron a sacar a los sobrevivientes del choque y a Nicolás lo trasladaron al Hospital Perrupato. "Era un caos ese hospital, me cosieron ahí y en la herida de la mano me quedó el vidrio adentro, al vidrio adentro nunca lo vieron, pero era parte de todo el caos que se estaba viviendo", recordó.

Las heridas de Totti no eran de la gravedad de otras personas, por lo que en cuanto lo suturaron, lo dejaron irse. "Tengo un tío que vive en San Martín y me fue a buscar él", relata.

Nico fue a la casa de su tío, se bañó y sus padres llegaron ahí. "Tuve dos días sin dormir, creo que volví a dormir el sábado a las 5 de la mañana me dormí una horita y a las 6 ya estaba arriba", recuerda Nicolás.

"No podía dormir porque estaba como el cuerpo en alerta todavía estaba en estado de shock. Al tiempo fui recuperando el sueño, la costumbre y nada después bueno, cosas psicológicas que me quedaron pero que vivo sanando con el tiempo", relata este sobreviviente de la tragedia.

El contacto con las familias de las víctimas y otros sobrevivientes, apunta Nicolás, fue fundamental para poder comenzar a sanar. "Las familias me reciben con mucho cariño y eso me ayudó a sanar un montón", explica.

En ese marco, Nicolás cuenta uno de sus sentimientos más complejos "algo que nos pasa a muchos sobrevivientes de accidentes así es que quedas como en estado de culpa". En tanto que explicó "te queda un estado de culpa de haber sobrevivido y te queda por mucho tiempo".

"Lo que me ayudó a mí a sanar o transitar esas etapas fue el estar presente, ir todos los 7 de febrero al lugar y charlar con las familias de las víctimas", contó. "Soy el único que siempre ha ido al lugar los 7 de febrero, nunca falté. He estado en contacto con otros sobrevivientes, pero cada vez menos, y al día de hoy casi no tengo contacto con ellos, pero sí con las familias de las víctimas", explicó.

El pedido de justicia

A 10 años, el pedido de justicia sigue vigente. Como se explicó líneas atrás, el chofer en cuestión falleció, pero los policías involucrados en un caso de negligencia recibieron penas leves. "Fue algo protocolar para decir que hicieron algo", critica el sobreviviente.

El caso terminó con una condena mínima para el policía José Torres, quien se desempeñaba en la Comisaría 25 de Guaymallén al momento del accidente. Ramón Ríos, otro policía y dos operadores del CEO fueron investigados, sin embargo, terminó en nada. Dos de los policías estaban almorzando y sus radios estaban sin baterías, una falta al reglamento de la institución.

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"La condena que hubo es que fueron dos mil pesos de multa para un solo policía y creo que seis meses de inhabilitación. Era para que caiga una cadena de gente que hizo las cosas muy mal. Había denuncias desde Luján, la primera denuncia creo que se hizo a las 13.30, 13.45 en Luján de que había un camión haciendo maniobras peligrosas y el accidente fue 17:45", recuerda Nicolás.

"Se podría haber evitado el accidente, sentimos que no hubo justicia", explica. Las familias piden que se mueva una causa que está paralizada hace varios años.