Qué significa y dónde se originó el término "woke"

El término "woke" comenzó como un llamado a la conciencia social frente al racismo, pero hoy se ha convertido en un símbolo de debate político.

Qué significa y dónde se originó el término "woke"

Por: Florencia Silva

 En los últimos años, el término "woke" ha cobrado una popularidad creciente en las discusiones políticas y sociales, especialmente en los medios de comunicación y las redes sociales. Aunque su origen remonta a la década de 1930 en Estados Unidos, en el contexto del movimiento afroamericano contra el racismo, su uso actual es mucho más amplio, y su significado ha mutado de manera significativa. Pero, ¿qué implica realmente ser "woke" y por qué se ha convertido en un término tan divisivo?

Originalmente, "woke" (literalmente "despierto" en inglés) se utilizaba para describir a aquellos que estaban conscientes y alertas ante la injusticia racial, particularmente el racismo estructural que afecta a la comunidad afroamericana. Fue popularizado durante el auge del movimiento Black Lives Matter tras el asesinato de Michael Brown en 2014, cuando activistas y ciudadanos comenzaron a utilizar la frase "stay woke" ("mantente despierto") como un llamado a la acción frente a la discriminación racial y la brutalidad policial.

Sin embargo, con el paso de los años, el término se ha expandido para englobar una serie de movimientos sociales relacionados con la justicia de género, los derechos de la comunidad LGTB+ y las luchas contra todo tipo de opresión y desigualdad. Hoy en día, "woke" se refiere, en términos generales, a una ideología progresista y un fuerte enfoque en la diversidad y la inclusión.

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El problema surge cuando el término, utilizado inicialmente para describir una mayor conciencia social, se ha convertido en un blanco para ataques, especialmente desde sectores conservadores. En los últimos años, muchas voces de derecha, sobre todo en países como Estados Unidos, han comenzado a usar "woke" de manera despectiva. Lo acusan de ser una ideología excesivamente radical que, según ellos, fomenta la cancelación de opiniones divergentes, limita la libertad de expresión y promueve una "cultura de la victimización". De hecho, el término se ha asociado con la llamada "cultura woke", que según sus detractores, se manifiesta en una obsesión por la corrección política y la censura.

En este contexto, en ciertos círculos conservadores, la expresión "go woke, go broke" (si te haces woke, te arruinas) se utiliza para advertir a las empresas y medios de comunicación que, al adoptar posturas políticas progresistas, corren el riesgo de perder clientes y apoyo económico. Sin embargo, el impacto de este fenómeno es debatido. Aunque algunas marcas que abrazaron la "agenda woke", como Bud Light o Disney, han enfrentado caídas en sus ventas tras boicots organizados por grupos conservadores, también hay ejemplos de éxito, como la película Barbie, que recaudó cifras millonarias a pesar de ser acusada de promover ideologías progresistas.

Otro aspecto importante es el fenómeno del capitalismo woke, término acuñado para describir a las empresas que adoptan la "moda" del activismo social sin un compromiso real. Se critica a estas marcas por utilizar causas como la inclusión o la igualdad como herramientas de marketing, sin llevar a cabo reformas profundas ni transformaciones sociales. Según expertos, esto podría trivializar la lucha por los derechos humanos al reducirla a una estrategia comercial.

En Argentina, el concepto de "woke" también ha comenzado a calar, aunque en muchos casos el debate sigue siendo periférico. Sin embargo, se observa cómo algunos movimientos sociales y políticos adoptan ciertas ideas vinculadas con el activismo progresista, mientras que otros sectores rechazan estas posturas, acusándolas de ser parte de una "moda importada" desde el exterior.

Lo cierto es que el término "woke" sigue siendo un campo de batalla ideológico, donde se entrecruzan debates sobre la justicia social, la libertad de expresión, el activismo y el poder del mercado. Mientras algunos defienden el despertar de la conciencia colectiva y el compromiso con la igualdad, otros consideran que este movimiento está sobrepasado por una corrección política que coarta el debate abierto.

Lo que está claro es que el "despertar" de esta palabra, tanto en su significado original como en sus diversas connotaciones contemporáneas, sigue siendo un tema que no deja indiferente a nadie.