El sábado, las redes mendocinas aparecieron plagadas de denuncias de violencia policial a raíz de un operativo en Godoy Cruz. Cómo "ruidos molestos" terminó en un escándalo y en una investigación de la IGS. La versión de los policías. ¿Falta capacitación? Qué dijo el organizador.
Audios al 911 y testimonios: Cómo un operativo terminó en escándalo
La suma de probables errores en un operativo policial común y que debió ser de mediación, el viernes por la noche, terminó derivando en un escándalo institucional, político, mediático y en redes, y con denuncias de abuso y violencia policial que ahora serán investigadas por la Inspección General de Seguridad. El saldo final fue de seis detenidos, contusos, personas relatando en redes que fueron golpeadas o heridas, magullados de uniforme, y una "piña" pública a la policía, que le entró de frente. Siempre es difícil explicarles a las personas "de a pie"-que no tienen porqué conocer la ley 6722 de procedimientos policiales, las leyes que la modificaron que son varias y sus decretos reglamentarios- cómo debe detenerse a alguien que está resistiéndose a que lo lleven preso. En el medio, y como ocurre casi siempre en este tipo de procedimientos, aparecen tensiones no resueltas entre policías y fiscales, y entre el Ministerio de Seguridad y la Justicia. Se multiplican cientos de opiniones de personas que dudan con preocupación legítima, algunos más que hacen política...
Y una vez más y como resultado final, se pone en tela de juicio la capacidad de la policía cuando debe intervenir con civiles comunes.
Para tratar de entender qué pasó vayamos primero a los hechos. A las once de la noche del viernes, un llamado que ingresó al 911 alertó sobre una "fiesta en la que se estarían vendiendo y consumiendo estupefacientes". La denuncia fue de un ciudadano que dio su nombre, apellido y DNI. Según la documentación que hay en el expediente, esta persona -un adulto mayor que viviría en las inmediaciones- dijo que este grupo de personas "siempre hacen fiestas y venden drogas", lo que no pudo ser confirmado.
El llamado resulta delicioso, por el tenor y el tono de los comentarios. "Es una fiesta de droga total..." dice. "Nadie interviene... ni la justicia federal, ni la provincial..." Luego de dar las coordenadas de la supuesta fiesta, el hombre indica: "Es un negocio que vende drogas... farma no se cuánto... es sabido que venden droga... estamos viviendo lo peor de lo peor..." En otro fragmento indica "que vengan y paren la música..." Este es el audio, en el que hemos retirado frases con opiniones políticas del denunciante, anécdotas que contó el hombre, y consideraciones que no tienen que ver con el hecho en sí. También hemos editado frases en las que se identifica y da su domicilio. Originalmente, dura más de siete minutos:
Hubo un segundo audio, mucho más corto, de una joven que llamó dando cuenta de los incidentes, cuando ya se habían generalizado las corridas y los incidentes:
Lo que se puede apreciar, sobre todo después del primer audio, son las dificultades recurrentes entre denunciantes y operadores del 911 para poder configurar lo que estaba ocurriendo. Es evidente, en las preguntas que hace la operadora.
Lo que ocurría en San Martín 1270, en un salón al que se ingresa en un pasillo sobre San Martín, frente al Mcdonald's de Godoy Cruz, era un evento privado cultural y artístico en el que había entre 20 y 25 personas, entre ellas la legisladora electa del peronismo, Valentina Morán. Allí se presentaba el videoclip "Dónde y cuándo" del artista local "Donturco". Un evento privado donde lo que ocurría, sólo interesa a las personas que allí estaban siempre que no estuviesen violando disposiciones municipales de "ruidos molestos", o alguna ley de modo flagrante. "No era una fiesta. Ninguna fiesta. Era una reunión de amigues para brindar por la finalización del proyecto" dijo el artista en una historia de Instagram este fin de semana.
