El ex gobernador recordó su gestión al frente de Mendoza durante la caída de Fernando de la Rùa. Dijo que no se puede comparar a la selección de fútbol con la política actual.
Roberto Iglesias: "Hoy en la política hay gente que patea en contra"
A 21 años de la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, el ex gobernador de la provincia de Mendoza, Roberto Iglesias, recordó en el programa Te digo lo que pienso que conduce Ricardo Montacuto por radio Nihuil que "fue un momento muy complejo, sobre todo de mucho hartazgo de la gente y con una situación económica muy difícil"
"Estaba la convertibilidad que era un cepo que no te permitía nada más que hacer flexiones, y salir de ella era un estallido y así terminó. A penas asumió el gobierno posterior terminó saliendo de la convertibilidad, llevó el dólar a 4 y medio y después lo bajaron. Había que salir de ese plan, que fue bueno para estabilizar, porque se estabilizo el país en la década del 90. Pero había que salir rápidamente, pero no se hizo y cuando asumió de la Rúa, era muy complejo", recordó.
Destacó que en ese momento, "la gente estaba muy harta y cansada. Después de haber venido de 8 ó 10 años de estabilidad, se encontró con toda la problemática económica de nuevo y todo terminó con la renuncia de De la Rúa que no tenía ningún tipo de apoyo. En realidad, se intentó buscar un gobierno de coalición. Para colmo, habíamos tenido el problema de que Chacho Álvarez había renunciado. Un acto que algún día tendría que haber explicado, porque si no lo hacía, institucionalmente el país hubiera seguido funcionando. Álvarez, que era de origen peronista podría haber tomado la conducción del país, haber hecho nuevos acuerdos y demás. El peronismo le negó a de la Rúa el apoyo, cierta parte del radicalismo también se hizo el distraído y la cosa terminó como terminó".
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La situación en Mendoza
"Nosotros hablábamos permanentemente con el gobierno nacional. Hubo mucho diálogo también con el gobierno de Duhalde, tengo que reconocerlo. El problema de fondo, cuando hablo de la convertibilidad, era que no se podía emitir. Si hubiésemos podido emitir, se habría emitido dinero y no cuasi monedas, aquí, teníamos el Petrón. En realidad, ahora, el peso argentino es casi una cuasi moneda", dijo.
Agregó que, a su entender, "en Mendoza la pudimos llevar bastante mejor porque hicimos los ajustes que había que hacer. Cuando no alcanza, hay que ajustar, por más que a algunos no les guste. Nosotros hicimos un gran ajuste. Cuando vos le exigís a la gente que se ajuste, el primero que se tiene que ajustar el cinturón es quien tiene la responsabilidad de gobernar. Los primeros sueldos que se bajaron fueron los de los funcionarios. Se les pidió a los legisladores y también lo hicieron. La justicia no acompañó. Se redujeron muchas áreas y hasta bajaron la cantidad de concejales. Íbamos a bajar la cantidad de legisladores y no se pudo hacer porque había que hacerlo por ley. Pero bueno, hubo una reducción del gasto verdaderamente en la provincia con mucho costo, sobre todo en el empleo público".
"El Petrón fue la única cuasi moneda que un gobierno la retiró y pagó con el interés pactado".
Aseguró que la provincia terminó ordenada. "Pese a todo el lío que hubo, yo entregué un gobierno sin déficit, con cuentas equilibradas. Fuimos el único estado que no entró en default. Eso les permitió a los que nos sucedieron, renegociar. Teníamos créditos en Nueva York. Había uno de ellos que había sido dado como contrapartida de las regalías petrolíferas. Es decir, nosotros no cobrábamos las regalías sino que iban derecho a un banco en Nueva York y a los seis meses se abrían las cuentas. Si sobraba algo, nos lo mandaba. En ese crédito, terminamos adelantando el pago, entonces terminamos liberando regalías que en aquel momento fue muy importante porque el valor del petróleo subió de 19 dólares a casi 70 dólares".
Saqueos en Mendoza
Al respecto, Iglesias reconoció que hubo algunos episodios de estos en la provincia. "Tuvimos un par de atisbos pero después todo se controló. Los saqueos graves fueron en Santa Fe, Rosario, Provincia de Buenos Aires. Pero el primero, sí ocurrió en Mendoza. Siempre hay, detrás de todo esto, una participación política".
Prosiguió: "Cada concentración que tenemos en el nudo vial, o las que se ven en la Capital Federal, están motivadas. El único incentivo que hemos tenido en la últimas décadas de la gente de salir a las calles ha sido la de ayer para festejar en conjunto la Copa del Mundo, todo lo demás, es de alguna manera, promocionado".
Futuro de Mendoza
"Estamos a fin de año y hay que tener esperanzas de que la cosa va ha cambiar. No se puede hacer una comparación de la situación política del país con la selección de fútbol. Esos ejemplos que veo de que dicen cuando todos tiramos para adelante, etc..., no creo que haya ningún jugador que pueda integrar un equipo que patee en contra. En la política, tenés gente que patea en contra. Con razón y sin razón, A veces se hace por mezquindad y a veces porque el pensamiento es distinto, pero nunca vas a encontrar un defensor que diga que hay que patear para el arco nuestro. Eso no sucede".
"Además, la sociedad está muy dividida. Hay gente que cree que hay que hacer las cosas de una manera y otros de otra. Yo digo que arreglar el país es muy difícil porque hay que hacer cosas muy dolorosas. Todos, ricos y pobres tendríamos que hacer un esfuerzo muy, muy grande y la verdad es que la gente está cansada. No le podés pedir al que se levanta a las 5 de la mañana y se acuesta a las 10 de la noche habiendo realizado dos o tres trabajos, que haga un esfuerzo mayor; o a los jubilados o las PYME", señaló.
Para ejemplificar, el ex mandatario explicó que "cuando uno tiene una empresa en quiebra, tenés que hacer un tremendo sacrificio para sacarla adelante. Y Argentina tendría que hacer cosas, por unos años, que a la gente no le va a gustar y van a salir los sindicaros, las organizaciones sociales, etc..."
"Argentina tiene un poderío lo suficientemente grande como para que en unos años se pueda hacer, pero se requiere de una mancomunidad de todos. La pregunta es quién convoca a eso. A quién le puede creer la gente de que vamos a hacer un sacrificio para salir adelante. Es muy difícil, finalizó.
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