Las autoridades tuvieron que retirar semillas de sésamo y panes de hamburguesa.
Europa retira alimentos con óxido de etileno que son cancerígenos
En septiembre del 2020 se produjo una alerta alimentaria en Europa debido a la presencia de óxido de etileno en varios productos que fueron retirados de los supermercados. Los consumidores notaron un faltante de productos como semillas de sésamo en España o panes de hamburguesa en Francia.
El problema comenzó a conocerse a finales de agosto de 2020, cuando las autoridades belgas detectaron altas concentraciones de óxido de etileno en varios lotes de semillas de sésamo importados desde la India. Comprobaron que habían sido distribuidas desde Bélgica hacia 33 países (24 de ellos miembros de la UE), así que emitieron una alerta a nivel europeo. De ese modo, los agentes afectados (fabricantes, distribuidores, etcétera) pudieron retirar los productos del mercado. Dada la magnitud del problema, la Comisión Europea celebró una reunión con los coordinadores de crisis de cada Estado miembro para aplicar medidas específicas adicionales con carácter de urgencia. Entre otras cosas, se decidió enfatizar los controles para las semillas de sésamo importadas desde la India.
Además, se han encontrado en otros productos importados provenientes de otros países, como China o Turquía: cilantro molido, pimienta negra, curry, espirulina, goma guar, goma garrofín, semillas de lino, etcétera, tanto de producción convencional como de producción ecológica, que se utilizan habitualmente en la elaboración de helados, salsas, galletas y un largo etcétera.
El óxido de etileno es un compuesto que a temperatura ambiente se presenta en forma de gas. Se utiliza principalmente como materia prima en la industria química para producir otros compuestos (sobre todo etilenglicol, que se usa como anticongelante en instalaciones de frío). También se utiliza como agente esterilizante, especialmente en materiales que son sensibles al calor, como material médico o material de laboratorio, ya que es capaz de eliminar microorganismos indeseables. Esto es posible porque daña el ADN y es precisamente lo que le hace peligroso para la salud humana. Por eso en la Unión Europea su uso está prohibido en alimentación, tanto en agricultura (como fitosanitario), como en la conservación o elaboración de alimentos.
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