El diputado por La Libertad Avanza explicó que no vale la pena votar algo que desde hace años no se cumple.
¿Por qué Milei tiene razón cuando dice que el presupuesto no limita nada?
El diputado nacional electo por La Libertad Avanza, Javier Milei, apodó al ministro Guzmán, "Walt Disney" por cómo dibuja los números de la economía. En su primera aparición como legislador, el economista aseguró que el presupuesto presentado por el ejecutivo "es un gigante con pies de barro metiéndose en una laguna: se va a caer".
Así comenzó su alocución en la que dejó en claro que su bloque no aprobaría el presupuesto porque se basa en cifras falsas.
Milei armó un hilo en Twitter en el que explicó que, en realidad, el debate del presupuesto es una farsa. "Yo no me metí en política para participar de la farsa de los políticos. Me metí para desenmascararla", dijo.
Según el diputado libertario, la ley de Presupuesto no limita nada: "el Poder Ejecutivo puede reasignar partidas presupuestarias por decreto e incluso, si no hay acuerdo en el Congreso, puede prorrogar el presupuesto del año anterior a sola firma."
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Sin embargo, la facultad presidencial para reasignar partidas a discreción es algo que varios presidentes se han asegurado.
Esto, aunque la Constitución Nacional establece que le corresponde al Congreso fijar cada año el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la administración nacional en base al programa general de gobierno y al plan de inversiones públicas. El Poder Ejecutivo proyecta variables, ingresos y gastos con los que los distintos organismos formulan anteproyectos que luego analiza la Oficina Nacional de Presupuesto para elaborar el proyecto de ley que finalmente se remite al Congreso. Además, una vez que se aprueba, el Poder Ejecutivo está a cargo de ejecutar la ley. Desde la reforma constitucional de 1994, lo hace a través del Jefe de Gabinete de Ministros, pero lo supervisa el Presidente.
La Constitución no faculta al Poder Ejecutivo a aumentar ni reasignar partidas presupuestarias, pero eso sucede desde hace años a través de las "Declaraciones de Emergencia".
Según publicó Infobae, la última modificación presupuestaria del Gobierno actual, por ejemplo, se hizo por un decreto de necesidad y urgencia (DNU) de fines de noviembre que implicó un aumento del gasto del 30% y diversas reasignaciones, detalladas en un anexo de 789 páginas. Según el Ministerio de Economía, más del 70% de la ampliación correspondió a actualizaciones por movilidad jubilatoria, subsidios y programas sociales.
Así, año tras año el Congreso aprueba las declaraciones de emergencia y le da todo el poder al presidente para manejar el dinero de los contribuyentes a su antojo, y así también "compran" los votos en el Congreso.
En 2001, a pedido del ministro de Economía Domingo Cavallo, el Congreso le dio esos poderes al presidente De La Rúa, pero se derogaron en cuanto asumió por unos días Adolfo Rodríguez Saa.
Sin embargo, cuando asumió la presidencia Eduardo Duhalde, volvió a declarar la emergencia en 2002. Esa emergencia se reiteró en cada presupuesto hasta 2006 cuando la mayoría oficialista en el Congreso modificó la Ley de Administración Financiera. Luego, en diciembre de 2016, a instancias de Cambiemos, el Congreso limitó los superpoderes: el presidente podía restructurar en 2017 sólo el 7,5% del presupuesto y el 5% en 2018.
Sin embargo, tanto en 2010 como en 2020, al no ser aprobados los presupuestos enviados entonces por Cristina de Kirchner y luego por Mauricio Macri al finalizar su mandato, tanto CFK como Alberto Fernández ampliaron el presupuesto del año anterior y lo pusieron en vigencia a través de un DNU.
Algo que es muy probable que vuelva a suceder.
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