Tres minutos después de la llamada del vecino perturbado por los ruidos de la presunta "fiesta de drogas", el Centro Estratégico de Operaciones (CEO) desplazó al móvil policial 2737, a cargo de la Oficial Ayudante Micaela Hernández y conducido por el sargento Juan Torres. Ambos fueron al lugar. El primer probable error que cabría analizar, coinciden las fuentes, es por qué no se llamó a un fiscal de inmediato ante una denuncia de venta de estupefacientes. Informantes policiales, judiciales, y fiscales coincidieron en señalar que lo primero es constatar los hechos. Y allí fueron la oficial Hernández y el sargento Torres. Según ellos mismos registraron en una actuación oficial, no encontraron el sitio al primer intento. Y desde el 911 se comunicaron otra vez con el vecino denunciante, que los fue guiando hasta que llegaron a un portón "abierto de par en par". Los policías relataron haber golpeado las manos para llamar a los ocupantes, y que se sentía música a un volumen muy alto. De acuerdo al testimonio, salió una persona que se identificó como el dueño del lugar, a quien le habrían explicado que había una denuncia al 911. En eso, siempre según el relato de los policías, salieron otras cuatro personas, que les dijeron textualmente: "Nosotros somos dueños de hacer las fiestas que queramos, así es que váyanse a molestar a otro lado, milicos culiados". La gente empezó a salir, y algunos empezaron a increpar y a filmar a los policías. Esa acción en particular está registrada en el siguiente video, donde se ve a los dos policías y a algunos de los asistentes, que lucían nerviosos:
La oficial Hernández, al ver que eran muchas personas y sólo dos policías, pidió refuerzos, y llegaron tres unidades más con varios agentes, y allí fue cuando la situación se descontroló. En el acta policial, la oficial Hernández dice haber recibido trompadas en la cara, otro ayudante llamado Diego Churupa terminó con una muñeca contusa, y -siempre de acuerdo a esta versión- varias personas de la fiesta habrían increpado a los policías e intentado frenar las detenciones de los que estaban más agresivos. A uno prácticamente lo arrastraron desde San Martín y Biritos, hasta el patrullero. Luego de todo el jaleo, la policía se fue, y hubo seis personas detenidas en una causa por "Resistencia a la autoridad". El relato de los policías es profuso en incidentes y trompadas. Una mujer que peleó con una policía se refugió en la lomitería "Betos", y la policía entró a sacarla y detenerla "con permiso" del local, dice el acta. El saldo, además de las contusiones de los policías, fue de seis personas detenidas a disposición de la fiscalía 17 de Godoy Cruz. Ellos fueron el economista Jorge Casa Goudailliez, acusado de darle una trompada en el rostro al auxiliar Diego Churupa cuando intentaban detenerle; Guillermo Salatti, por supuestamente tirarle de los pelos a la oficial Micaela Hernández, la artista María Alaniz, acusada también de pegarle a la oficial Hernández, que parece haber llevado la peor parte del conflicto; María Florencia Difresco, profesora y traductora de inglés. La documentación no indica por qué estuvo detenida, pero es la mujer que aparece con serios golpes en el rostro, especialmente en la nariz, en uno de los videos que circulan. Los últimos dos detenidos fueron el tatuador Rodrigo Rubio y el comerciante Juan Pablo Erian Martel. Todos recuperaron su libertad.
Hasta aquí, cabría señalar un modo de operar de los policías. Una vez constataron los ruidos molestos, además de Diversión Nocturna, podrían haber llamado a la Municipalidad de Godoy Cruz y evitar todo lo que ocurrió después.
Es probable, luego, que haya habido excesos de algunos de los policías que participaron. Los videos son bastante impresionantes. Es cierto que la ley de procedimientos policiales de Mendoza cuida mucho las garantías de las personas que deben detenerse, indica el uso de la fuerza como último recurso, pero sólo para proteger a todas las personas en una escena. Y en varios de los videos, se ven los probables excesos. Los policías no deben "manotear" de ninguna manera a quienes están filmando. Si necesitan cerrar una zona porque hay un procedimiento, se debe perimetrar el lugar a una distancia segura, y no andar "a los manotazos" con los transeúntes o los participantes de la reunión. Luego, es perfectamente factible que entre cuatro policías deban reducir a una persona que no se deja detener. Pero colocar la mano en el cuello de la forma en la que lo hace uno de los efectivos, para retener a un detenido contra el patrullero, no parece un modo apropiado. Lo mismo, una pelea entre empujones y manotazos entre una mujer policía y una asistente a la fiesta. Parecía una pelea en el recreo, y no la acción de una oficial para neutralizar a una persona que en apariencia intentaba impedir la detención de otras. Otro policía con una escopeta en su mano izquierda, luce absolutamente nervioso gritándole a los transeúntes que filmaban, que se retiren. Uno de ellos fue detenido.
Luego, están los testimonios. El artista "Donturco", cuyo videoclip se estaba presentando, dijo al diario Los Andes que "Nos habíamos juntado con amigos por el lanzamiento del video. A las 11 llegan (los policías) por ruidos molestos, arreglan y se van". "Al rato vuelven por una falsa denuncia por venta de estupefacientes. Entraron al pasillo, que es de propiedad privada, y no nos dejaban salir del galpón. Abríamos la puerta y nos las volvían a cerrar", dijo. La novia del artista -contó él- les habló a los policías en lenguaje inclusivo, y "un policía se puso violento y le dijo que le hablara en español de verdad" relató cuando estaba en la comisaría de La Estanzuela esperando por la suerte de los detenidos. También describió el episodio en el que a un amigo "le pusieron la rodilla en la cabeza, como cuando mataron a George Floyd" dijo. Esta detención se ve particularmente violenta. Se ve cómo la persona detenida está reducida y sin posibilidad de reacción, pidiendo ayuda. Y será uno de los episodios que analice la IGS.
La cuestión de fondo
Está claro que hay un problema de educación, muy de fondo. Y de parámetros de convivencia civil. Si hay un problema de ruidos molestos, debería alcanzar con que los funcionarios -policiales, municipales, el que fuere- se identifiquen, pidan a los responsables de la propiedad que bajen los decibeles en caso que corresponda, éstos acceden, y listo. Se acabó el problema. Pero cuando se combinan personas que ante cualquier intervención policial reaccionan con gritos del estilo "milicos culiados" (como en este caso) u otros peores que se escuchan en los videos, con policías rápidos para perder la compostura y poco hábiles para mantener la calma y el control de una situación de detención de personas, el resultado es un escándalo, y denuncias de abuso policial que ahora investigará la Inspección General de Seguridad.
El problema de la formación de los policías vuelve a estar en debate. Los funcionarios del Ministerio de Seguridad no estaban para nada conformes con la repercusión de este operativo, y cómo le llegó a la gente a través de los medios. Basta ver los comentarios en redes sociales, donde personas cultas, algunos profesionales, denuncian métodos de "dictadura", de "abuso y violencia institucional", ante una detención de personas que -es cierto- pareciera haber incurrido en algunos excesos. El primer reflejo de quienes ven los videos, es poner en el lugar de víctimas totales a las personas que estaban en la fiesta. Por eso la policía recibe los mayores cuestionamientos. Ahora... ¿Qué se puede esperar en una sociedad en la que cualquiera trata de "milico culiado, chupapija" a un policía que intenta restablecer el orden? No mucho. En uno de los videos se ve -además- la reacción "sacada" de algunos participantes del evento, cuando el problema era solo de "ruidos molestos".
Este tipo de denuncia, además, requiere una primera aproximación en la que el "perfil" del denunciante es importante. En su llamado al 911, el vecino ofendido da todo tipo de opiniones políticas, algunas de ellas cargadas de prejuicios. Y si la oficial que atendió el llamado hubiese estado más familiarizada con la zona, habría entendido que el comercio del que hablaba el hombre no era un lugar de venta de drogas, sino de semillas y plantas, incluso para los autocultivos permitidos. Probablemente los policías debieron ir en tono de mediación, y conformarse con pedir que bajen la música. Y nada más habría ocurrido.
Hay un problema de imagen de autoridad. Generalizado en la Argentina, y que ocurre particularmente en Mendoza. Aquí, casi nadie respeta a la policía, ni a los policías. Es habitual que cuando deben detener a alguien en un barrio conflictivo, los reciban y despidan a piedrazos. Eso es una dificultad adicional, a la de tener que detener a uno o más delincuentes, o hacer un allanamiento, donde no saben si hay personas armadas. Es de todos los días. Ocurre en la cancha, en la calle, en un incidente de tránsito. La policía, que es la fuerza del Estado en la sociedad civil, en Mendoza ha perdido la voz de mando y orden, desde hace muchos años. Por eso un conflicto menor como el del viernes termina en un escándalo mayúsculo, con incidentes entre un grupo de personas en los que había artistas, una profesora de inglés, productores de contenidos, un economista, comerciantes, versus policías. Probablemente, los organizadores del evento debieron bajar el volumen de la música a valores permitidos, que de todos modos nadie midió. Lo de "ruidos molestos" fue una apreciación. No los midieron con un decibelímetro.
Las cuestiones políticas
Desde el crimen de Emiliano Fernández, el hombre asesinado de un piedrazo en la cabeza en el Acceso Norte, cuya muerte se viralizó a través de un video conmocionante, se ve que las relaciones entre el Ministerio de Seguridad y los fiscales no andan por su mejor momento. En el MPF creen que la policía se "horizontalizó". Y los policías y funcionarios, que en la justicia se han puesto muy "mano blanda" para liberar delincuentes. Como el joven de 20 años que mató a Emiliano Fernández. Lo que seguro habrá que rever y este operativo fue una muestra, es cómo deben estar entrenados y equipados, no sólo en lo físico y táctico sino de la cabeza, los policías que deben intervenir en este tipo de situaciones. No hay uno solo de los seis videos difundidos, en que la acción luzca completamente profesional y ajustada a la ley de procedimientos. Tan así, que incluso cuando los videos tomaron estado público y se viralizaron, algún funcionario recriminó a oficiales de la policía "Por qué no van a hacerse los bravos a los barrios duros..." El enojo por la repercusión fue fuerte.
En el Ministerio de Seguridad creen que además puede haber alguna utilización política y críticas renovadas al gobierno que el mismo sábado salió a defender la legitimidad del operativo. Apuntaron a la presencia de una legisladora electa del PJ -Valentina Morán, que según testimonios intentó mediar y llamó además a dos abogados- y a un usuario de Instagram denominado @violenciapolicialmza (algunos de esos videos son reproducidos aquí), que tiene sólo las seis publicaciones de este caso, y que reunió casi 4.000 seguidores en apenas horas, durante el fin de semana. Un informe reservado con que contaría el gobierno apunta a que este usuario habría sido creado por una mujer de la que no trascendió el nombre, y su pareja, con supuestos contactos con organismos y ex agentes de inteligencia.
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